En la estación de tren de Atocha, la principal de Madrid, algunas personas corrían intentando alcanzar su vagón, otras escuchaban música en sus iPods, señores con traje hablaban por celular, universitarios luchaban con el sueño. Eran las 7:30 a. m., nada parecía fuera de su sitio ese 11 de marzo de 2004.
A las 7:34 a. m. tres bombas explotaron. Provocaron la muerte de 34 personas. A las 7: 35 a. m., unos kilómetros más adelante, en la estación El Pozo, otras dos bombas detonaron. Murieron 65 personas más.
A la misma hora, también se activó otro artefacto en Santa Eugenia. Se contabilizaron 14 fallecimientos. Por último, a las 7:39 a. m. se registró una explosión con cuatro bombas a 500 metros de la estación de Atocha. 63 civiles perdieron la vida.
Este fue el mayor atentado terrorista dirigido por Al Qaeda, en España y Europa. Esta semana, luego de 21 años, aún se conmemora a quienes no sobrevivieron esa mañana de jueves.
Minutos antes del ataque, Rocío* entró al tren y ahí estaba él, quien la había hecho repensar varias veces qué ponerse, para llamar su atención. Finalmente, escogió su falda más bonita.
"Si fuera más guapa y un poco más lista. Si fuera especial, si fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarte: ¿quién eres", pensó Rocío, quien sabía que todos los días, ese hombre, que le ocasionaba mariposas en el estómago, montaba la misma ruta que ella de lunes a viernes.
Su amor platónico se sentó junto a una ventana en el tren. Ambos cruzaron miradas. Rocío cerró los ojos, sintió cómo una leve presión se apoderó de su pecho, se volvió pequeñita y empezó a temblar.
Normalmente, tras bajar del transporte público, esta joven escribía en su diario sobre su amor y fantaseaba con el momento en que conocería a este chico y dejarían de ser completos extraños. Pero, ese 11 de marzo, la historia quedó suspendida en el tiempo.
La historia de Rocío es la inspiración que hay tras la canción Jueves, de La Oreja de Van Gogh. Pues, entre los escombros, se encontró este diario en el que ella confesaba el amor que sentía por este muchacho al que nunca le dirigió una palabra y por el que sentía una atracción silenciosa.
"Le tomas la mano, llegamos a un túnel que apaga la luz. Te encuentro la cara, gracias a mis manos. Me vuelvo valiente y te beso los labios. Dices que me quieres y yo te regalo el último soplo de mi corazón", dice la composición española, dando final a la historia de Rocío.
Aunque la canción cuenta que precisamente el 11 de marzo de 2004 esta joven encontró el coraje para hablarle y confesarle sus sentimientos, no se sabe si en vida, Rocío alcanzó a expresar su amor.
*El nombre mencionado se agregó para dar claridad a la historia. Hasta el momento, no se sabe quién era la autora del diario.
María Jimena Delgado Díaz
Periodista de Cultura
@mariajimena_degadod