‘Ingrávida’, una obra que habla sobre los trastornos de la conducta alimentaria

hace 3 meses 19

Sin someterse a los efectos de la ley de la gravedad; es decir, sin peso, tenue o ligera. Pero para Carolina Rodríguez, la palabra ‘ingrávida’ representa más bien a un ser etéreo, “a un alma que no tiene gravedad”, como Alisa, una mujer que ronda los treinta y quien por más de 15 años ha cargado un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que le habla al oído oscilando entre la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón y la ortorexia.

Alisa es el personaje central de Ingrávida, la primera obra teatral que, en Colombia, sube a las tablas la realidad de un paciente con esta enfermedad mental que afecta aproximadamente al 10 por ciento de adolescentes en el país –según los pocos estudios epidemiológicos que se han realizado en Colombia, los TCA tienen una prevalencia de entre 0,2 y 1,5 por ciento, es decir que entre una o máximo dos personas por cada cien habitantes tendrían anorexia, bulimia o trastorno por atracón– y que hace 16 años padece Rodríguez, quien, aprovechando su formación como maestra en artes escénicas con énfasis en actuación y dirección, escribió, montó y dirigió una autoficción de lo que le ha implicado escuchar a diario la voz de Ana (nombre con el que se identifican en páginas web y redes sociales las personas con anorexia nerviosa).

“Yo empecé a presentar conductas alimentarias no tan saludables a la edad de 13; en mi caso, todo empezó con una dieta que se salió de control, luego llegó la restricción, seguida de sesiones de ejercicio extenuantes, ejercicio compensatorio, que también se salió de control, para terminar en anorexia nerviosa”, comenta Carolina.

Obra de teatro Ingrávida, de Carolina Rodríguez, una autoficción de su padecimiento de anorexia nerviosa.

Carolina Rodríguez, autora de 'Ingrávida'. Foto:HACA PRODUCCIONES

¿Cómo fue la decisión de escribir una obra basada en una enfermedad que sigue siendo tabú?

Fue muy paradójico que, precisamente, mientras escribía la obra, noté que mantengo conductas restrictivas. Cuando empecé a escribirla, dije: ‘Esto va a partir de lo que vivo, pero no quiero que se centre en mí, sino que sea autoficción. Empecé a investigar, a indagar fuentes expertas, a ver documentales, visitar cuentas de especialistas en TCA, ver historias de otros pacientes, y me di cuenta de que yo estaba equivocada al pensar que ya había salido de mi anorexia nerviosa. El hecho de escribir Ingrávida y montarla en escena ha sido un proceso de autodescubrimiento en relación con este tema, pues, si bien ya no están tan marcadas, sigo presentando algunas conductas restrictivas.

¿Cómo pudo gritar a los cuatro vientos su enfermedad y, más aún, llevarla al tablado?

Al escribir la obra (aún sin la certeza de que la montaría), la vi como un proceso de sanación personal, pero luego decido montarla y digo quiero montarla, pero cómo hago para que la gente no empiece a opinar o hacer los comentarios que siempre hacen: ‘Pero tú no te ves de tal manera, no pareces anoréxica (siempre quieren verlo a uno en los huesos, y son realmente muy pocos los pacientes con anorexia o algún TCA que están en infrapeso), pues así es como lo han vendido por años: si uno está en un TCA, tiene que verse de cierto modo o si no, no entra dentro de la población enferma. Cuando decido montarla, en las tres funciones de temporada de estreno, a la persona de medios le comenté que les dijera a los periodistas que no iba a hablar de mí, ni de mi enfermedad, sino en general, el tema de la obra. Porque en ese punto aún tenía susto de... no sé cómo decirlo, cómo lo tomarán...

Luego, cuando estrenamos en Casa E Borrero, me di cuenta de que uno no debe tener miedo ni pena de aceptarlo; es un tema del cual ya se está hablando un poco más y que la salud mental esta tomando relevancia ahora, pero, a pesar de esto, es un tema tabú en nuestra sociedad. Afrontarlo para mí en esta temporada fue mi propio desafío personal y de hecho, hace muy poco, acabo de grabar historias citando lo que yo había vivido, justo para esta temporada en Casa E Borrero, publicamos un video contando un poco mi experiencia.

¿Cuándo nació la idea de montar una obra basada en TCA?

Empiezo la escritura de esta obra, más o menos, a mediados de 2022. Yo tenía muy presente el tema de ‘no dar ideas, tips, o consejos’ a otras personas que sufren un TCA o que podrían ser susceptibles de padecerlo. Entonces me cuestionaba cómo abordar el tema logrando mi propósito a través de esta obra, que es que la gente que vaya a ver la obra pueda salir empatizando un poco más con quienes padecen un TCA, que no digan, ve, esto no es solo como que coman y ya está o que deje de comer (en el caso de las personas que tienen atracones) y ya está, sino que la cosa es más profunda.

Obra de teatro Ingrávida, de Carolina Rodríguez, una autoficción de su padecimiento de anorexia nerviosa.

La obra se basa en el trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que padeció la autora. Foto:HACA PRODUCCIONES

¿Y cómo pudo transmitir este mensaje de empatía?

Fue cuando dije, okay, las personas que sufren de TCA muchas veces atraviesan situaciones o se sienten de cierto modo, que probablemente una persona que no ha sufrido TCA en algún momento se ha sentido así. Allí empiezo a ponerle los textos al personaje de Alisa, textos que muchas de las personas que han ido a ver la obra han dicho: ‘Ve, y alguna vez sí me he sentido así a pesar de no tener TCA’. Cuando empezamos a montar la obra, la pregunta con la que les llego a mis dos actores es: ¿cómo es vivir un TCA sin alimentación?, sino lo que hay más allá de la comida. En esta pregunta se basó el montaje.

¿Cómo lo logró, si estamos en una sociedad en la que un TCA se reduce solo a la comida, sin tener en cuenta la parte mental que subyace en cada trastorno?

Primero, investigando mucho, porque lo he vivido también. Miré documentales, oí personas con historias que han sufrido o sufren TCA en la actualidad, hablé con psicólogos, leí publicaciones de la OMS, hice una investigación muy grande y filtre algunas cosas para pasarles el material a los actores y se empaparan del tema y a partir de ahí montar la obra. Es mi segunda obra que dirijo y monto. La primera se llamó Lacrimal, abordaba los temas de la culpa. La culpa que sentimos los humanos, cómo vivirla y transitarla. La monté en 2021, al final del año iniciamos montaje y la estrenamos en mayo 2022. Luego, el año pasado hicimos un remontaje que, de hecho, ocupó el puesto 14 en los Premios Esto Vi, entre las favoritas de los bogotanos.

¿Y cómo tomó el impulso para montar Ingrávida?

Aun cuando estaba ultimando detalles de la escritura de Ingrávida, pasé a una convocatoria de una residencia internacional en dirección escénica que se hizo en La Maldita Vanidad y pasé con el proyecto de Ingrávida. No la tenía escrita totalmente, pero fue entonces cuando noté la importancia de montarla, de poder abordar estos temas y que la gente sienta también empatía y sepan un poco cómo ayudar a una persona con TCA o darse cuenta de las señales que indican el riesgo o la presencia de un trastorno de este tipo en una persona. Entonces no estaba tan segura de montarla, pero hace un año le conté a mi hermana Hasbleidy Rodríguez (quien es la productora general de la obra) sobre este proyecto, y ella me dice: ‘Listo, hagámosle’. Y empezamos a buscar el equipo de trabajo para montarla.

¿Qué planes tiene para la obra?

Queremos circularla y que llegue no solo pacientes de TCA sino también a círculos de apoyo de ellos (...). A colegios y universidades y girarla en festivales. Hasbleidy está revisando para ‘festivalearla’ en Europa, Argentina, Chile, entre otros.

Pilar Bolívar Carreño 

PARA EL TIEMPO

@lavidaentenis

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