El animal que llegó el verano pasado al establo de Hannah Huckabay, en Aurora, Colorado, había sido anunciado como una mula, pero no lucía como ninguna mula que ella hubiera visto antes. Lo había comprado barato en línea en una subasta con la intención de revenderlo o darlo en adopción.
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Tenía una crin tipo cerdas de escoba y una cabeza en forma de cuña. “Lo miré junto con mis hijas, y pensamos: ‘¿Es un Przewalski?’”, dijo Huckabay. “Pero eso parecía muy imposible —esos caballos están en peligro crítico de extinción”.
El caballo de Przewalski es tan raro que el animal, originario de Mongolia, alguna vez estuvo extinto en estado salvaje. Los zoológicos rastrean sus escasos linajes y los animales individuales son parte de esfuerzos multinacionales de conservación. Estos preciados caballos no suelen terminar en subastas.
Pero lo aparentemente imposible había sucedido dos veces: poco después, las hijas de Huckabay encontraron una publicación en TikTok de Kelsey Bjorklund, una mujer de Utah que había acogido un animal idéntico después de que un comprador de una subasta renunciara a él.
“Piensas en todo el dinero y todos los recursos que gastan para tratar de criar estos animales para que no se extingan y ya no estén en peligro crítico, y ahora hay gente que simplemente los tira”, dijo Huckabay.
Los caballos de Przewalski, o takhis, alguna vez fueron endémicos de Asia Central —hasta que las manadas fueron aniquiladas por completo. Muchos científicos creen que es el único caballo verdaderamente salvaje, nunca domesticado. Para la década de 1960, la población mundial se había reducido a aproximadamente una docena de animales de zoológico.
Pero una iniciativa de reproducción liderada por el Zoológico de Praga ha ayudado a que su número se recupere a 2 mil en todo el mundo. Un consorcio de zoológicos ha diseñado la reintroducción de los caballos de Przewalski a su estepa natural. El verano pasado, aviones militares checos transportaron un puñado de Przewalskis del zoológico Tierpark de Berlín a Kazajistán como parte de una misión global para reintroducir la especie a ese País por primera vez desde que se extinguieron en estado salvaje.
Christian Kern, director del zoológico Tierpark, dijo que el programa de cría maneja cuidadosamente las líneas de sangre de la docena de caballos originales, para reforzar mejor la raza. Pero, añadió, un pequeño número de animales nacidos en zoológicos son liberados a manos privadas porque no son genéticamente útiles para esa población. Si esos animales tuvieran crías, es posible que nunca se registraran en un libro genealógico.
La existencia de animales excedentes como los caballos de Utah y Colorado puede verse como una señal de que el esfuerzo de conservación ha funcionado. La manada ahora quizás esté lo suficientemente robusta como para que no sea necesario rastrear a todos los animales.
Pero se supone que los caballos no deberían terminar donde estaban estos dos: en lo que se conoce como el conducto de matanza equina, donde tenían la posibilidad de ser vendidos y enviados a Canadá y México para ser sacrificados para cosas como comida para perros y pegamento.
Los dos caballos fueron sometidos recientemente a pruebas genéticas por la Universidad Texas A&M que indicaron que efectivamente son de Przewalski.
Huckabay, de 58 años, dijo que sus hijas nombraron a su caballo Shrek y que era salvaje a más no poder. “Si te acercas demasiado a su cara, te dará una paliza”, dijo.
Compró a Shrek a la Smith Horse Company, en Peabody, Kansas, un revendedor de caballos. Shrek había sido vendido previamente a la Smith Horse Company por un comerciante de caballos en Utah, y antes de eso había sido subastado varias veces.
Bjorklund, de 32 años, opera la organización sin fines de lucro Lazy B Equine Rescue and Sanctuary en Clinton, Utah, junto con su esposo, Gunnar, y sus tres hijos. Había acogido a su yegua después de que una mujer la entregara, diciendo que el animal era indomable.
Bjorklund dijo que la mujer había comprado la yegua en una subasta en Cedar City, Utah, por 35 dólares. Los funcionarios de Utah habían clasificado al animal como una mula. Los Bjorklund nombraron Fiona a la yegua.
El 12 de octubre, Fiona enfermó con cólicos y lo que parecía ser insuficiencia orgánica. Al darse cuenta de que probablemente tenía más de 20 años, los Bjorklund decidieron aplicarle la eutanasia. Llevaron su cuerpo a la Universidad Estatal de Utah, donde los estudiantes de veterinaria estudiarán sus huesos para aprender sobre estos raros caballos salvajes.