En seis meses, el gobierno del presidente Gustavo Petro tiene la ambiciosa apuesta de sacar adelante siete de sus llamadas reformas sociales, aunque podrían ser nueve. Es una arriesgada apuesta pues la estrategia de copar la agenda legislativa le costó varias derrotas en el pasado.
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Y sin un consenso claro a la vista en la mayoría de las iniciativas, y con una anticipada campaña electoral, no se descarta que varios de los proyectos queden para la cuarta legislatura, donde los parlamentarios están pensando más en su reelección.
En el primer punto de la ambiciosa agenda están las reformas de la salud y laboral. Ambas se hundieron en el pasado y tuvieron que ser radicadas nuevamente.
En el caso de la reforma de la salud, ya la Comisión VII de la Cámara de Representantes hundió la ponencia de archivo y la siguiente semana se espera que se acoja el texto positivo y se inicie la discusión del articulado en primer debate. En Cámara ese proyecto no tiene ningún problema, ya que allí la Casa de Nariño ha contado con las mayorías y de la mano de ‘la U’, conservadores y liberales le han aprobado todo, no obstante que los jefes de esas colectividades han manifestado su rechazo a las reformas. El desafío será en Senado, donde se deberá llegar a consensos.
La laboral, por su parte, se enfrentará en las próximas semanas a una dura prueba en la Comisión VII de Cámara, liderada por la conservadora Nadia Blel. Fue en esa célula legislativa donde se hundió la reforma de la salud en abril de este año, la mayor derrota de la Casa de Nariño en el Congreso. Pero hoy, según ha indagado este diario, por ahora no están los votos para superar el tercer debate en Comisión, aunque sí estarían para la plenaria gracias al respaldo del liberalismo. Berenice Bedoya (ASI) y Lorena Ríos (Justa Libres) serán los votos decisivos.
Comisiones primeras, con tres reformas a la vista
Las comisiones primeras son las que más carga tienen. Por estas células legislativas pasarán las reformas de la justicia, la ley de jurisdicción agraria y la reforma política.
La reforma de la justicia, contrario a los otros proyectos, parece tener un buen ambiente después de que se eliminó el polémico artículo que daba beneficios a quienes cometieran delitos contra menores de edad. La jurisdicción agraria, que será debatida en conjuntas, lo que podría terminar bloqueando y retrasando la reforma de la justicia, tiene un par de artículos polémicos como algunos que según expertos y congresistas abre la puerta a la expropiación exprés. Mientras que la reforma política se enfrenta a un desafío mayor. Habría ambiente, por lo menos para superar la primera vuelta, pero al tratarse de un acto legislativo debe superar dos debates más antes del 16 de diciembre o se hunde por falta de trámite. Ya al Gobierno se le hundió ese proyecto.
Las comisiones económicas también tendrán trabajo. Ya se está moviendo la reforma tributaria que necesita el Gobierno para subsanar los 12 billones que le hacen falta para cumplir con el presupuesto del 2025 que será expedido por decreto. Pero en el Senado insisten en que es inconveniente tramitarla.
Y en la misma línea de temas económicos está la reforma del sistema general de participaciones, que busca darles más recursos a las regiones. Esa iniciativa superó el sexto debate en Senado y se espera que en la Cámara lo apruebe. Es de los pocos proyectos que ha puesto a votar en el mismo sentido al Pacto Histórico y al Centro Democrático.
De otro lado está la reforma de educación, que será discutida en Senado pero está totalmente quiera y todo indica que el inicio del debate quedó para el siguiente año.
Al inicio de la legislatura se habló, además, de presentar dos reformas más: servicios públicos y pequeña minería. No obstante, no se sabe mucho sobre estas y no es claro que vayan a ser presentadas este año.
El calendario y los votos, todo un desafío
¿Podrá el Gobierno sacar adelante esa ambiciosa agenda legislativa cuando no hay consenso frente a la mayoría de esta?
Desde el Pacto Histórico señalan que si bien el calendario está apretado, el manejo que tiene el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, es un arma con la que no se contaba en el pasado, por lo que hay un mayor ambiente para dar las discusiones.
Creo que el ministro del Interior está llevando la agenda legislativa de la mejor manera y hay un mejor ambiente en el Congreso diferente al de 2023
“Creo que el ministro del Interior está llevando la agenda legislativa de la mejor manera y hay un mejor ambiente en el Congreso diferente al de 2023”, opinó el representante Heráclito Landínez.
Beatriz Helena Gil, coordinadora del programa Congreso Visible, considera que la clave de las próximas 5 semanas, antes del receso, serán los temas económicos: sistema general de participaciones, reforma laboral y tributaria.
Mientras tanto, las otras iniciativas avanzarían en comisiones, pero se prevé que en algún momento haya un trancón en plenarias, por lo que ya se considera citar a extras para iniciar la primera semana de febrero las sesiones, pues la Casa de Nariño quiere evitar que alguna de estas grandes reformas queden para la última legislatura, cuando la campaña será el primer punto de la agenda política.
Pero Gabriel Cifuentes, analista político y columnista de este diario, no es optimista en cuanto a los resultados para el Gobierno: “No tendrá el tiempo ni los apoyos políticos necesarios para sacar adelante todos los proyectos que ha priorizado para esta tercera legislatura”.
Cifuentes hace énfasis en el tema electoral, no solo en el calendario, sino en lo que políticamente significa apoyar o no un proyecto con las elecciones a la vuelta de la esquina: “un cálculo meramente electoral”. Asimismo, los parlamentarios querrán priorizar su proyectos, pensando en rendir cuentas a sus electores.
“Los proyectos que pasen pasarán con modificaciones. Es muy probable que algunas cosas pasen, como la laboral. De los del Gobierno, habrá que esperar”, agregó el analista, quien predice el hundimiento de la reforma de la salud en Senado.
Pero esas derrotas podrían ser utilizadas políticamente. La Casa de Nariño, también en medio de la campaña, podría culpar al Congreso de no querer mejorar la vida de los colombianos y responsabilizarlo si alguno de los sistemas llega a colapsar, como el de salud.
MATEO GARCÍA
Subeditor de Política