'La cocina', un drama de inmigrantes ilegales y el sueño americano en Nueva York

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El director mexicano Alonso Ruizpalacios es una de las voces de lo que se conoce como el cinema de realidad latinoamericano, ese que aborda temáticas que están a la vuelta de la esquina y que enfrentan personas del común.

Con un pie en la ficción y otro en el documental, el cineasta es recordado por los largometrajes Güeros (2014), Museo (2018) y Una película de policías (2021). Su más reciente producción es La cocina, basada en la obra de teatro homónima de Arnold Wesker y que se rodó en Ciudad de México y Nueva York en blanco y negro.

La historia de unos cocineros de distintas nacionalidades que están indocumentados e intentan sobrevivir en la capital del mundo ha sido uno de los trabajos más difíciles de financiar para Ruizpalacios, ganador, entre otros premios, del Oso de Plata en la Berlinale, entre otros premios.

“Es una obra sobre el monstruo aplastante del capitalismo y cómo el individuo desaparece ante esa cadena de trabajo despersonalizada. Tardé mucho tiempo en hacerla porque nadie la quería financiar, nunca me costó tanto trabajo levantar una película”, dijo en una entrevista con el diario español El País.

La cocina, película de Alonso Ruizpalacios, disponible en Max.

A la actriz Rooney Mara le encantó Güeros, y eso la impulsó a trabajar con el director mexicano. Foto:MAX

'La cocina', que ya se encuentra disponible en la plataforma de streaming Max, cuenta con las actuaciones de Rooney Mara y del mexicano Raúl Briones.

“Es una metáfora sobre los prejuicios”, cuenta el tres veces ganador del premio Ariel, a lo mejor del cine del país azteca.

“Al principio fue raro porque todos tenemos prejuicios sobre otras culturas, y no necesariamente prejuicios negativos sino sentencias estereotipadas sobre cómo nos imaginamos a las personas en otras latitudes. De inicio tomé esos prejuicios para descubrir lo que mueve a cada persona, dependiendo de su contexto y su cultura. Encontrar qué es lo que nos hace similares fue un trabajo muy hermoso de entendimiento profundo del mundo, y de que cada uno defiende sus intereses de acuerdo con lo que le atañe de forma personal”, agrega.

'La cocina' transcurre en el restaurante The Grill, una trampa para turistas en el centro de la ciudad, donde los inmigrantes buscan trabajo porque los acogen sin papeles. Es una apuesta laboral muy exigente, difícil, y la comida es en realidad mala, pero de puertas para adentro se vive el caos provocado por la presión laboral, las tensiones diarias entre los inmigrantes y un robo.

La cocina, película de Alonso Ruizpalacios, disponible en Max.

La cocina, película de Alonso Ruizpalacios, disponible en Max. Foto:MAX

Todo gira en torno a Pedro (Briones), un mexicano que busca en la vida algo más que este trabajo. Es un soñador que está enamorado de Julia (Mara), una camarera estadounidense que no puede comprometerse. El protagonista habló de esta experiencia.

¿Cuál es el fin una película como esta?

“El propósito de hacer estas películas es muy personal. Alonso tendrá una respuesta, mis compañeros tendrán otra. Para mí, es seguir entendiendo el mundo y, sobre todo, tratar de modificarlo. Creo que el arte en general debe estar en diálogo con la realidad y mostrarla definitivamente, pero también intentar cambiarla. Yo creo que esta película sí plantea un cambio, otra posibilidad alrededor del sueño americano, quizá una relectura.

Muy a su estilo, ¿qué define a La cocina?

Una frase mexicana que podría definir la película es ‘del plato a la boca se cae la sopa’. Todo el mundo ha tenido la sensación de tener las cosas seguras, que mañana llegas, que la fecha se aproxima, es justo eso lo que le pasa a Pedro en la historia.

¿A qué sabe esta historia?

No solamente el sabor que define a La cocina, sino también el que nos acompaña como cultura mexicana: el picante. Si La cocina fuera un ingrediente, sería el picante, que es una sensación, es dolor, uno muy sabroso.

Antes de empezar la filmación, usted no hablaba inglés.

De los momentos más complicados de la producción fueron los ensayos. Realizamos una serie de improvisaciones en una pequeña cocina ubicada en Coyoacán y fueron en inglés, ¡y aún no lo hablaba!... ¿Cómo lo resolví? No lo sé. Lo hice de todas las formas creativas que se pueden imaginar, y luego llegó mi coach y ella me ayudó a entender todo en torno al idioma.

Redacción Cultura con una entrevista cedida por Max

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