En las montañas de Colombia, principalmente en los páramos, está el sargento Edwin Agredo, con su uniforme verde y botas pantaneras junto a su equipo de rescate. Allí, en medio de la densa neblina y el clima frío, lucha por salvar a los frailejones.
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"Estos ecosistemas son de gran importancia, son fuentes de agua y de vida. Desde hace seis años me dedicó a esto y desde el Ejército le apostamos con un compromiso por la biodiversidad, por la naturaleza y por el medio ambiente", señala el sargento.
Según Agredo, lo más triste que se ha encontrado durante este tiempo, son los incendios forestales que están acabando con la vida en los páramos de Colombia.
"Son complejas esas devastadoras olas de calor, producto de los incendios forestales indiscriminados y más duro todavía, ver parte de la fauna silvestre inmersa en el fuego, quemados buscando auxilio para poder vivir", destaca con nostalgia el sargento.
Con 40 años de edad y casi 20 en el Ejército Nacional, este uniformado se ha ganado el corazón de las comunidades en lo más alto de las montañas, lo que hoy lo posiciona desde la a Brigada 29, en Popayán, como el ángel guardián de los frailejones.
En lo corrido de los últimos seis años, Agredo ha dedicado su vida al cuidado de este tipo de plantas, rescatarlas y restaurarlas ha sido el reto y la odisea más grande.
Con precisión explica el paso a paso de este procedimiento, "la restauración se hace mediante el sistema de germinación, en unos proyectos importantes que tenemos nosotros los soldados del Ejército. Tenemos 11 proyectos a nivel nacional, destinados específicamente a la propagación del frailejón y de manera articulada con las instituciones y comunidades de las diferentes partes del territorio, donde estamos impactando con este tipo de especie, buscando mitigar el calentamiento global".
Aunque no todos los frailejones pueden ser restaurados, el sargento asegura que sin un intento por rescatarlos, no se sabría su destino y el resultado ha sido la recompensa.
"Son más de 50 mil frailejones que se han logrado llevar al espacio donde son los ecosistemas de páramo. En este caso en particular, tenemos el páramo de San Sebastián; también, el páramo de Santurbán, uno de los más emblemáticos de Colombia, entre otros que estamos buscando llevar esta especie y lograr mitigar ese impacto negativo de los incendios forestales y la minería ilegal", resalta el sargento.
Pero el trabajo en solitario no fue suficiente y necesitó de un equipo para lograrlo. "Mi equipo de trabajo, somos aproximadamente 15 hombres, estamos distribuidos en la captación de la semillas, otros en el tema de trabajos articulados con la población, las entidades y universidades".
El sargento asegura que el propósito, es el de todos, un solo objetivo, poder sacar este proyecto y darle vida a lo que nos da vida.
El uniformado hace parte de la Zona Verde de la COP16, que se desarrolla en la capital del Valle del Cauca.
Laura García
Enviada especial para la COP16