Izumi: el dragón de la movida gastronómica “japotailandesa” que aterrizó en el corazón de la G

hace 3 meses 18

La pandemia lo cambió todo. Transformó los sentidos y la manera en que la humanidad se acerca a los placeres, entre ellos, la comida, los olores, los sabores y la sensibilidad hacia los buenos platos sobre la mesa. Posteriormente, una explosión de restaurantes nostálgicos y casi agonizantes emprendió la tarea de “reconectar” con lo más profundo del recuerdo de quienes disfrutan de experiencias culinarias memorables.

Sin embargo, ahora el reto no radica únicamente en la buena comida, en que los sabores sean inolvidables y capaces de dejar sin aliento a los comensales; más bien, los aficionados a la noche buscan experiencias, momentos que rompan la cotidianidad, maximicen el lujo y hagan vibrar los corazones con sabores que evoquen lo que significa ser libre y estar vivos.

En este auge de propuestas gastronómicas transformadas en experiencias que actualmente inundan Bogotá, surgen nuevos formatos que apuntan a la fusión de sabores y fronteras, a encapsular el mundo en un solo bocado y a provocar viajes al otro lado del globo con una sola cucharada en el paladar. Este es el caso de Izumi, la nueva propuesta gastronómica “japotailandesa” que llegó a finales de 2024 a la Zona G de la ciudad.

La visión del chef Julián Mendoza, plasmada en la creación del menú, no solo está llena de guiños a lo mejor de Asia, sino que además refleja la experiencia gastronómica adquirida durante su paso por varios países de Latinoamérica.

FACHADA IZUMI 1

Izumi. Foto:Cortesía

En su menú hay más de 20 platos, todos distintos y diseñados para paladares marcadamente diferentes. Dulces, salados, agrios, agridulces y otros tantos indescriptibles que, para comensales sin experiencia en cocina asiática, podrían parecer abrumadores y desconocidos, pero jamás agresivos.

Aunque su propuesta gastronómica incluye platos como el Sashimi de Hamachi (sushi de atún), Nigiri de Unagui (bola de arroz con láminas de anguila selladas), Kakaroto Tiger (futomaki tempura con queso Philadelphia, salmón fresco, aguacate, cebollín y salsa de mayo-jengibre), Yakitori de Pulpo (brochetas japonesas de pulpo) o Yakimeshi de Mariscos (arroz frito con mariscos), lo cierto es que optar por el menú de degustación es una elección acertada para explorar todos sus sabores sin perderse en el intento.

El menú de degustación se compone de nueve tiempos que incluyen entradas y platos fuertes, además de platos centrales para compartir. La experiencia comienza con una copa de espumante de bienvenida, ideal para limpiar y refrescar el paladar, marcando el inicio de una buena noche.

El primer bocado que los comensales degustarán será el Gukan de Foie Gras: tres rollos de arroz de sushi envueltos en salmón trufado y coronados con foie gras glaseado en salsa teriyaki. Este plato combina sabores franceses y los traduce a una preparación auténticamente asiática. 

A continuación, se sirve un ceviche de pulpo en leche de tigre y jengibre, una antesala adecuada para lo que podría ser el mejor momento del menú de degustación.

La esfera de mar, un plato exótico para paladares tradicionales, resulta una explosión de sabor para quienes disfrutan de bocados diferentes y arraigados. 

Se trata de una esfera de aguacate rellena de tartar de salmón, servida con leche de tigre cremosa y aceite verde: una apuesta tan tradicional como deliciosa.

A esta joya le siguen un Tataky de res y un Nigiri de salmón trufado, que juntos, uno tras otro, constituyen una explosión de Oriente en cada bocado. 

Hacia el final del menú, unas gyozas de lomo y trufa abren paso al plato principal: las costillas de cerdo BBQ de miso, que reúnen los sabores de todo el menú. 

Este plato pica y hace sudar, pero es imposible dejarlo sin probar. Tras un bocado inicial intenso, sus sabores se deshacen en el paladar, revelando notas dulces y saladas que armonizan con la textura suave de la carne. Dos o tres bocados bastan para sentir que todo el recorrido culinario previo valió la pena. El cierre de la experiencia llega con un volcán de chocolate como postre.

Izumi es una propuesta refrescante que añade valor a lo ya conocido. No busca transformar la cocina asiática, sino potenciar y engrandecer lo que muchos ya reconocen. 

Es atrevido, pero mantiene la esencia de lo tradicional, invitando a los comensales a recorrer su menú como si montaran al lomo de un gran dragón asiático, que aguarda en la entrada para llevarlos a lo más profundo de Japón y Tailandia.

Todo en esta propuesta se complementa entre sí: un ambiente bohemio, luces tenues, paredes rojas de doble altura que combinan con apliques dorados cuyos reflejos estallan sobre mesas negras de mármol. 

Una barra larga iluminada con pequeñas lámparas y, de fondo, el estruendoso beat del electro house mezclado en vivo con sonidos tradicionales de la región, evocando los ‘speakeasy’ de 1930 en plena época de la prohibición.

No se pretende convencer a nadie de visitar este lugar; quizá existan propuestas similares en Bogotá. Sin embargo, Izumi es un sitio que nadie debería perderse si se trata de placeres, pues su oferta no solo incluye gastronomía, sino también la materialización de la promesa de revivir experiencias que hacen vibrar a los comensales en noches atrevidas y energizantes.

Un dato adicional: los precios oscilan entre los 29.000 pesos (para entradas) y los 160.000 pesos (en cortes de carne).

JONATHAN TORO ROMERO 

Redacción Bogotá 

En X: ToroRomeroJ

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