Más de 32.000 personas han sido desplazadas del Catatumbo a causa de los enfrentamientos entre las disidencias de las Farc y el Eln. Este titular, que ha adquirido un tono cada vez más alarmante a la par que ha ido aumentando la cifra, es el que se ha permeado la agenda mediática en Colombia desde el pasado 16 de enero. Pero, ¿qué hay detrás de los números? Son 32.000 historias que en los últimos días se han tornado desoladoras. ¿Qué es lo que está pasando realmente en esta región ubicada entre Norte de Santander y Cesar?
Los que se quedaron
Era casi mediodía y *Andrea acomodaba las sillas y mesas de un estanco ubicado en el corazón de Tibú, justo al lado de la Alcaldía Municipal. La mujer, de unos 23 años, llevaba exactamente una semana sin abrir el local, debido a los enfrentamientos que se registran en la zona norte del Catatumbo entre las disidencias de la Farc y el Eln.
“Vamos a ver si hoy logramos vender algo, ya tengo casi siete días en los que no he vendido ni un cigarrillo”, dice, mientras al fondo suena un vallenato como en forma de aviso a los habitantes de que el local abriría sus puertas desde esta tarde.
En Tibú, corazón del Catatumbo. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO @cesarmelgarejoa
Tibú es precisamente el epicentro de esta nueva guerra que se libra en la región del Catatumbo, Norte del Santander, la cual ha dejado más de 80 muertos y, según cifras oficiales, al menos 32.000 desplazados, de los cuales 5.000 se ubican en ese municipio de la región.
¿Pero, quiénes se atreverán a sentarse a tomar una cerveza o fumarse un cigarrillo en el local de Andrea, si la tensión y el silencio todavía se sienten en esa zona? “Esa no la están librando quienes hacen presencia acá (Eln), sino quienes llevaron de otro lado y quieren sacar a los otros (Disidencias de las Farc)”, responde ella.
Más de 20.000 desplazados y 80 muertos en seis días en el Catatumbo. Foto:
La información de Andrea coincide con la que manejan los cuerpos de inteligencia del Ejército, pues ellos estiman que, en efecto, miembros del Eln en Arauca se trasladaron hacia la zona del Catatumbo para liderar la ofensiva en contra de las disidencias de la Farc que se encuentran en ese territorio.
“Desde hace algunos años, las Farc y el Eln en Catatumbo sellaron un pacto de convivencia y de no agresión. Pero, en los últimos meses, las Farc estaba tomando poder social, militar y territorial, algo que le disgustó al Eln en Catatumbo; sin embargo, el pacto que habían establecido desde hace años les impedía agredirse, razón por la que solicitaron refuerzos desde la zona de Arauca”, dijo una fuente de inteligencia a este diario.
Tensa calma en Tibú
Un equipo periodístico de EL TIEMPO se trasladó hasta Tibú y pudo evidenciar la situación actual del Catatumbo, que en los últimos días ha estado bajo fuego. Los comerciantes, poco a poco, han comenzado a levantar las esteras de los comercios, que habían permanecido cerradas desde hace una semana. “Se ha retomado la tranquilidad, aunque de manera tensa, pues nosotros creemos que en cualquier momento esa guerra se va a recrudecer de nuevo. De hecho, varios comerciantes no han abierto sus locales y se fueron a Cúcuta”, dijo un habitante de la zona.
La situación parece estar mejorando para los pobladores. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO @cesarmelgarejoa
En la zona de Tibú, en la actualidad, hacen presencia unos 300 uniformados del Ejército, los cuales están desplazados por toda la cabecera municipal. El comandante del batallón de ingenieros de combate # 30 de Tibú, coronel Miller Fernando Moreno, señaló que la situación en el Catatumbo “es grave”, debido a la flagrante violación de los derechos humanos por parte de los grupos armados.
“Ha habido una situación difícil, pero paulatinamente hemos retomado la calma y la tranquilidad en la cabecera municipal”, dijo el oficial, que destacó que las confrontaciones armadas se han registrado a unos 15 kilómetros Tibú, específicamente, en área de frontera.
La escalada de violencia
Con el asesinato de Miguel Ángel López y parte de su familia, quien se encargaba de brindar servicios funerarios en el municipio de Tibú, dio inicio esta escalada de violencia en el departamento. La estructura 33 del Estado Mayor de los Bloques (EMB), comandada por alias Calarcá, y el Eln definieron cinco municipios de esa zona -Convención, Hacarí, El Tarra, Teorama y Tibú- como su campo de guerra personal e iniciaron lo que sería la peor crisis humanitaria de las últimas décadas en la región del Catatumbo.
El mayor general Erik Rodriguez, jefe del Estado Mayor de operaciones del Ejército Foto:CESAR MELGAREJO /CEET
Videos de miembros del Eln, con armas de largo alcance y de manera violenta, tumbando puertas e ingresando a patadas las viviendas de familiares de firmantes de paz para secuestrarlos y arremeter contra sus vidas, pululaban en redes sociales. Fotografías de cuerpos sin vida en estado de descomposición botados en plena carretera eran enviadas masivamente por medio de aplicaciones de mensajería. El clamor de auxilio de la población catatumbera comenzó a resonar en todo el país. Y, por un momento, los colombianos se quedaron sin aliento al comprender la magnitud de lo que estaba sucediendo en el Catatumbo, una región selvática y montañosa que ha sido históricamente abandonada por el Estado.
El primer día de enfrentamientos fueron asesinadas cuatro personas, en el segundo día la cifra aumentó a 23; el tercero, a 58, y así, en cuestión de una semana, se llegó a hablar de hasta 80 muertos. El último reporte del Ministerio de Defensa contempla a 38 personas fallecidas confirmadas, pero la Defensoría ha acotado en varias ocasiones que las estimaciones dan cuenta de incluso el doble porque las autoridades no han podido ingresar a muchas zonas rojas del conflicto a recoger y registrar los cadáveres. De la misma manera han ido aumentando las cifras de desplazamiento: pasaron de ser 50 familias a más de 32.000 personas que tuvieron que dejar sus hogares, sus animales y hasta a sus familiares para escapar del fuego cruzado entre ambos grupos armados. A corte del mediodía de este miércoles, la cifra confirmada por la cartera de Defensa es de 22.570 desplazados a raíz de esta ola de violencia.
Los enfrentamientos aún se siguen dando en zona rural del municipio. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO @cesarmelgarejoa
Los que se fueron
En medio del Estadio General Santander, en Cúcuta, Camilo* cuenta, con los ojos muy abiertos por la impresión, que, cuando se desplazaba por la carretera que comunica su municipio con la capital de Norte de Santander, en medio de la huida, tuvo que ver por lo menos tres o cuatro cadáveres en descomposición tirados en la vía.
Proveniente de La Gabarra, de donde tuvo que huir a raíz de la incursión paramilitar de 1999, se encuentra en el escenario deportivo más importante de la capital nortesantandereana a la espera de las ayudas que han ido llegando para los miles de desplazados que buscan refugiarse de la guerra en este lugar.
Miles de desplazados llegaron hasta Cúcuta. Foto:César Melgarejo EL TIEMPO
Sentado en las graderías del coliseo, habló de la angustiosa noche en la que escapó de su hogar, una vivienda ubicada en el kilómetro 28 de la vía principal de Tibú, al lado del río que conecta con la frontera con Venezuela, junto con su madre, su esposa y sus dos hijos.
"Allá está muy feo. Da tristeza por la situación que está ocurriendo, hermano, y mire el siglo en el que estamos y vivir esa zozobra otra vez. Mi madre, y todos, otra vez, volver a salir y dejar las cosas. (...) Salimos con las manos (vacías), mejor dicho, en los rines, a punta de cola, y en una situación económica mala", contó Camilo, con una mirada que expresa la desesperación de un colombiano que ha tenido que dejar su morada dos veces a causa de la guerra y no sabe qué le depara el futuro. ¿Quién sabe? ¿Quién sabe qué les espera a él y a los miles de catatumberos que se encuentran a la deriva y a la expectativa del actuar de un Estado históricamente indolente y de dos grupos armados continuamente ajenos a su dignidad humana?
JESÚS BLANQUICET y STEFANÍA LEÓN ARROYAVE
Redacción de JUSTICIA y NACIÓN
EL TIEMPO