Catalina aún tiene muy presente el momento en el que llegó a Barcelona. Corría el año 1999 y, tras culminar sus estudios de diseño gráfico en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, viajó a la capital cultural y artística de Europa para seguir dándole rienda suelta a su herencia creativa marcada por la luz, el color y la riqueza natural de su casa materna, una pequeña y vibrante jungla creada por su madre a punta de enredaderas, flores, y paredes pintadas con colores contrastantes, creando una fantástica conversación entre los neones y los pasteles en una misma habitación.
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“El shock mío cuando llegue a Barcelona… Todo era más o menos gris y era la primera vez que yo vivía en una ciudad pues en Colombia, yo viví en Envigado y, entonces, ni siquiera era una ciudad; crecí en el campo y cuando llegué a Barcelona, encontré que todo era gris y que las casas en su interior eran blancas; fue algo totalmente distinto a lo que yo viví en Colombia y más, en la ‘Ciudad de la eterna primavera’ (…) Yo me moví por el barrio gótico y por ende todo era súper oscuro y por ello empecé a obsesionarme con la luz, el color, las plantas y todo lo que extrañaba de Colombia”, explica Catalina quien también conmemora una fecha especial en su calendario personal, pues acaba de cumplir 50 años, 25 de los cuales los ha dedicado a ser nuestra embajadora en las grandes ligas de la ilustración.
Como una científica de la forma, la luz y el color, Catalina creó su alquimia artística en un laboratorio, en el Laboratorio del Espíritu, una biblioteca rural fundada hacia el año 2000 por Gloria Bermúdez (exdirectora de la Biblioteca de Arquitectura de la Universidad Nacional y exjefe de servicios al público de la biblioteca de la Universidad de Antioquia) en la vereda Pantanillo de El Retiro (Antioquia), en donde los niños escribían poesía y aprendían a través del arte y la cultura. “Me uní como voluntaria –cuenta Catalina–, para ayudarlos y fue allí en donde empecé a trabajar en ilustración. Comencé creando obras de arte inspiradas en los poemas escritos por los niños y los convertí en pañuelos que vendíamos para recolectar fondos e incrementar la visibilidad de los proyectos del Laboratorio del Espíritu”.
Debido al éxito en ventas de dichos pañuelos, Catalina envió sus ilustraciones a varios publicistas europeos en busca de una posible publicación de su trabajo que le abriera las puertas hacia clientes potenciales que quisieran ver sus obras plasmadas en sus productos. Llegó la primera publicación en un anuario de ilustración de una reconocida revista alemana, luego otra publicación, y otra; “en pocos meses fui contactada por Paul Smith, en Japón, Coca-Cola en Australia y Paulo Coelho, para quien he venido ilustrando sus planeadores diarios cada año, desde 2008”, añade la ilustradora.
Para ellos fue una explosión artística
Tal vez por ello se fijaron en mi trabajo, pues era muy luminoso, colorido y explosivo. Mis ilustraciones concentraban toda la luz y los colores que yo quería poner en los proyectos sociales. Todo ese intento de optimismo fue lo que más los impactó.
¿Cuál ha sido el cliente más sorpresivo?
Coca-Cola. Me impactó que, de repente, la gente de Coca-Cola en Australia me enviara un mail. Yo le dije a Pancho (mi esposo) que me ayudara, pues yo no sabía hacer un contrato de ilustración, no sabía cómo se cobraba, no tenía idea de nada y me impactó mucho pues fue uno de los efectos más rápidos de las publicaciones. La misión era ilustrar unas botellas de una edición limitada para su campaña de pascua.
¿De todas las licencias que tiene, cuáles la han marcado?
A las que les tengo más mimo son las de mayor duración. Entre ellas está la de la marca de ropa brasileña Anunciação; con su fundadora, María Elvira, entablamos una relación maravillosa, ella se convirtió en una amiga y además, siento que este tipo de trabajos me permiten explorar nuevos lenguajes que no sean necesariamente comerciales.
Y otra muy importante para mí es la de Paulo Coelho pues siendo un proyecto comercial, también me da mucha libertad y me permite ver una evolución de mi propio trabajo; para un ilustrador no es tan fácil mirar notar su propia evolución porque suele trabajarse sobre piezas diferentes; en mi caso, he trabajado sobre una misma pieza constante tantos años (llevo ilustrando sus agendas planeadoras anuales desde 2008), incluyendo la misma cantidad de ilustraciones, con un perfil de texto muy parecido y por ello es muy lindo mirar para atrás y ver esa colección de tantas ilustraciones para un mismo proyecto y siempre evolucionando a partir de hacer ‘lo mismo pero distinto’.
¿Cómo es el trabajo de ilustración y diseño de patrones para Anunciação?
Con María Elvira, hay mucha libertad a la hora de montar una colección. Ella no se deja llevar por las tendencias (no le importan mucho, realmente), simplemente habla de temas, colores, o de algunos conceptos que tiene metidos en la cabeza y le gustaría desarrollar –a veces una canción– y me da libertad total porque las dos tenemos una comunicación estética y muchas cosas en común a nivel estético entonces sé que con ella puedo arriesgarme a hacer cosas que, posiblemente, otros clientes no me aceptarían porque no son comerciales, porque no son colores de temporada, etc.
Ella nunca piensa que un color no es comercial o que algo no se venderá porque ella usa la ropa como su proyecto artístico, más que su proyecto comercial, pues ella vive de otras cosas y este es el punto de fuga de su parte artística.
¿Y para Paulo Coelho?
Con Paulo Coelho hemos establecido una relación de confianza; ellos me dan unas frases de inspiración para cada mes, pero me dejan que yo las interprete de manera muy metafórica y las acompañe con estética, colores y combinaciones. No lo siento como una ilustración editorial, sino más como un acompañamiento estético a sus agendas que cada año van variando. Es algo que me saboreo mucho y es un reto porque cada año no se puede ser tan distinto al anterior, siempre debe evidenciarse que es la misma persona y el mismo estilo, pero tampoco puede ser repetitivo. Otro reto allí es la importancia a la parte comercial, por ejemplo, no se pueden realizar portadas negras o a la hora de sugerir sí hay que tener en mente que sea algo que se venda.
¿Cómo fue la experiencia de trabajo con Disney para el estreno de Encanto?
De repente me llega por Instagram un mensaje en donde me dicen: “Catalina, somos de Disney estamos buscándote porque tenemos un proyecto sobre Colombia, que no lo podemos hablar por acá, pero quisiéramos que hagas parte de él”. No le puse mayor cuidado porque pensé que era spam –ya me habían robado mi cuenta de Instagram– y me dije: “si realmente fueran de Disney, no me contactarían por Instagram”. Tres días después me escribió mi agente de España para decirme que me buscaban de Disney para un proyecto, entonces creí y les respondí y, en efecto, me contaron sobre Encanto. Nos solicitaron a mí y a otros tres ilustradores colombianos que hiciéramos unos estampados inspirados en Colombia para usarlos en el día del lanzamiento. Eso fue en plena pandemia, pero yo tenía toda esa inspiración a flor de piel (estaba recién llegada de España), veía a Colombia con otros ojos y me pareció una oportunidad increíble. Si bien no participé en la película, sí creé piezas que acompañaron su promoción.
Estos años en Colombia fortalecieron su trabajo social mediante la ilustración
Sí, me uní a otra antioqueña, filántropa, Carolina Villegas, quien ha estado entregando kits escolares a más de dos mil niños en el Amazonas por más de 11 años. Desde 2020 hemos realizado varias series de pañuelos solidarios inspirados en el Amazonas y, el año pasado, ilustré los cuadernos que con Carolina les entregamos a los niños del Trapecio Amazónico; el año pasado y este (antes de mi regreso a Barcelona) fui con ella y haber visitado la selva con Carolina, fue tremendo, pues el Amazonas es otra realidad, con sus cosas hermosas y sus cosas más duras –toda la realidad de Colombia es así: tiene su belleza y su complejidad–.
¿Qué fue lo más difícil que vivió mediante esta labor social?
Saber que es realmente importante que los niños estudien para convertirse en los guardianes de una de las selvas más importantes del mundo y para que construyan mejores oportunidades y alternativas para salir adelante. Es muy difícil para esta gente tener ingresos adicionales, ya que es una zona muy cerrada. Su única vía de transporte es el río y transportarse por allí es costoso y los caminos por la selva, son realmente muy pocos, entonces es complicado encontrar vías de sustento para las familias (…) La triple frontera, donde Brasil, Perú y Colombia se encuentran es una área clave para el contrabando de cultivos ilícitos y ello hace que la región se ponga tensa en algunas ocasiones y por ello, la educación es tan crucial para los niños que viven allí, ya que puede ayudar a alejarlos del tráfico y el negocio de la droga y ofrecer un futuro más esperanzador para la comunidad.
También hubo espacio para tomar algo de inspiración directa y ello lo vemos en los nuevos diseños de pañuelos solidarios con toda la magia del Amazonas
Sí, yo quería diseñar y producir algunos pañuelos para seguir dándole visibilidad al proyecto de Carolina. Así que luego de un vuelo lleno de baches, la aventura realmente comenzó en el camino hacia el mercado pues me estrellé con muchos colores, olores, sonidos y toneladas de vida. Y yo amé observar las señales y todos los detalles gráficos de la cultura porque la inspiración, realmente, viene de cualquier lugar.
¿Cómo logró seleccionar las especies que hacen parte de los elementos gráficos de este proyecto para el Amazonas?
Primero, como siempre lo digo, la clave es comenzar por lo pequeño y empezar a construir a partir de ahí (en mi caso, la gráfica popular de un cocodrilo en una lancha, capturó mi atención). Uno se demora el tiempo que uno tenga para el proyecto, porque yo hubiera seguido con mosquitos, con chapolas… hay tanta cosa allá y el problema es extraer una parte y decir: ‘paro aquí porque esto ya debe irse a producción’. Y casi siempre los tiempos los define la fecha límite para producir porque, de lo contrario yo me quedaría eternamente produciendo ilustrando, cambiando, dando vueltas, etc. Pero hay alguien que debe poner el freno y decir: ‘Hay que terminar ya porque hay que mandar a producir mañana o de lo contrario, no llegaremos a Navidad’, entonces las cosas terminan por agentes externos, o si no, me quedaría eternamente ‘perdida en el Amazonas’ y en el romanticismo de ilustrar toda esa información que cuesta procesar pues hay mucho de donde agarrar.
Pilar Bolívar Carreño
@lavidaentenis