La vida de Luciano D’Adama cambió para siempre en 2019 tras un accidente automovilístico. A sus 68 años, este italiano sufrió un evento que lo dejó en coma, y al despertar, creía estar en 1980.
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Sin reconocer a su esposa ni a su hijo de 35 años, se enfrentó a una realidad que parecía sacada de otra época. Este caso, dado a conocer por el periódico 'Messaggero', captó la atención en redes sociales y se volvió viral debido a la extraordinaria historia de Luciano, quien se sumergió en una confusión que marcó un antes y un después en su vida.
Un día ordinario que terminó en tragedia
Luciano recuerda con precisión el 20 de marzo de 1980. Era un día como cualquier otro, uno en el que regresaba a casa tras una jornada laboral, con sueños y planes por delante. Sin embargo, su vida dio un giro drástico cuando fue atropellado en el barrio de Monte Mario, en Roma. En su mente, este suceso había ocurrido el mismo día de su "despertar" en 2019, sin saber que casi cuatro décadas habían pasado desde ese instante.
Al abrir los ojos en el hospital, lo invadió una gran confusión. “Una extraña entró en la habitación”, dijo, refiriéndose a su esposa, quien intentaba ayudarlo llamándolo por su nombre. Para Luciano, esa mujer era una completa desconocida. No lograba entender cómo alguien podía conocer detalles de su vida sin recordar quién era ella.
El impacto de la pérdida de la memoria
El accidente tuvo efectos devastadores en la memoria de Luciano, quien perdió casi 40 años de su vida. Para él, la persona que se presentaba como su esposa y el hombre que decía ser su hijo de 35 años no eran más que extraños en un mundo que no reconocía. Además, cuestionaba cómo alguien que él creía su “hijo” podía ser más viejo de lo que recordaba en sus propios recuerdos. En su mente, todavía estaba comprometido con una joven de 19 años y proyectaba una vida llena de promesas.
Cuando finalmente se vio en el espejo, enfrentó una imagen impactante: el joven de 24 años que recordaba había desaparecido, y en su lugar, un hombre de 63 años le devolvía la mirada.
Luciano no solo se enfrentaba a un cambio físico, sino a la presencia de tecnologías y eventos históricos que desconocía por completo. No entendía la existencia de teléfonos móviles ni reconocía figuras de la cultura y la política italiana, como Totti o Berlusconi. Además, eventos tan significativos como el 11 de septiembre no formaban parte de su realidad.
Un largo proceso de reconstrucción
El proceso de recuperación fue largo y desafiante. Luciano, consciente de que había perdido toda su vida adulta, decidió enfrentar su nueva realidad con resiliencia. Con el apoyo de psicólogos y la paciencia de su esposa, inició un camino de reconstrucción de su relación y su identidad. La comprensión y el tiempo fueron fundamentales en este proceso, permitiéndole adaptarse gradualmente a su nueva vida.
Una nueva oportunidad en el trabajo
Luciano encontró un propósito en el trabajo de mantenimiento de una escuela, donde cada día contribuye al desarrollo de las nuevas generaciones. Este empleo no solo le ha dado estabilidad, sino que también le permite interactuar con jóvenes que le recuerdan su propio pasado, un recordatorio constante del tiempo perdido y, a la vez, una motivación para seguir adelante.
Enfrentar la pérdida de sus recuerdos ha sido uno de los mayores retos de su vida, pero Luciano continúa adaptándose y buscando formas de construir una nueva realidad, aferrándose al presente que le permite encontrar paz y sentido en su vida actual.
Oscar Guerrero Tello
El Comercio (Perú) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.