Sin darse cuenta, en 2023 el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, le dio un consejo a su par venezolano, Nicolás Maduro. Un año después, parece que –al no tomarlo– el brasilero prefirió distanciarse y, tal como lo ha comunicado su asesor Celso Amorín, Brasilia siente que la confianza se ha “roto” con Caracas.
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Hace un año, Lula recibió a Maduro en Brasil y le dijo: “Presidente Maduro, usted sabe la narrativa que se construyó sobre Venezuela, la de la antidemocracia y el autoritarismo y también pienso que Venezuela debe crear su propia narrativa para que las personas puedan cambiar de opinión. Lo tiene en sus manos, crear su propia narrativa y cambiar ese juego”.
Tanto la oposición de Brasilia como la de Caracas se quejaron por el recibimiento que le dio Lula a Maduro en aquella ocasión. Pero sin darse cuenta, de manera profética, parece que lo que estaba dando era un ultimátum a su aliado venezolano.
Un año después, tras su cuestionado triunfo en las elecciones presidenciales del 28 de julio, Maduro incumplió la promesa que hizo a Amorím de mostrar las actas de votación para validar su victoria.
Caracas no ha sido receptiva a las propuestas de diálogo de Lula y del presidente colombiano, Gustavo Petro, quienes no solo han pedido mostrar las actas, sino caminar hacia un proceso de transición democrática, dejando entrever que tanto Brasilia como Bogotá saben que Edmundo González, el abanderado opositor de María Corina Machado, fue quien ganó las elecciones.
“Lo tiene en sus manos, crear su propia narrativa y cambiar ese juego”, decía Lula hace un año.
Parece que Maduro prefirió hacer oídos sordos, pues luego de las elecciones forzó el exilio de Edmundo González y mantiene más de 2.500 presos políticos tras el contexto post electoral. Además de una veintena de opositores en clandestinidad, incluyendo a Machado.
El golpe demoledor de Lula contra Maduro
A pesar de que Lula venía quejándose de la postura de Maduro después de las elecciones, la estocada más fuerte la dio la semana pasada al impedir por medio del veto el ingreso de Venezuela a los Brics, aunque Caracas contaba con el apoyo de Moscú.
De hecho, el presidente Vladimir Putin prefirió no inmiscuirse en la debilitada relación Caracas-Brasilia y llamó a las partes a resolver sus conflictos.
“Nosotros contamos con el voto de 9 de los 10 países miembros de los Brics. Solamente faltaba uno. El canciller de Brasil me afirmó, personalmente, que no lo haría. Así lo manifestó de forma clara y directa. Posterior a eso, apareció un funcionario de oscuro y triste pasado bolsonarista: Eduardo Paes Saboia, quien afirmó de manera directa que Venezuela no entraba a los Brics. Ejerció un poder de veto verdaderamente inmoral, inexplicable. Absolutamente negado a los principios que conocemos y que el presidente Lula ha defendido durante años”, dijo Maduro este lunes en su programa de televisión.
Pero el mandatario venezolano aún no se atreve a señalar directamente a Lula. “Mi decisión es esperar a que el presidente Lula observe, que esté bien informado de los acontecimientos y diga lo que tenga que decir. Hemos aprendido a esperar resultados de los esfuerzos propios, nunca a depender de nadie”, enfatizó.
Caracas ha culpado a Estados Unidos de influir en la decisión de su vecino, que insiste en cuestionar el triunfo de Maduro.
La Cancillería ha calificado de “hostil” el veto a los Brics, un ingreso que le hubiera permitido a Maduro ganar oxígeno en las esferas internacionales a dos meses de su juramentación como presidente, que tendrá el próximo 10 de enero.
Ese día, de seguir las cosas como van, es probable que se formalice la ruptura de relaciones no solo con Brasil sino con parte de América y Europa, que ya reconocen a Edmundo González como ganador de los comicios del 28 de julio.
ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN - CORRESPONSAL EL TIEMPO -CARACAS