Si hiciéramos un rompecabezas con el mapa político de Sudamérica, habría problemas con las piezas de Venezuela y Guyana. Son países vecinos pero sus respectivos mapas oficiales no casan entre sí. Entre ellos se interpone un territorio que ambos reclaman: la zona conocida como Esequibo o Guayana Esequiba.
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Tanto Venezuela como Guyana enarbolan las banderas de propiedad y soberanía sobre este territorio de 160.000 kilómetros cuadrados. Una extensión mayor que países como Inglaterra, Cuba o Grecia que reúne selva tropical, ríos navegables, recursos agrícolas y pesqueros así como reservas de oro, cobre, hierro, yacimientos de gas natural, petróleo y uranio.
La disputa tiene casi dos siglos de historia, pero los reclamos volvieron a la palestra desde hace una década, con el descubrimiento de yacimientos de petróleo y gas. Más recientemente, la avivó el Gobierno de Guyana al autorizar a seis empresas extranjeras, entre ellas la estadounidense Exxon Mobil, para buscar y explotar hidrocarburos en aguas territoriales que, según Caracas, forman parte del área en reclamación. Las diferencias diplomáticas se intensificaron desde 2023, cuando el gobierno de Nicolás Maduro emprendió un camino de reclamación más frontal. Para ello, realizó un referéndum consultivo y promulgó una ley que declara al territorio Esequibo bajo soberanía de Venezuela.
Maduro realizó un referéndum y promulgó una ley que declara al Esequibo bajo soberanía de Venezuela. Foto:EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ
El asunto tiene varias dimensiones. Como dice la internacionalista venezolana Betsabé Molina, quien ha dedicado 25 años a estudiar el conflicto entre Guyana y Venezuela, “para Nicolás Maduro, gran parte del equipo de la Cancillería de Venezuela y parte del equipo político del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lo del Esequibo es prioridad por tres razones fundamentales: hay riquezas, no solo en petróleo y gas natural, que pueden impactar positivamente en la economía venezolana; es clave tener el control geopolítico, por la cercanía de Guyana con Estados Unidos, y por último, porque es un tema que une. Los venezolanos sentimos al Esequibo como nuestro territorio, así que al impulsar esta lucha, muchos olvidan otros bemoles y se concentran en esta reivindicación histórica”.
De acuerdo con trabajos realizados por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces) de la Universidad Central de Venezuela, quien consiga la soberanía sobre el Esequibo estaría ganando, literalmente, un enorme tesoro. Tierras raras, oro, torio, litio, coltán, silicio, bauxita, cobre, hierro, diamantes y manganeso son apenas algunos ejemplos. Los datos explican que en la Guayana Esequiba las reservas de diamantes pueden estar cuantificadas entre mil y cinco mil millones de dólares; las auríferas, entre 35 y 60 mil millones de dólares. Además tiene yacimientos equivalentes a unos 11.000 millones en aguas territoriales.
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A la par de lo económico, la disputa también se profundiza en lo político. “Nicolás Maduro atiza el conflicto del Esequibo para ganar legitimidad a través de un falso patriotismo. Los venezolanos, de 40 años para arriba, crecimos con un mapa que incluía la Guayana Esequiba marcada por rayas rojas, era la Zona de Reclamación. Por eso los derechos de Venezuela sobre el Esequibo nos mueven”, agrega el historiador Marco Álvarez.
Molina y Álvarez coinciden en que todo el discurso busca fortalecer ‘el patriotismo’ y construir un escenario que consolide la narrativa de propiedad venezolana sobre el territorio que, en la práctica, administra el Estado guyanés. Por eso, el Gobierno venezolano decidió incluir a la Guayana Esequiba en la elección de diputados y gobernadores en las elecciones parlamentarias y regionales del 25 de mayo.
También tienen carácter político las posturas de confrontación enarboladas por Maduro y apoyadas por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge; el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello. Mientras tanto, el primer ministro de Guyana, Irfaan Ali, se mantiene incólume en su postura: la disputa por el territorio Esequibo es tema ya discutido y su país es víctima de una violación flagrante de su soberanía.
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En esta línea, el vicepresidente de Guyana, Bharrat Jagdeo declaró, en una rueda de prensa desde Georgetown, el 22 de marzo, que “los asuntos relacionados con la agresión venezolana contra nuestro país y su amenaza a nuestra integridad territorial y soberanía están recibiendo la atención de todo el Gobierno, al más alto nivel, todos los días, y estamos trabajando con socios en todo el mundo para garantizar que cualquier agresión venezolana tenga una respuesta”. Lo hizo en medio de la tensión que han dejado tres eventos que involucran la frontera: las elecciones de representantes del Esequibo en Venezuela, la incursión de un buque de su Armada en aguas territoriales de Guyana y un tiroteo contra seis soldados guyaneses.
Polémicas elecciones
El presidente venezolano Nicolás Maduro ha insistido en que el Esequibo es parte de su país. Foto:Prensa Miraflores
Según el Poder Ejecutivo venezolano, el 25 de mayo los electores de la que llaman Guayana Esequiba podrán elegir un gobernador y ocho diputados, que harán parte de la Asamblea Nacional de Venezuela. Un gesto político, porque el territorio está de hecho en manos de las autoridades guyanesas.
Por eso, Guyana no guardó silencio y pidió a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitir de forma “urgente” medidas cautelares para exigir a Caracas “no celebrar elecciones en ninguna parte del territorio guyanés” y “abstenerse de cualquier acción que pretende anexar” el territorio en disputa, incluida la incorporación de "Guyana Esequiba" como parte del suelo de Venezuela.
Las proyectadas elecciones generan muchas dudas. “No se tiene claro cuál será el registro de votantes que usará el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la Guayana Esequiba. Ni donde funcionarán los centros, si Venezuela no tiene control del territorio que reclama. Tampoco dónde se instalará un gobierno regional para Guayana Esequiba. En este momento se desconoce quiénes votarán en esa elección”, explica el especialista electoral Eugenio Martínez, director de la oenegé Votoscopio.
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En el territorio Esequibo viven unas 125.000 personas, al menos las tres cuartas partes, de nacionalidad guyanesa. Desde diciembre de 2023, Maduro ordenó abrir una oficina del Servicio Autónomo de Identificación Migración y Extranjería (Saime) en Tumeremo, estado Bolívar, un pueblo que en otras condiciones nunca tendría una oficina como esa. Desde entonces, los habitantes pueden tramitar la cédula de identidad venezolana en esa localidad, ubicada a 90 kilómetros de la frontera, que se convirtió en la capital de facto del estado Guayana Esequiba.
Como acota el historiador y docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV), José Betancourt, “el impacto de la elección es fundamentalmente simbólico, con el simple objetivo de generar molestia e incertidumbre en Guyana. La verdad es que se gobierna y se gobernará desde Tumeremo (la capital del municipio Sifontes, en el estado Bolívar) y las decisiones serán meramente administrativas”.
De acuerdo con otros especialistas, situaciones similares han ocurrido en otros momentos de la historia en países de Europa y Asia. “Ha sucedido que países con problemas limítrofes apelan al recurso de generar regiones administrativas paralelas, fuera incluso de los territorios que están reclamando o cercanas a ellos, para poder exigir algún tipo de soberanía o legitimidad”, dice el politólogo Guillermo Tell Aveledo.
Ha sucedido que países con problemas limítrofes apelan al recurso de generar regiones administrativas paralelas, fuera incluso de los territorios que están reclamando o cercanas a ellos, para poder exigir algún tipo de soberanía o legitimidad
Guillermo Tell AveledoPolitólogo
Por su parte, el Gobierno de Georgetown ha advertido que acusará de traición a cualquier guyanés que apoye las elecciones previstas en Venezuela. “Si se nombra a un guyanés gobernador de Esequibo, lo acusaremos de traición y lo encarcelaremos. Cualquiera que los apoye también lo será”, declaró el ministro del Interior, Robeson Benn, en una rueda de prensa a mediados de marzo. Diosdado Cabello respondió: “El día 25 de mayo va a haber elecciones, y va a haber elecciones en nuestra Guayana Esequiba (…). Ellos verán qué hacen con eso, nosotros seguiremos avanzando porque eso es territorio nuestro”.
Robeson Benn, ministro del Interior de Guyana. Foto:Página web Ministry of Home Affairs de Guyana
La Ucrania del Caribe
La temperatura del asunto ha subido. Desde marzo, Nicolás Maduro viene hablando de la posibilidad de que la disputa territorial escale a nivel bélico. Y para darle un giro sugerente, insiste en llamar el “Zelensky del Caribe” a Irfaan Alí, el presidente de Guyana.
Comenzó a hacerlo tras el impasse registrado en las aguas territoriales en disputa. La versión de Guyana es que una patrulla de la guardia costera venezolana había ingresado en aguas guyanesas, donde se acercó a un barco de producción en un bloque petrolero en alta mar. Maduro respondió de inmediato: “Es absolutamente ilegal (la explotación petrolera) y Venezuela lo rechaza, lo denuncia y tomaremos todas las acciones para detener la acción ilegal de la ExxonMobil y del Gobierno entreguista de Guyana”.
Maduro acompañó su declaración con un comunicado del Ministerio de Defensa que afirma que, a través de imágenes satelitales, se constató “la presencia de 28 buques de perforación y tanqueros extranjeros en la zona en controversia que, bajo consentimiento del Gobierno de Guyana y violando flagrantemente el derecho internacional, se encuentran realizando actividades de explotación y comercialización de hidrocarburos”. Maduro añadió: “El Zelenski del Caribe debe rectificar de inmediato y dejar de provocar a Venezuela, dejar de violar las leyes internacionales”.
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La Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó la incursión venezolana en “territorio marítimo internacionalmente reconocido de Guyana”, mientras que la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos advirtió que el incidente fue una “clara violación” del territorio marítimo de ese país.
Maduro ha insistido que la negativa de Guyana a dialogar y la intervención de Estados Unidos y los organismos internacionales “tendrá como consecuencia un conflicto armado”. Sin embargo, los analistas lo desestiman. “A ninguno de los dos países le conviene ir hacia un escenario bélico. A Guyana, por sus perspectivas de crecimiento, y a Venezuela, por el poco apoyo externo con el que cuenta. Una cosa era enfrentar a una colonia inglesa, pero hoy Guyana es una nación caribeña, así que es difícil encontrar en Latinoamérica a un aliado para una estrategia de guerra”, señala el internacionalista Luis Daniel Álvarez, docente de la Universidad Metropolitana en Caracas.
A ninguno de los dos países le conviene ir hacia un escenario bélico. A Guyana, por sus perspectivas de crecimiento, y a Venezuela, por el poco apoyo externo con el que cuenta. Una cosa era enfrentar a una colonia inglesa, pero hoy Guyana es una nación caribeña, así que es difícil encontrar en Latinoamérica a un aliado para una estrategia de guerra
Luis Daniel ÁlvarezInternacionalista
Al analizar las posibles alianzas, Venezuela tampoco queda bien parada. Como expone Aveledo, “las grandes potencias, Estados Unidos y China, parecen estar del lado de Guyana, mientras que Rusia no ha fijado opinión. Se asume que pueda apoyar un argumento similar al que aplica a las repúblicas con las que mantiene litigios en su frontera, como con Ucrania. No es descartable que apoye un esfuerzo bélico eventual de Venezuela, pero luce como un escenario lejano. En cuanto al apoyo de América Latina, Venezuela no contaría con respaldo”.
Por el momento, no hay una ruta fácil que salde las diferencias por el Esequibo. Venezuela y Guyana no coinciden en los árbitros, ni en el modo de resolver la diferencia territorial. Esa disputa que se remonta a la época de la independencia –cuando España en 1814 vendió el territorio al Imperio Británico–, que siguió en 1899, –cuando el Laudo Arbitral de París favoreció la posición de Londres sobre la de Caracas–, y que se encuentra actualmente empantanada en la CIJ, cuya competencia el Gobierno venezolano desconoce.
Pero solo ahora el asunto adquiere una dimensión como la actual, lo cual es aún más irónico si se tiene en cuenta que el mentor de Maduro, Hugo Chávez, siempre mantuvo buenas relaciones con Guyana. El comandante necesitaba de su país vecino en su proyecto integracionista del Caribe (Caricom), y solía decir que las fronteras eran una imposición del imperialismo para separar a los pueblos del Tercer Mundo. Las cosas cambian cuando hay petróleo y recursos naturales de por medio.
Nadeska Noriega - Connectas (*)
(*) Connectas es una iniciativa periodística sin fines de lucro que promueve la producción, el intercambio, la capacitación y la difusión de información sobre temas claves para el desarrollo de las Américas.
La escalada de mensajes entre Nicolás Maduro y Marco Rubio
Nicolás Maduro (i), presidente de Venezuela, y Marco Rubio (d), secretario de Estado de EE. UU. Foto:AFP
En los últimos días se han venido acelerando las tensiones por el Esequibo, con un cruce de mensajes entre el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, y Nicolás Maduro.
El 27 de marzo, desde Guyana, como parte de una gira por la región, Rubio señaló que Venezuela cometería un error si atacara a Guyana o a las empresas estadounidenses que operan en el país, “si el régimen fuera a hacer algo así, sería un muy mal movimiento. Sería un gran error para ellos”, señaló en rueda de prensa.
Sus comentarios fueron respondidos al rato por Maduro, quien insultó al funcionario estadounidense y le reclamó por sus comentarios: “a Venezuela no la amenaza nadie”, dijo el mandatario.
Y este 1.° de abril, Maduro afirmó en un pódcast que el secretario de Estado estadounidense quería derrocarlo para entregar a la petrolera norteamericana ExxonMobil el Esequibo. “Marco Rubio quiere debilitar a Venezuela y quiere derrocar al Gobierno legítimo y constitucional y ponerle las garras al poder en Venezuela para entregar el Esequibo”, dijo.