Pensar en cómo serán las ciudades dentro de 15 años, aplicando a esos estudios las herramientas de la inteligencia artificial (IA), de la realidad aumentada (AR) y la realidad mezclada (MR), aporta interesantes conclusiones sobre tres posibilidades de desarrollo de ciudades de muy diferente tipología.
Un estudio hecho por Mercedes Benz llamado ‘Vision EQXX’, del cual tomamos esta información y los gráficos, con aportes de sociólogos, filósofos, científicos, artistas, arquitectos y compañías de alta tecnología, presenta unas propuestas muy interesantes alrededor del desarrollo de la movilidad en grandes urbes actuales.
Es claro para todos los estudiosos que el automóvil seguirá siendo el eje del desplazamiento de las personas, aunque cambien sus energías, se incluya la autonomía para hacer más eficientes las rutas y se concentren los servicios de parqueos, puntos de recepción de mercancías y reenvíos con robots domiciliarios, y se propenda por una autogeneración de electricidad en los vehículos, con énfasis en rutas adicionales alternas de bicicletas y pequeños aparatos funcionales en cortas distancias y espacios.
Las ciudades futuras Foto:Archivo
Es interesante ver cómo las preocupaciones y divagaciones sobre las ciudades del 2040 parten de problemas comunes. No todas las soluciones convergen en un modelo universal. Por el contrario, cada uno de los polos de investigación aportó sus propios escenarios y, lo más importante, se distanciaron en las propuestas para acoger el perfil de las ciudades, las costumbres de los habitantes, su clima y su estado urbanístico actual y moldear los desarrollos que vayan acordes con sus usuarios.
La visión sobre Londres y Los Ángeles en 2040 difiere profundamente. Los ingleses tienen costumbres y hábitos muy diferentes a los del ciudadano urbano de Estados Unidos, quien, a pesar de su dependencia en el cemento, es claramente un consumidor de automóviles, mientras que los londinenses son mucho más abiertos al servicio público. Basta citar que la primera línea del underground o metro de Londres data de 1863, más de 160 años, mientras que en Los Ángeles este servicio solo se conoció en 1973, con 110 años de diferencia con el inglés, a pesar de ser una de las ciudades más densamente pobladas de automóviles del mundo.
En cambio, la visión de Shenzhen es totalmente diferente, pues las soluciones no se aplican a lo existente e indestructible de otros lugares, sino que proponen una ciudad vertical, con enormes edificios, densa y digital. Que lo es en alta dosis pues en 1980 era apenas un pequeño puerto de pesca y hoy es la tercera ciudad de China, después de Shanghái y Beijing, con 17.5 millones de habitantes, levantada al tenor de estas nuevas tendencias.
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Todos los cambios que se avizoran están resumidos en los cuadros anexos. Pero para poder complementar esas condiciones, el automóvil, en cualquier versión y tamaño, deberá ofrecer la conexión con esas necesidades y las ciudades con el suministro de la electricidad. Curiosamente, en ninguna parte citan el hidrógeno como otra alternativa de uso citadino. La autonomía y los robo taxis colectivos serán esenciales para movilizar la creciente población que llegue a los centros de las urbes. La interconexión de información entre la gestión de las vías y los vehículos, y de estos entre sí, es esencial para que la fluidez del servicio sea eficaz y supere las posibilidades de los transportes masivos y se adapte a la idiosincrasia y modo de vivir de las personas.
Aunque las cuentas de los sectores verdes propendían hacia un futuro exclusivo de autos eléctricos, las conclusiones de los estudios indican que en 2040 apenas un 50 % de estos se moverán con baterías. Pero sí se anticipan grandes avances en la carga con puntos inductivos en todos los parqueos y hasta pinturas que absorban la energía solar para sus propios acumuladores o para redistribuir electricidad.
Todas coinciden en la necesidad de grandes edificios para estacionamientos con precios disuasivos en Londres, pero abren también la libertad de parquear en andenes y bahías a cambio de los bolardos que, por ejemplo, en Bogotá, cancelan sin explicaciones ni beneficios zonas donde perfectamente los autos pueden estacionar y que el futuro las acoge.
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Total, todo cambiará poco a poco, ajustado a cada perfil y lugar, pero siempre pensando en que el mundo no podrá eximirse de andar mayoritariamente sobre ruedas, invento que ha definido las ciudades y acercado los campos en todos los tiempos.
José Clopatofsky - Director de Revista MOTOR