Un cambio de planes llevó a Cecilia Freccero y su familia a iniciar una nueva vida en Estados Unidos, un país que encontraron por casualidad. Lo que comenzó como una visita temporal en plena pandemia, se transformó en una experiencia de reinvención personal y profesional en Weston, Florida.
Freccero, quien alguna vez planeó migrar a España, destacó que Argentina está llena de empresarios: “Argentina está llena de empresarios con una creatividad excepcional, cualidades que en Estados Unidos no solo son valoradas, sino que pueden convertirlos en líderes exitosos en cualquier industria”, aseguró.
Sin embargo, enfatizó que emprender en un país extranjero requiere algo más que talento. Según ella, el éxito radica en una buena planificación y en adaptarse a las reglas del nuevo mercado. “También recomendaría buscar apoyo local para minimizar riesgos, ya que equivocarse en Estados Unidos puede ser costoso”, añadió.
Su experiencia profesional, que incluye ser Google Woman Techmaker Ambassador, la llevó a participar en los prestigiosos eventos Google I/O de 2023 y 2024, un logro que subraya su enfoque en el sector tecnológico y de consultoría.
Su vida en Weston, Florida
La elección de Weston, Florida, no fue casualidad. Atraídos por la calidad educativa que caracteriza a este lugar, Cecilia, su esposo y su hijo menor decidieron establecerse allí. Los paisajes del área, con sus lagos, barrios cerrados y espacios deportivos, ofrecían un entorno ideal para su nueva vida. “Es como vivir en Nordelta, pero cerca del Caribe”, comentó Freccero, quien encontró en esta comunidad una mezcla de residentes de diversas partes del mundo, especialmente de origen latino.
Pronto, la familia logró conectar con otros latinos que también eligieron Weston por su calidad de vida. Entre la nostalgia por las despedidas y la emoción del nuevo comienzo, Freccero comenzó a construir un hogar en este rincón de Florida, rodeada de una comunidad diversa y acogedora.
La pandemia fue el punto de inflexión en su vida para cambiar de rumbo
La decisión de quedarse en Estados Unidos no estaba en los planes originales de la familia. Inicialmente, tenían pensado mudarse a España, pero la pandemia los llevó a reconsiderar sus opciones. En 2020, decidieron viajar a Miami para vacunarse, con la intención de regresar a Argentina y continuar con sus planes europeos. Sin embargo, el destino intervino.
“Consideramos medio en broma quedarnos a vivir. Al principio nos reíamos del posible cambio, pero uno de mis hermanos nos insistía que nos lo planteemos en serio, que era un buen destino pensando en las empresas que tenemos, ambas de consultoría y tecnológicas, y las posibilidades que te da Estados Unidos para este tipo de negocios”, relató Freccero.
Con esa idea en mente, la pareja comenzó a investigar opciones de visa. Freccero aplicó a la visa de habilidades extraordinarias, una alternativa poco conocida pero accesible para profesionales con logros destacados en su campo.
Freccero aplicó a la visa de habilidades extraordinarias. Foto:iStock
“Las ventajas que tiene es que no hay que hacer una inversión inicial como la famosa visa de inversión E, el trámite es más corto y la aprobación es directamente en Estados Unidos. Se presenta la trayectoria, la experiencia profesional, la exposición que uno puede tener a nivel prensa y networking. Es verdad que te solicitan tener un sponsor, pero si lo tenés, la posibilidad es muy grande", detalló.
Además, agregó: "En mi caso tuve la suerte de cumplir con la mayoría de los puntos que exige la ley y con una excelente abogada; en menos de cuatro meses ya teníamos la visa aprobada y la posibilidad de residir y trabajar por algunos años de manera legal en Estados Unidos. Obtuve una visa de habilidades extraordinarias en Business con especialidad en Marketing. Y todo esto lo vimos como una gran señal que el camino sí era por aquí”.
“La transición fue sencilla también gracias a la familia y amigos. Nos sorprendió ver tanto apoyo, tanta buena energía, tantos buenos deseos (…)Sentimos casi como si todos quisieran venirse con nosotros, incluso muchos nos dijeron que nos seguirán. Creo que la situación del país un poco ayuda a que muchos se lo planteen de verdad. Algunos seguramente lo lleven a cabo y otros quizás queden en la idea, pero el ejercicio de dudarlo creo que hoy ya es deporte y no me parece mal, ya que, si te decides quedarte o irte, también lo haces mucho más seguro”, continuó.
Una identidad fortalecida en el extranjero
A lo largo de su trayectoria como migrante, Freccero reflexionó sobre la conexión con su identidad. “Siempre digo que fuera somos más argentinos que nunca, porque cuando te vas eres ‘la argentina’, y te lo recuerdan todo el tiempo y me hace sentir orgullosa de serlo. Amo la Argentina, pero también amo ser extranjera”, expresó.
Un cambio en la calidad de vida
Weston, una ciudad planificada en 1996, destacó por su atmósfera tranquila y ordenada. Reconocida como una de las diez mejores ciudades para vivir en Estados Unidos, ofreció a Cecilia Freccero un entorno donde adaptarse a la vida cotidiana resultó sencillo. Su calidad de vida, marcada por tiempos predecibles y un respeto generalizado, se convirtió en uno de los atractivos principales para esta argentina que decidió comenzar de nuevo.
Poco después de su llegada, Cecilia y su esposo encontraron en otros argentinos una red de apoyo que pronto trascendió lo profesional para convertirse en amistad. Ubicada en el condado de Broward, Florida, Weston ofreció veranos largos, inviernos suaves y una comunidad diversa. “Respecto a Estados Unidos en general, como en todos los países, tiene cosas muy buenas y otras que no tanto. Dentro de las buenas podemos decir que es 'el país de las oportunidades' y sobre todo Florida para mí es el estado de la abundancia en todas sus versiones. La calidad de vida es excelente, tienes todo, mucha variedad de todo, mucha competencia, aunque también mucho consumo, y esta combinación a nivel laboral, comercial y profesional es muy buena. No es fácil llegar, pero con un poco de ayuda se puede”, afirmó Cecilia, especialista en Marketing y Customer Experience.
Irse a vivir a otro país con su familia es una de las experiencias más valiosas, dice la mujer Foto:Redes sociales.
Adaptarse y aprovechar las diferencias culturales
En su experiencia, Cecilia encontró que las principales diferencias culturales entre América Latina y Estados Unidos no representaban barreras, sino oportunidades para destacarse. “En relación al funcionamiento del mercado, las principales diferencias están en la comunicación y los procesos. En Latinoamérica, valoramos las relaciones personales, las reuniones largas y el tiempo para construir confianza. En Estados Unidos, todo es más directo, estructurado y eficiente. Adaptarse a esa dinámica puede ser un desafío, pero también una ventaja si sabes combinar la calidez latina con la precisión americana”, explicó.
Además, resaltó la importancia de proyectar a largo plazo, algo que en sus palabras suele descuidarse en países enfocados en la supervivencia diaria. Este enfoque estratégico le permitió fusionar lo mejor de ambas culturas, desarrollando estrategias que destacan en el competitivo mercado estadounidense. “Las diferencias culturales no son obstáculos, son oportunidades. Por ejemplo, los estadounidenses valoran la claridad y la rapidez en los negocios, pero muchas veces se sorprenden gratamente con la creatividad y la cercanía que ofrecemos los latinos. Hoy en día, las empresas americanas buscan cada vez más talento latino, y eso es muy valioso”, añadió.
Una vida llena de aprendizajes y aventuras
La vida en Weston, sin embargo, no se trató de “vivir en la playa”, como muchos imaginan. “Y no es 'vivir en la playa' como muchos piensan, aquí estamos a 25 minutos del balneario más cercano; tampoco estamos de vacaciones, así que la playa termina siendo una salida más de fin de semana, entre tantas otras cosas que uno tiene para hacer por esta zona”, explicó Cecilia. A pesar de las diferencias culturales y de estilo de vida, encontró que la convivencia en una comunidad multicultural enriquecía su día a día.
“Nunca creí que tendría patos de mascotas, iguanas entre mis plantas, y tortugas y cocodrilos nadando por el fondo de mi casa. Aquí aprendemos a convivir todas las especies juntas, si no los molestas, no te molestan”, compartió entre risas.
Esta convivencia, tanto con la naturaleza como con personas de diferentes orígenes, representó para ella un constante aprendizaje. “Nos pasamos la vida aprendiendo de cada circunstancia que vivimos, pero siento que aquí es estar haciendo un postgrado intensivo de aprendizaje permanente. Todos los días, a todo momento, estás absorbiendo algo intensamente. Es una gran experiencia que recomiendo vivir alguna vez en la vida, salir por un ratito de la zona cómoda y conocida, y animarse a vivir alguna aventura”, concluyó.
Carina Durn
La Nación (Argentina) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.