Deshojando Margaritas / El Condimentario

hace 7 horas 11

Llamarme Margarita no es casualidad, es como si el universo hubiera trazado mi camino con un nombre que resuena con la esencia de la gastronomía. Como algunas preparaciones icónicas de la cocina mundial, mi nombre está ligado a sabores universales que despiertan emociones. Desde pequeña sentí que cada aroma y cada receta me llamaban, como si al bautizarme así mis padres hubieran guiado mi destino hacia esta pasión por la cocina y a una vida llena de letras sazonadas con creatividad y disfrute culinario.

Este nombre tiene algo especial, es el de una flor silvestre, libre, que crece y florece en diversos paisajes, siempre presente, símbolo tanto del amor como del desamor, la que se deshoja y se convierte en la pitonisa que predice el destino de los amantes.

También es el nudo marino que mantiene firmes las velas de un barco y el nombre de una isla con su delicioso ají margariteño, ADN de la cocina venezolana. Lo han mencionado en canciones, libros y poemas, y ha dado voz a mujeres que dejaron huella. De alguna manera, soy todo eso, y también soy parte de las santas llamadas así.

El origen de esta palabra proviene del griego margarites, que significa perla. Al igual que esta joya, que se forma en el interior de una ostra y está profundamente conectada con el mar, mi nombre comienza con ‘Mar’ y lleva consigo la esencia de la vida misma. Algunos incluso me llaman así: Mar.

La pizza Margarita, mi favorita, creada en Nápoles en 1889, es símbolo de la tradición italiana. La leyenda cuenta que el cocinero Raffaele Esposito la preparó en honor a la reina Margarita de Saboya durante su visita a la ciudad. En su forma más sencilla y clásica, consiguió conquistar el paladar de la monarca. Con los colores de la bandera: rojo, blanco y verde, esta pizza es simple pero perfecta, compuesta solo por tomate, mozzarella y albahaca, nada más.

El coctel margarita, refrescante y evocador de playa, fiesta y mariachi, es un referente mundial. Su receta, que combina tequila, limón y licor de naranja, tiene tantas versiones como bartenders y países hay. Sin embargo, todos coinciden en que fue creado en honor a una mujer llamada Margarita. Al igual que la pizza, se ha reinterpretado en diversas formas, pero siempre mantiene su esencia. Con su infaltable toque de sal y una amplia gama de sabores como maracuyá, tamarindo, mango, fresa, frappé o en las rocas, siempre es delicioso. Se disfruta en bares, restaurantes exclusivos o cantinas acogedoras, asegurando que la diversión nunca falte. Las Margaritas somos libres, extrovertidas y capaces de reinventarnos sin perder nuestra esencia.

Me llamo Margarita, el nombre de mujer más gastronómico que existe, y cada vez que lo pronuncio celebro todo lo que encierra: libertad, historia, sabor, identidad y alegría. Es una palabra viva y gustosa que se conecta con tradiciones y momentos únicos.

¡Qué maravilloso es ser Margarita y qué afortunada soy de llevar un nombre delicioso que siempre invita a celebrar la vida! Salud y buen provecho.

MARGARITA BERNAL

Para EL TIEMPO 

X: @MargaritaBernal

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