La gran cantidad de migrantes que llegan a Estados Unidos para establecerse y llevar su vida profesional en el país hizo que, de alguna manera, el mismo se vuelva dependiente de ellos en materia laboral para algunos sectores en específico, tal como ocurrió con uno de los más importantes: la salud.
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Es que, según un artículo que escribió Selma Hedlund -quien es asociada postdoctoral en el Centro de Desplazamiento Forzado de la Universidad de Boston- para el sitio The Conversation, uno de cada cuatro médicos son graduados médicos internacionales nacidos en el extranjero, pero cada vez se hace más complicado para ellos llegar a EE. UU. para desempeñarse profesionalmente.
Si bien los médicos migrantes necesitan aprobar exámenes de licencia y obtener experiencia clínica en el país mediante una visa de turista o de estudiante para poder trabajar en Estados Unidos, también deben ser aceptados y completar un programa de residencia en Estados Unidos para poder ejercer como especialistas en el país, y el mismo puede durar hasta siete años.
En ese sentido, puede resultar complicado para muchos médicos extranjeros poder conseguir toda la documentación correspondiente para trabajar en el país, lo que significa un problema para este último que, según indican, desde la pandemia del Covid-19 se volvió dependiente de los médicos migrantes.
Incluso, eso crece aún más en las zonas de bajos recursos, ya que dichas regiones son generalmente resistidas por los médicos estadounidenses que pretenden evitar trabajar allí, lo que le abre más las puertas a los extranjeros.
Las complicaciones de trabajar como médico en zonas marginadas de Estados Unidos
La visa de visitante de intercambio J-1 a la que frecuentemente recurren los médicos extranjeros en Estados Unidos requiere que los médicos regresen a su país de origen durante al menos dos años después de completar su capacitación de residencia, pero al mismo tiempo brinda una exención con cupos limitados a aquellos que se ofrezcan a trabajar en las zonas designadas como desatendidas médicamente.
Pero eso puede ser un arma de doble filo para los médicos inmigrantes, ya que, bajo esas condiciones, pueden quedar expuestos a un ambiente de explotación laboral, tal como dijo un entrevistado al sitio The Conversation: “Escuchamos cosas muy aterradoras sobre la exención J-1. Los empleadores pueden aprovecharse y hacerte trabajar más y pagar menos”.
Al mismo tiempo, trabajar en las áreas desatendidas puede generar estrés, debido a la falta de personal y recursos suficientes que hay en las mismas, lo que genera condiciones de trabajo desfavorables para los empleados, que al mismo tiempo no tienen mucho poder ante sus empleadores.