Por estos días, Santa Marta, se ha convertido en escenario de un crimen que ha cruzado el océano y sacudido las instituciones judiciales de Europa. La víctima: Alessandro Coatti, científico italiano de 42 años, asesinado y descuartizado en circunstancias aún envueltas en misterio.
Su caso, por la brutalidad y el perfil de la víctima, ha generado tal conmoción en Italia que la Fiscalía de Roma ha decidido abrir su propia investigación, paralela a la que adelanta la Fiscalía General de la Nación en Colombia.
Desde Roma el fiscal jefe Francesco Lo Voi, será quien coordine las actuaciones judiciales desde el Ministerio Público italiano.
En estrecha coordinación con el Ministerio de Asuntos Exteriores, se sigue con la máxima atención el caso y está en contacto con los familiares y las autoridades locales, asistiendo a la familia en todos los trámites para el regreso del cuerpo, mientras la Fiscalía de Roma abrirá un expediente de investigación
embajada de italiaComunicado
Según confirmó la embajada italiana en Bogotá, la muerte de Coatti fue notificada formalmente y, de inmediato, se iniciaron gestiones diplomáticas y judiciales para intervenir en el caso.
Alessandro Coatti científico italiano asesinado en Santa Marta. Foto:Redes sociales
“En estrecha coordinación con el Ministerio de Asuntos Exteriores, se sigue con la máxima atención el caso y está en contacto con los familiares y las autoridades locales, asistiendo a la familia en todos los trámites para el regreso del cuerpo, mientras la Fiscalía de Roma abrirá un expediente de investigación”, precisó la embajada.
Un crimen con sello de Autodefensas
La escena del crimen no podría ser más aterradora. El domingo fueron encontrados la cabeza y los brazos del científico dentro de una maleta cerca del estadio Sierra Nevada. Al día siguiente, su torso apareció en una orilla del río Manzanares, y este martes fueron halladas sus piernas en un área boscosa de Bureche. La sevicia del asesinato estremeció incluso a los más curtidos investigadores colombianos.
Norma Vera Salazar, defensora de derechos humanos en la región Caribe, no duda en señalar que este tipo de homicidios llevan la firma de grupos armados ilegales. “Este no es un caso común. Desde 2024, al menos 13 personas han sido torturadas y desmembradas en esta región. Es un mensaje de poder y terror por parte de estructuras herederas del paramilitarismo”, asegura Vera.
Pero lo que desconcierta a las autoridades es que el perfil de Alessandro Coatti no encaja con el de las víctimas habituales de estas organizaciones. Aparentemente no era un narcotraficante, ni tenía cuentas pendientes con criminales. Había llegado a Santa Marta como turista. En la recepción del hotel en el centro histórico dejó una fotocopia de su pasaporte. Preguntó cómo llegar al Parque Tayrona y salió el 4 de abril. Nunca volvió.
Así se logró su identificación
Al inicio, los investigadores pensaron que los restos pertenecían a algún miembro de los grupos que se disputan el control del territorio. Pero fue una manilla de hotel la que les dio la primera pista. Al dirigirse al alojamiento, el personal confirmó que se trataba del ciudadano italiano que llevaba un día desaparecido.
Santa Marta. Foto:Archivo particular
Solo entonces se supo que Coatti no era cualquier visitante: tenía un perfil académico de alto nivel, con estudios en ingeniería ambiental, varios artículos publicados y colaboraciones en proyectos internacionales de sostenibilidad.
Esa revelación fue suficiente para que los medios italianos estallaran en titulares y las instituciones se pusieran en marcha. Desde Milán hasta Roma, los diarios han cubierto con gran despliegue el caso, exigiendo respuestas al gobierno colombiano y pidiendo que se esclarezca cómo un ciudadano europeo pudo ser asesinado con tal barbarie en un país que promueve el turismo internacional.
La Fiscalía italiana ya ha solicitado formalmente los avances de la investigación en Colombia, mientras abogados de derechos humanos en Europa presionan para que se contemple incluso una cooperación binacional. La familia de Alessandro, destrozada por el dolor, pidió que su muerte no quede impune.
Ahora, dos países buscan respuestas. Italia no dejará que este crimen se pierda entre la maraña de casos sin resolver que tanto abundan en Colombia.
La muerte de Coatti ha tocado una fibra sensible en Europa. No se trata solo de justicia. Se trata de dignidad. Y de demostrar que el horror no puede permitirse en ninguna circunstancia.
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Roger Urieles para ELTIEMPO Santa Marta.