A lo largo de su carrera, Sole Giménez ha dejado una huella en la música en español, primero como vocalista de Presuntos Implicados y luego como solista. Con una trayectoria de más de cuatro décadas, ha explorado diferentes facetas artísticas, desde la composición hasta la docencia, manteniéndose vigente en un entorno musical en constante transformación. En entrevista, habla de sus logros, los cambios en la industria musical y su próxima presentación en Colombia, el 14 de marzo.
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Usted tiene una carrera extensa, llena de éxitos e hitos. ¿Qué es lo que más la enorgullece de este camino?
Creo que lo que más me enorgullece es la posibilidad de seguir aquí (risas). Es el resumen de todo el trabajo, esfuerzo y dedicación que he puesto en mi carrera. Poder subirme a un escenario y compartir la música con la gente es una experiencia única, un regalo que no doy por sentado.
¿Sigue disfrutando hacer música como el primer día?
Definitivamente. Creo que lo más importante es no perder la ilusión. Me considero una privilegiada porque la música no solo es mi pasión, sino que forma parte de mi esencia. No la concibo como algo externo, sino como algo que me define y me atraviesa. La posibilidad de seguir componiendo, grabando, colaborando con otros artistas y llevando la música al escenario es un privilegio absoluto.
Sole Giménez fue vocalista del grupo español Presuntos Implicados. Foto:Victor Cucart
La industria musical ha cambiado radicalmente. ¿Cómo se siente navegando en este nuevo panorama?
Creo que lo más importante es entender que no hay un solo mundo de la música. La experiencia me ha demostrado que hay vida más allá de la gran industria, de los algoritmos y de las emisoras que solo promueven ciertos estilos. Gracias a Dios, existen otros espacios donde artistas que no estamos dentro de la gran maquinaria seguimos vigentes.
Los premios Grammy Anglo tuvieron una presencia femenina sin precedentes, pero en la música en español las mujeres siguen estando en segundo lugar. ¿Por qué cree que sucede esto?
Es verdad que hubo muchas mujeres en el escenario en los Grammy Anglo, pero la paridad en los escenarios no siempre se refleja en la trastienda de la industria. Falta representación femenina en puestos de poder, en la producción musical y en las bandas que acompañan a estas artistas. Me da mucha alegría que las nuevas generaciones estén empoderándose y que se les esté dando la posibilidad de estar ahí. Pero a veces me preocupa que este auge sea una moda y que, cuando deje de ser rentable, muchas mujeres vuelvan a quedar fuera. Espero que no sea así y que la industria realmente comprenda que las mujeres tenemos mucho que aportar en la música. Es fundamental seguir impulsando programas de formación y apoyo a las mujeres en la música para asegurar una verdadera paridad.
La experiencia me ha demostrado que hay vida más allá de la gran industria, de los algoritmos y de las emisoras que solo promueven ciertos estilos
Hay muchas canciones icónicas escritas por mujeres que la gente no reconoce como tales.
Exactamente. Bésame mucho de Consuelo Velázquez es un ejemplo clásico. La gente la canta, la disfruta, pero pocos saben que fue escrita por una mujer. Lo mismo pasa con canciones de Eladia Blázquez en Argentina. La figura del autor, y sobre todo de la autora, sigue estando desdibujada. Creo que es nuestro deber hacer pedagogía sobre esto, nombrarlas, reivindicar su trabajo y darles el reconocimiento que merecen. En mis proyectos personales, como Mujeres de música, trato de rescatar la historia y el legado de muchas compositoras olvidadas.
¿Cómo la ha cambiado ser y hacer música?
La música no me ha cambiado, me ha construido. No sé quién sería sin ella. Desde que empecé a cantar a los 11 años, mi vida giró en torno a la música. Estudié Bellas Artes, pero la música se quedó conmigo para siempre.
Sole Giménez tiene una carrera musical de más de cuatro décadas. Foto:Victor Cucart
¿Hoy en día alcanza solo con hacer música?
Lamentablemente, vivimos en un mundo donde la imagen parece tener más peso que la música en sí. A veces me asombra ver cómo lo que alguien publica sobre su vida privada en redes sociales genera más interés que su propio trabajo artístico. Es una realidad compleja, pero también hay excepciones maravillosas que demuestran que la música auténtica sigue encontrando su espacio. Artistas como Valeria Castro, una cantante canaria con un estilo muy arraigado y especial, o Rozalén han logrado destacar sin ceder a estas dinámicas.
¿Cree que es posible mantenerse en la industria sin ceder a la cosificación de la imagen?
Sí, y hay ejemplos claros de ello. Hay artistas que han conseguido hacerse un espacio sin depender de una imagen cosificada o sin someterse al 100 % a las exigencias del mercado. Han apostado por su personalidad y por su autenticidad sin exponer completamente su vida en redes sociales. Es cierto que hoy en día las nuevas generaciones sienten una presión constante para mantener una presencia visual y digital, pero queda demostrado que hay otras maneras de hacerlo. No es cierto que, si no muestras determinados aspectos de tu vida, no puedas triunfar en la música. No todo es una espada de Damocles que está encima de nosotros.
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Fue nombrada presidenta de la Academia de la Música en España. ¿Qué significa este rol para usted?
La Academia de la Música Española es un proyecto joven, pero con un gran potencial. Su misión es unificar al sector y dar visibilidad a todos los profesionales que forman parte de la industria. Es una gran responsabilidad, pero también una gran oportunidad para fortalecer nuestra escena musical y proteger nuestra cultura.
Su música ha tenido un gran impacto en Colombia. ¿Qué impacto ha tenido Colombia en usted?
Colombia es muy especial para mí. Hay dos mujeres en particular que me unen profundamente a este país. Una es la hermana Cielo Ester, de Soledad, Atlántico, quien fue la primera persona que creyó en mi voz; ella fue la monjita que, a mí, con 11 años, me escuchó y me puso como solista en un pequeño coro de una iglesia. La otra es Jineth Bedoya, con quien he trabajado en proyectos sociales. Ellas y muchas cosas más me unen profundamente a Colombia.
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Después de tantos años, regresa para un concierto. ¿Cómo se siente?
Felicísima. En 2023 celebramos mis 40 años en la música con una gira en 2024 y que sigue en 2025. En este concierto en Bogotá presentaré un repertorio que abarca toda mi carrera, incluyendo algunos clásicos de Presuntos Implicados. Cada concierto es una fiesta y sé que el público colombiano lo va a disfrutar tanto como yo.
Este mundo parece cada vez más oscuro. ¿Usted sigue conservando el optimismo?
Depende del día y de lo que haya leído. A veces me siento muy preocupada porque hay fuerzas en movimiento que representan un riesgo real para la sociedad. Si analizamos la historia, nos damos cuenta de que ciertos personajes con mucho poder han aprendido a manipular los algoritmos de las redes sociales para influenciar a las masas y polarizar aún más la opinión pública. Esto es preocupante porque, al final, genera sufrimiento y división. Pero, por otro lado, creo que lo último que podemos hacer es caer en el derrotismo. Si perdemos la esperanza, ellos ganan. Por eso, debemos aferrarnos a la parte luminosa de la vida y centrarnos en lo positivo que aún nos rodea. Un gran amigo me dijo una vez: “Siempre somos más los buenos que los malos, lo que pasa es que los malos hacen mucho ruido”. Y es verdad. Aunque haya quienes tienen el poder de causar daño, cada día hay innumerables actos de amor y solidaridad. Una madre que cuida a su hijo, una enfermera que atiende a un paciente, una pareja que se apoya mutuamente. Esos pequeños gestos son los que mantienen al mundo en pie. La naturaleza, a pesar de lo castigada que está, sigue su curso y nos muestra resiliencia. No es ingenuidad, es una convicción real de que todavía hay razones para creer en un futuro mejor. Si perdemos esa fe, entonces sí estaremos perdidos.
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En muchos países, dictaduras y represiones generaron una explosión creativa en la música. ¿Cree que de momentos oscuros puede surgir algo positivo?
Absolutamente. Lo hablaba hace poco: cuando hay una acción, hay una reacción. Ya estamos en ese punto, y de esta crisis surgirán nuevas expresiones artísticas que nos alimentarán en positivo. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Para resistir, necesitamos criterio, información veraz y una prensa fuerte e independiente. Pasar menos tiempo en las redes y consumir contenido de calidad es una forma de resistencia. La manipulación está en nuestros dispositivos, y solo con conciencia y sentido crítico podemos minimizar su impacto. No debemos perder la esperanza, porque la esperanza es lo que nos ayuda a salir de las peores situaciones. Puede que nos tome tiempo, pero saldremos adelante.
ÚRSULA LEVY
Para EL TIEMPO