Desde 2019, la vida de Fernanda dio un giro radical cuando le diagnosticaron un tumor benigno en la médula espinal.
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Esta condición, aunque no cancerígena, está ubicada en sus vértebras lumbares, generando un dolor constante que limita su capacidad para realizar actividades cotidianas y afecta su calidad de vida. El diagnóstico la sorprendió con una pérdida de fuerza en las piernas y la aparición de un dolor crónico que persiste hasta hoy.
Dolor persistente e intentos de recuperación
Han pasado cinco años desde que Fernanda recibió este diagnóstico y, en ese tiempo, ha enfrentado dos cirugías complejas que, aunque necesarias, le han representado un costo físico, emocional y económico considerable.
La joven describe cómo el dolor “es parte de mi día a día imposibilitando vivir una vida normal, hay días en que no puedo levantarme de la cama, lo que afecta mi capacidad para trabajar, socializar o disfrutar de una vida relativamente normal”. Actualmente, se prepara para una tercera intervención que podría ser clave en su recuperación.
¿Qué es un tumor en la médula espinal?
La Clínica Mayo define el tumor de médula espinal como una masa que crece en el canal vertebral o en los huesos de la columna, conocido en términos médicos como tumor intradural. Estas masas pueden formarse dentro o alrededor de la médula y suelen traer consigo complicaciones como problemas neurológicos, dolor crónico e, incluso, parálisis.
En los casos más graves, la falta de tratamiento oportuno puede provocar una discapacidad permanente o la muerte. Entre los métodos de tratamiento se encuentran la cirugía, radioterapia, quimioterapia y medicación específica.
Varios síntomas asociados a esta condición son:
- Dolor intenso en el área del tumor y en otras zonas del cuerpo.
- Pérdida de sensibilidad ante el dolor, el calor o el frío.
- Dificultad para caminar y mover las piernas.
- Incontinencia urinaria.
- Pérdida del control de las funciones intestinales.
- Debilidad muscular que puede ir de leve a severa.
Los tumores de médula espinal pueden clasificarse en primarios y secundarios. Los primarios, que son los que afectan a Fernanda, suelen ser benignos y presentan un crecimiento lento, lo cual puede hacer que los síntomas evolucionen progresivamente. Aunque no se conoce una causa precisa para este tipo de tumores, se cree que las mutaciones genéticas hereditarias podrían ser un factor influyente.
Complicaciones y tratamiento en espera
La condición de Fernanda ha resultado en una movilidad reducida; aunque puede caminar, el dolor crónico es constante. Las cirugías previas solo lograron extirpar parte del tumor, y durante el proceso de cicatrización han surgido pequeños tumores de agua que, aunque benignos, ejercen presión sobre las raíces nerviosas, incrementando el dolor y dificultando su capacidad de movimiento.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, los tratamientos buscan disminuir o prevenir el daño nervioso provocado por la presión en la médula espinal, lo cual permite que el paciente mantenga la movilidad. Aunque el pronóstico depende de la gravedad del tumor y la rapidez con la que se diagnostique y trate, el daño nervioso podría persistir tras la cirugía, lo que hace probable la aparición de alguna discapacidad a largo plazo.
Para Fernanda, la nueva intervención es crucial para aliviar el dolor y mejorar su movilidad, pero el costo de esta operación es elevado, alcanzando el millón de pesos mexicanos. Su seguro médico no cubre los gastos, pues se considera una condición congénita. Por ello, ha iniciado una campaña en la plataforma GoFundMe, donde ha logrado reunir cerca de 200 mil pesos mexicanos, invitando a quienes deseen apoyarla en este camino de recuperación a contribuir a través de donaciones.
SUSANA CARRASCO
El Universal (México) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Universal, y contó con la revisión de un periodista y un editor.