Entre las múltiples opciones de verduras de hoja verde que podemos encontrar en los mercados, hay una que, aunque común y accesible, posee propiedades que la destacan entre otras más conocidas por su valor nutricional.
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Su presencia en las huertas y tiendas de alimentos es casi inevitable, pero sus beneficios suelen pasar desapercibidos. Hablamos de una verdura cuyo aporte a la salud supera al de otras populares como la espinaca: la lechuga.
Este vegetal es un auténtico superalimento, cultivado durante todo el año. Su uso no es nuevo, pues sus orígenes datan de hace más de 2.500 años, cuando ya era valorado por los romanos debido a sus efectos calmantes y beneficios digestivos. Su capacidad para adaptarse a diversos climas y suelos la ha convertido en una de las verduras más cultivadas y consumidas en el mundo, debido a su bajo costo y versatilidad en la cocina.
Uno de los principales aportes de la lechuga es su contenido antioxidante. Gracias a la presencia de vitamina C y flavonoides, este ayuda a combatir el daño oxidativo causado por los radicales libres.
Según estudios publicados en la Journal of Nutritional Science, consumir alimentos ricos en flavonoides, como la lechuga, reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas como el cáncer y afecciones cardiovasculares.
Una aliada para la digestión
Además, la lechuga es una aliada para la digestión. Su alta concentración de fibra favorece el tránsito intestinal, lo que la convierte en una opción eficaz para prevenir el estreñimiento.
Este efecto se potencia por su elevado contenido de agua, lo cual contribuye a mantener el equilibrio de líquidos en el organismo. La 'Revista Alimentaria' agrega que "su digestión es ligera, por lo que puede comerse en cualquier momento del día".
Sin embargo, algunas personas manifiestan que este alimento es todo lo contrario. Ante esto, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) responden: "En algunos pacientes la lechuga produce distensión abdominal, que no está relacionada con los gases, sino con una reacción descontrolada de los músculos abdominales y del diafragma. Por ello, aprender a controlar los músculos abdominales puede evitar la distensión sin necesidad de restricciones dietéticas".
Por otro lado, sorprendentemente, este vegetal también destaca por sus propiedades calmantes. Un estudio del Instituto Médico Europeo de la Obesidad revela que los extractos de lechuga tienen efectos sedantes leves, lo que podría ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño.
Cómo incorporar la lechuga en la dieta
Además de sus amplios beneficios para la salud, la lechuga es fácil de incluir en la alimentación diaria. El sitio especializado 'Cuidate Plus' propone varias maneras de agregar esta verdura a las comidas. Las ensaladas frescas son una opción clásica, permitiendo combinar con verduras crudas, frutas y proteínas magras como el pollo o el atún. Para quienes buscan variedad, la lechuga puede ser un complemento perfecto en sándwiches o wraps, añadiendo frescura y un toque crujiente.
Otra forma interesante de aprovechar sus propiedades es agregarla en jugos verdes, potenciando el contenido de fibra y vitaminas sin alterar demasiado el sabor. Para una opción más innovadora, las hojas de lechuga romana se pueden dorar a la plancha con un toque de aceite de oliva y limón, obteniendo un plato tibio y sabroso
Es importante desinfectar este alimento, para evitar posibles efectos contraproducentes como, por ejemplo, vómito, dolor estomacal y malestar.
La Nación (Argentina) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.