El 12 de marzo, el Royal Center de Bogotá fue testigo de algo verdaderamente mágico: Garbage le entregó a la capital un concierto que fue mucho más que una simple presentación. Fue un viaje emocional, una montaña rusa de recuerdos, emociones y pura energía.
Desde que sonaron los primeros acordes de "Queer", el público supo que esa noche sería algo especial. La banda, con la misma intensidad y pasión de hace tres décadas, dejó claro que su presencia sigue siendo tan potente como siempre.
Cada tema fue un recordatorio del amor que su fanaticada aún tiene por Garbage. Canciones como "Stupid Girl", "Special", "Only Happy When It Rains" e "I Think I’m Paranoid" hicieron vibrar a todos, mientras que Shirley Manson, tan magnética y auténtica, con su voz inconfundible y arrolladora, envolvía el ambiente.
Garbage Foto:Lorena Cordero
Las palabras de agradecimiento de la artista hicieron sentir a todos que no solo estaban presenciando un concierto, sino compartiendo una experiencia intima con la banda.
Fue un momento de complicidad, nostalgia y un agradecimiento mutuo por más de 30 años de historia conjunta.
Garbage además de tocar sus grandes clásicos, llevó a los asistentes a un viaje en el tiempo, fusionando la fuerza de su legado con la energía vibrante del presente.
Aunque algunos esperaban escuchar 'Androgyny' o 'The World is Not Enough', la noche culminó con 'When I Grow Up', un himno que resonó con tal fuerza, que dejó claro que lo vivido no era un concierto más.
Fue un reencuentro con los recuerdos, una celebración del legado de Garbage y, sobre todo, una reafirmación de que, más allá del paso del tiempo, la música sigue siendo el vínculo que une a la banda con su público.
Redacción Cultura