Balaceras, miedo, zozobra, explosiones de artefactos que son detonados en la mañana, la madrugada, la tarde o cualquier hora del día, en zona urbana y rural, son parte del panorama de violencia que ha generado un profundo dolor de cabeza en Jamundí.
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Esta nueva arremetida de grupos armados al margen de la ley han hecho que los habitantes de este municipio vallecaucano vivan un noviembre de terror y miedo, debido a que van cuatro ataques en menos de tres días.
Tan solo en la madrugada del sábado 2 de noviembre, se empezó a sentir el remezón de la violencia, con la explosión de un artefacto tipo granada en inmediaciones de la cárcel de máxima seguridad de Jamundí.
Las primeras informaciones indicaron que se trataría de un posible atentado contra un privado de la libertad que habría regresado al establecimiento penitenciario, tras un permiso de salida.
Producto de esta acción, la esposa de un interno y un motociclista que estaba en el lugar, resultaron heridos.
Aunque las autoridades descartaron que este ataque no se trató de un acto terrorista contra la población civil, el atentado marcó el inicio violento de un mes en el que los jamundeños volvieron a revivir escenas de miedo e incertidumbre de épocas pasadas.
Grupos armados ilegales arremeten de nuevo
La noche del miércoles 6 de noviembre, regresaron los momentos de miedo y terror entre los habitantes del municipio del sur del Valle del Cauca.
Cerca de las 10 de la noche, en el barrio Ciudad de Dios, que queda a pocos metros de la vía que conduce al corregimiento de Potrerito, sus habitantes se vieron sorprendidos por la explosión de un artefacto, que los mantuvo despiertos y con zozobra.
Aunque inicialmente se hablaba de un ataque con dron, desde la Policía Metropolitana de Cali desmintieron esta posibilidad, debido a que encontraron un dron que impactó en una vivienda, pero no tenía carga explosiva, por lo que la explosión reportada por la comunidad es materia de investigación.
Como si fuera la antesala de una temporada de terror, a las 2 de la tarde del jueves 7 de noviembre, un explosivo fue lanzado desde un dron, en zona rural de Robles.
Desde el Ejército Nacional, precisan que se trató de un explosivo lanzado desde un dron, que se presume estaba dirigido a las tropas desplegadas en esta zona del departamento.
Este hecho no dejó víctimas.
El ‘plato fuerte’ de esta escalada violenta se presentó en horas de la noche del mismo jueves 7 de noviembre, con una fuerte explosión en el barrio Ciro Velasco.
Según las primeras informaciones, un artefacto fue detonado en una alcantarilla, lo que dejó a una mujer afectada con una laceración. Luego fue dada de alta por parte de los galenos.
El coronel Germán Alfonso Manrique, comandante encargado de la Policía Metropolitana de Cali, detalló que el ataque se presentó cerca de las 10 p. m. sobre el andén de la carrera 13 con calle 16.
El oficial sostuvo que este tipo de ataques son parte de una reacción de las disidencias de las Farc ante los golpes que le han propinado.
Asegura que los ataques con explosivos son la única manera con la que buscan hacer daño a la Fuerza Pública y a la comunidad.
En la mañana del viernes 8 de noviembre, un artefacto explosivo ubicado en una moto-triciclo, fue accionada alrededor de las 7 a. m. al paso de una patrulla policial, en el sector El Jordán, cerca al hospital Piloto de Jamundí.
El saldo, 15 personas heridas, una de ellas de gravedad que tuvo que se trasladada a un centro clínico en Cali.
Y al finalizar la tarde, habitantes del barrio Alfaguara reportaron un paquete sospechoso ubicado en la concurrida glorieta del sector. Al llegar los uniformados de la Policía, notaron que se trataba de una carga explosiva, que minutos más tarde tuvo que ser detonada de manera controlada.
¿Qué pasó con la seguridad en Jamundí?
Estos ataques pusieron en evidencia la vulnerabilidad en la que se encuentra la población civil y la estrategia de posibles disidencias de las Farc que decidieron retomar sus ataques violentos, ¿cuál es su estrategia?.
Hace algunos meses, Jamundí y su zona rural se encontraban ‘incendiadas’ por cuenta de los continuos ataques de disidencias. Sin embargo, esta ‘conflagración’ de violencia tuvo un pequeño respiro, con la realización de la COP16. Durante esos días, Cali estaba en los ojos del mundo, por lo que se había recibido a cerca de 10 mil policías y militares.
Finalizada la cita con la biodiversidad, las disidencias volvieron a abrir fuego para retomar el control de un Jamundí. Solo que en esta ocasión, ya los vehículos artillados y con tecnología de punta, junto a los robustos esquemas de seguridad no se ven como antes, tal como aseguran algunos de sus habitantes, por lo que claman una atención continua.
Por su parte, el comandante Manrique considera que el municipio cuenta con un refuerzo de 100 unidades de Policía de la dirección de Carabineros que se encuentran en el municipio desde hace más de dos meses.
Para el oficial, este apoyo permanente se articula con el Ejército.
Entre tanto, la alcaldesa de Jamundí, Paola Castillo, asegura que la seguridad desde la COP16, solo que en esta ocasión, el 'modus operandi' de los grupos armados ilegales que delinquen en la zona, les ha dificultado la labor a las autoridades de tener una oportuna reacción. Es por eso, que la mandataria reiteró su llamado al Gobierno Nacional para que le permita al municipio vallecaucano contar con cámaras de seguridad y material de inteligencia.
¿A qué juegan las disidencias?
Los recientes ataques en Jamundí, por parte de las disidencias de las Farc, como según lo han señalado las autoridades, tienen un propósito de control en esta zona del suroccidente del país.
Así lo considera el analista político Diego Arias, que considera que esta situación se ha vuelto preocupante, "por el nivel de control territorial que han adquirido las disidencias de Farc en una amplísima zona rural de Jamundí que se extiende al norte del Cauca y que tiene incidencia directa en la vida urbana de esa ciudad".
Y cuestiona: "Ocurre a muy pocos minutos de la ciudad de Cali y la gran pregunta es ¿Cómo puede estar sucediendo?".
"Estos grupos de disidencia no están en condiciones de sostener grandes enfrentamientos armados con la Fuerza Pública como en su momento lo hicieron las antiguas Farc. A cambio, su accionar es al modo usual de pequeños grupos de guerrilla que privilegian el uso de minas antipersona y ataques puntuales con explosivos a unidades militares y policiales...Y en este contexto el uso casi recurrente de drones ha introducido una nueva variable en la confrontación a la que todavía la Fuerza Pública no esta en capacidad plena de prevenir o poder contrarrestar de manera efectiva", agrega el analista.
¿Por qué Jamundí?
Para Arias, los recientes ataques en Jamundí, han hecho que este municipio se convierta en un botín estratégico y militar por parte de las disidencias de las Farc
"Jamundí es hoy quizás uno de los mayores desafíos para la política de seguridad del Gobierno Nacional. Estando tan cerca de Cali, de la vía Panamericana que conecta con Popayán y en el cruce de caminos que llevan al mar Pacifico y el norte del Cauca, su importancia resulta ser realmente estratégica", asegura Arias.
Es por eso que considera que el Gobierno Nacional y sus Fuerzas Armadas no pueden fracasar en la tarea de recuperar el control territorial de esta importante zona de la región y el país.