La inteligencia artificial todavía no lee bien la hora, pero ya sabe hacer café: esto dice nuevo estudio

Un estudio reciente de la Universidad de Edimburgo revela que, aunque los sistemas de inteligencia artificial (IA) aún tienen dificultades para realizar tareas simples como leer la hora en un reloj analógico, han logrado avances significativos en la automatización de tareas más complejas, como preparar café en entornos dinámicos.

El 75 % de las veces la IA no leyó bien el reloj 

Según el estudio, los modelos de IA multimodales, diseñados para procesar imágenes y texto, tienen un desempeño deficiente al leer la posición de las manecillas de un reloj. Los investigadores descubrieron que estos modelos solo aciertan en la ubicación de las agujas en menos de una de cada cuatro ocasiones, con márgenes de error que superan el 75 % en varios casos. 

Los fallos fueron más frecuentes en relojes con números romanos o manecillas estilizadas. Además, la eliminación del segundero no mejoró significativamente el desempeño de los modelos, lo que sugiere que los problemas residen en la detección de las manecillas y la interpretación de los ángulos.

En los cálculos relacionados con fechas, como la identificación de días festivos o la determinación de fechas pasadas y futuras, los modelos más avanzados cometieron errores en un 20 % de los casos. 

"Nuestros hallazgos destacan una brecha significativa en la capacidad de la IA para realizar habilidades que son bastante básicas para los humanos. Estas deficiencias deben abordarse si queremos integrar la IA en aplicaciones del mundo real que dependan del tiempo, como la programación, la automatización y las tecnologías de asistencia", señaló Rohit Saxena, líder del estudio, en un comunicado.

Automatización de tareas más complejas, como preparar café

A pesar de estas dificultades en tareas aparentemente sencillas, los investigadores también han logrado un avance notable en la automatización de una tarea más compleja: preparar café. 

El equipo de la Universidad de Edimburgo ha desarrollado un robot capaz de realizar esta tarea con éxito en una cocina concurrida, un entorno dinámico y con constantes cambios inesperados. Este sistema combina IA avanzada, sensores de alta sensibilidad y habilidades motoras de precisión, permitiendo al robot interactuar con su entorno de manera similar a un ser humano.

El robot, que cuenta con un brazo robótico de siete articulaciones móviles, es capaz de interpretar instrucciones verbales y analizar su entorno para realizar tareas como localizar una taza en un cajón que nunca ha abierto antes. Además, el dispositivo es capaz de medir y mezclar café molido con agua caliente, adaptándose a cambios inesperados, como el movimiento de la taza durante el proceso.

Este avance demuestra el potencial de los robots para llevar a cabo tareas complejas en un entorno real. El estudio, publicado en la revista Nature Machine Intelligence, subraya cómo la combinación de razonamiento, movimiento y percepción puede mejorar la capacidad de la IA para realizar tareas físicas complejas. 

“Estamos vislumbrando un futuro donde los robots con inteligencia cada vez más avanzada serán algo común. La inteligencia humana surge de la integración del razonamiento, el movimiento y la percepción, pero hasta ahora la IA y la robótica han avanzado por separado. Nuestro trabajo demuestra el potencial de combinar estos enfoques y subraya la creciente necesidad de debatir sus implicaciones en la sociedad”, señaló Ruaridh Mon-Williams, investigador de la Universidad de Edimburgo y líder del proyecto.

El desarrollo de este robot que prepara café en una cocina concurrida representa un avance significativo en la integración de la IA en tareas cotidianas, aunque las deficiencias observadas en tareas relacionadas con el tiempo sugieren que aún queda mucho por hacer antes de que los sistemas de IA puedan realizar tareas de manera completamente precisa en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Agencia EFE

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de EFE, y contó con la revisión de un periodista y un editor.