Antes de dirigir una de las instituciones más queridas de la cultura en Colombia, como la Biblioteca Nacional; de formar parte del equipo de la prestigiosa Universidad del Norte, en Barranquilla, y de hacer parte de la difusión del Hay Festival, Daniella Margarita Sánchez Russo fue periodista.
“Fue mi primer trabajo”, cuenta emocionada. “Me apasionaba llegar a la redacción de El Espectador, me impresionaba mucho la gente, el editor general, que en ese entonces era Jorge Cardona”.
Con la experiencia que ha acumulado, ahora emprende un nuevo reto, que la emociona: la dirección del Instituto Caro y Cuervo, que desde noviembre del año pasado no contaba con un nombramiento en firme en la dirección.
Graduada de la Tadeo Lozano, en Comunicación Social y Publicidad; con maestría en lenguas romances y literatura en español, y un doctorado de lenguas romances, ambos títulos de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.), Daniella conversó con EL TIEMPO sobre los retos y los proyectos que encara en el Caro y Cuervo que, desde su fundación en 1942, es el centro colombiano más importante de altos estudios en literatura, filología y lingüística del español y las lenguas nativas de Colombia.
Llega al Caro y Cuervo en medio de una gran incertidumbre por el tema presupuestal en el ámbito cultural; aunque al instituto le aumentarán en 8 por ciento su presupuesto para el 2025...
Yo llego con optimismo. Es decir, llego con un presupuesto que no está recortado como se pensaba que iba a estar. No siento que sea una institución maniatada en presupuestos, siento que lo que tenemos puede potenciarse para generar alianzas interinstitucionales, pero sobre todo porque los proyectos que tiene el Caro y Cuervo no pueden quedar aislados.
¿Cuáles serán los proyectos más importantes del 2025?
Uno de los proyectos que tenemos en curso este año es la documentación de 10 lenguas indígenas en peligro de extinción. Claro que necesitamos un presupuesto fuerte para sacarlo adelante, vamos a invertir como mil millones de pesos para esta documentación; pero ni siquiera así llegas a muchas partes, y este proyecto es de mucha responsabilidad con otros, tanto con las comunidades indígenas, pero también con profesores de otras universidades o instituciones de educación superior, para que aporten también su mirada.
Luce emocionada con este proyecto...
Es el proyecto que más me mueve el corazón, el de la documentación de las lenguas indígenas. Siento que está completamente atada a la misionalidad del Caro y Cuervo, que es el salvaguardar el patrimonio lingüístico del país. Pero que también está muy conectado, por ejemplo, con el plan decenal de lenguas indígenas y con todos los esfuerzos que hacen diferentes instituciones a nivel mundial por la revitalización de estas. Nosotros vamos a trabajar en lenguas, por ejemplo, que a mí me parecen un reto impresionante, como el kankuamo, que es un idioma de la familia chibcha, que está ubicado en la Sierra Nevada de Santa Marta, y que las personas conocedoras no están practicando, no sabemos muy bien cuántas personas pueden de verdad ser conocedores y transmisores de la lengua. Sentimos que es una oportunidad muy bella también para que los colombianos conozcan de la historia de los pueblos indígenas, de cómo hay pocas personas vivas que están conservando el conocimiento (...) La idea con el proyecto de documentación indígena es que vayamos armando la gramática de cada lengua, poder hacer unos corpus lingüísticos, una especie de diccionarios de la lengua que estén virtualmente alojados en la página web del Instituto Caro y Cuerpo para que los investigadores colombianos, latinoamericanos o cualquier persona del mundo pueda tener acceso a este conocimiento; obviamente, eso tiene que ser concertado con las comunidades, que tendrían que dar permiso para que esa información esté. Este proyecto lo vamos a lanzar el 20 de febrero, un día antes del Día de las Lenguas Nativas.
El Caro y Cuervo es una institución de educación, ¿no le iría mejor en el tema presupuestal si dependiera de esta cartera y no de Mincultura?
Creo que siempre pertenece al ámbito cultural y queremos mantenernos en ese plano, ya que entendemos la lengua como parte de la vida cultural de las personas. Además, es un campo altamente especializado; es decir, no podríamos funcionar como una universidad ni siquiera incluir filosofía. Encajamos muy bien en el ámbito cultural por nuestra relación con los museos y la editorial. Nos sentimos reconocidos y escuchados aquí. No sé si nos iría mejor en el Ministerio de Educación, pero creo que nos va suficientemente bien en el Ministerio de Culturas. Estamos completamente alineados con su misión, pues representamos una parte del patrimonio inmaterial de los colombianos: la preservación de sus lenguas y la creación artística a través de ellas.
¿Qué hacer para conectar con los más jóvenes que ven el instituto como algo de ‘viejos’?
Considero que el Instituto no ha sabido comunicarse, y ese es uno de nuestros grandes y principales desafíos. Es irónico, teniendo en cuenta que nuestra labor es salvaguardar las lenguas, que son una de las principales formas de comunicación. Sin embargo, aquí hay muchos proyectos en marcha desde hace tiempo que nadie conoce. Nuestro primer objetivo es cambiar la forma en que nos dirigimos a la ciudadanía e invitarlos a participar en el Caro y Cuervo. También estamos trabajando en un programa público que nos haga sentir como una institución realmente abierta, y no como un espacio distante intelectualmente. Muchas personas pueden percibir al Instituto como algo ajeno, sin una conexión real con ellas.
SOFÍA GÓMEZ G.
CULTURA EL TIEMPO
@CulturaET