La historia del Metro de Medellín ha estado rodeada de grandes aciertos para la movilidad en el Valle de Aburrá, pero también por una serie de emergencias que han dejado a los usuarios con los pelos de punta.
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La última de ellas ocurrió en la tarde de este lunes 21 de octubre cuando, según la gerencia de la empresa de transporte, un rayo que cayó en la vía de enlace (línea C) que comunica las estaciones Caribe y Suramericana, causando un corto al paso del tren que no prestaba servicio comercial.
Pero este no ha sido el único caso de los últimos cinco meses, el pasado 7 de octubre, los viajeros del sistema Metro tuvieron que ser evacuados por una situación con uno de los trenes.
Según videos compartidos por personas que se encontraba en la plataforma de la estación Acevedo (línea A), de uno de los trenes comenzó a salir humo, por lo que tuvieron que ser evacuados.
Desde la empresa Metro explicaron que el inconveniente técnico no dejó personas lesionadas ni hubo fuego.
Dos casos en el mismo cable aéreo
En la noche del pasado 2 de octubre el servicio del metrocable linea K (Acevedo - San Antonio) fue suspendido por el daño de una elemento eléctrico, sin que esto hubiera puesto en riesgo la vida de los usuarios.
Semanas antes, el 26 de junio, en la misma línea aérea se vivió uno de los momentos más críticos: una cabina se desprendió del cable cuando ingresaba a la estación Popular, dejando como saldo una persona muerta y 20 más lesionadas.
“El Metro de Medellín inició las investigaciones para determinar las causas del accidente que por primera vez se presenta en uno de nuestros metrocables, los cuales constantemente reciben un mantenimiento exhaustivo, que además es acompañado por personal internacional que certifica las condiciones de seguridad del cable aéreo según la normatividad de países europeos”, reportó la compañía.
Otras emergencias dentro del sistema de transporte
En la tarde del 4 de julio de 2012, el servicio del Metro de Medellín suspendió el servicio entre las estaciones Poblado e Itagüí, ambas al sur de subregión, por varias horas.
Según la información que entregó la empresa, un helicóptero a escala perteneciente a una persona que practicaba aeromodelismo cayó en una de las catenarias cerca a la estación Envigado, generando un cortocircuito que tumbó parte de la catenaria y paralizando el servicios en las estaciones Aguacatala, Ayurá, Envigado e Itagüí.
En otra tarde, pero esta vez la del 20 de mayo 2013, se presentó una falla en el suministro de energía en la catenaria ubicada en el puente del ‘Mico’, afectó el servicio comercial. El daño obligo a que el servicio se prestara entre entre Niquía y Acevedo y entre Prado e Itagüí.
“Personal técnico atendió la emergencia que fue generada, al parecer, por una tormenta eléctrica”, explicó entonces un funcionario de la empresa. El servicio se normalizó a las 7:00 p.m. tras solucionado el percance.
La racha de fallas regresó el 23 de agosto de 2016, cuando en plena hora pico, el sistema tuvo una falla técnica en la estación San Antonio, en el corazón de la capital antioqueña, causando la suspensión del servicio en ocho estaciones de la línea A.
Tomas Elejalde, quien hacía pocas semanas había sido anunciado como gerente de la empresa, contó que “tenemos una situación muy poco usual, totalmente extraordinaria de una emergencia con el sistema de energía, en la estación San Antonio, un sitio de vital importancia para mantener el servicio de la línea A”.
Nuevamente una catenaria fue la que presentó una falla y el servicio solo funcionó entre las estaciones La Estrella-Poblado y Caribe-Niquía. Los servicios del tranvía de Ayacucho, la línea B, los cables y los buses alimentadores no se vieron afectados.
Una investigación universitaria
Dos años después, en el 2018, se presentaron una seguidilla de fallas que obligaron a la realización de una investigación por la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB).
La primera de ellos ocurrió el 9 de enero, cuando las fuertes precipitaciones registradas en la subregión, que tuvieron descargas eléctricas, afectaron una catenaria del sistema Metro, lo que obligó a suspender el servicio comercial entre las estaciones Itagüí y La Estrella.
Al mes siguiente, el 13 de febrero, el Metro se estuvo frenado por una falla en las catenarias, entre las estaciones Poblado y Aguacatala, en el sur de la ciudad.
Tres días después, el 16 de febrero, el servicio presentó dos fallas. La primera fue a las 11 a. m. y duró unos 45 minutos. La segunda ocurrió en plena hora pico y obligó a cerrar seis estaciones por más de una hora.
En el mes de marzo, más exactamente el lunes 12, el Metro presentó una nueva suspensión del servicio debido a otra falla en una de las catenarias. La línea A estuvo operando en ese momento entre las estaciones Niquía - San Antonio y Poblado - La Estrella, dejando por fuera a Exposiciones, Alpujarra e Industriales.
La investigación de la universidad arrojó que las causas, que ocurrieron simultáneamente, fueron: las constantes descargas atmosféricas (rayos) que caen en Medellín, una de las ciudades del mundo donde más rayos caen (240 días tormentosos al año); un incremento en el nivel de voltaje registrado en un transformador de una subestación móvil del Metro; y la energía regenerativa que causa un tren cuando frena, especialmente los de la flota más antigua.
“Cada uno por separado no generan las afectaciones que vimos. Fue la sumatoria de estos tres lo que las originaron. Son eventos inevitables e imprevisibles y no tienen nada que ver con falta de mantenimiento de la catenaria, de hecho, esta tuvo un buen comportamiento porque estuvo absorbiendo descargas que no debía asumir”, explicó el docente investigador.
Agregó que el sistema es muy sensible y cualquier modificación en la alimentación eléctrica puede poner en conflicto el sistema.
Cuando se pensaba que el primer semestre de 2018 terminaría así, el 22 de mayo, entre las estaciones Universidad y Hospital, uno tren tuvo una falla mecánica que afectó a la catenaria.
Dijo entonces Tomás Elejalde, gerente del Metro, que el tren tuvo fallas en la suspensión y quedó inclinado. Fue evacuado y, cuando estaba siendo llevado a Bello, un dispositivo ubicado en el techo del tren se enredó con la catenaria, esto debido a la inclinación que traía.
La vía férrea no se ha salvado
El 21 de marzo de 2021, personal operativo del Metro de Medellín, durante las inspecciones rutinarias de la vía férrea, encontró, en horas de la mañana, una socavación de las placas de concreto de la canalización del río Medellín entre las estaciones Acevedo y Madera.
La situación afectó una parte de la vía férrea, lo que obligó, por precaución, a restringir la circulación de trenes en sentido Acevedo-Niquía de la línea A de la red Metro.
Para entonces se definió realizar la operación comercial con un tren que, con frecuencias de entre 20 y 30 minutos, hacía el recorrido de Acevedo a Niquía con paradas en las estaciones Madera, Bello y Niquía.
La emergencia fue superada tras 14 días de trabajo en dos frentes.
A medidos de junio de 2022, la historia se volvió a repetir, pero esta vez con una socavación cerca de una de las vías férreas entre las estaciones Tricentenario y Caribe, causada por el colapso de la cubierta de una quebrada llamada La Cantera, que pasa por debajo de la carrilera.
“Esto no tiene que ver con los manteamientos que se hacen ni a la vía férrea ni la vía regional sino que por el contrario se da por efecto de las grandes y fuertes lluvias que hemos tenido en los últimos días en el área metropolitana”, precisó el gerente Elejalde.
Los trabajos adelantados por el Metro de Medellín se centraron en la zona que está al interior de la vía férrea. Allí se hizo la inyección de mortero (revoque) para hacer un mejoramiento de suelo y un lleno de los vacíos existentes.