Luego de una vida dedicada al trabajo, el sueño de cualquier adulto mayor es retirarse y poder descansar alejado del bullicio de la ciudad. Con eso aspiraba una madre soltera en Estados Unidosque estaba en edad de jubilarse, aunque sus planes dieron un giro inesperado cuando su hija falleció a los 40 años.
Beverly Knettell completaba los trámites de su jubilación y se comenzaba a adaptar a su papel como abuela cuando su hija Kendra falleció inesperadamente, según relató en su artículo para Business Insider. Con un nieto de cuatro meses a quien cuidar, la mujer suspendió temporalmente su trabajo y ayudó a su yerno Steve en medio del duelo.
"Como conocía de primera mano el mundo de Ewan, me mudé temporalmente con Steve para compartir su cuidado las 24 horas del día, los 7 días de la semana", manifestó Beverly, y continuó: "Dejando de lado el consejo despiadado de dejar en paz a este joven padre neófito, superar mi dolor y seguir adelante, no abandonaría al hijo de mi hija".
Su rutina cambió bruscamente. Después de dejar al niño en la guardería, se dirigía a su trabajo y permanecía allí hasta las 4.30 p. m., horario en el que debía buscarlo para regresar a la casa. Luego, pasaba la tarde con Ewan hasta que se quedara dormido. Por las noches, aprovechaba el sueño profundo para dirigirse a su hogar, también repleto de juguetes y accesorios de bebés.
Los años pasaron, Ewan creció y Steve pudo regresar a la vida con un nuevo matrimonio y dos bebés "llenos de energía", según detalló la mujer. Cuando la carga no era demasiada para su yerno, Knettell regresó a su propia casa, retomó el hábito de escribir y volvió a su rol de abuela.
Su nieto ahora tiene 13 años y la sigue visitando los fines de semana en EE. UU.
De acuerdo con su relato para Business Insider, Beverly sigue recibiendo visitas de su nieto Ewan, que ahora tiene 13 años, los fines de semana. A pesar del dolor de una pérdida tan significativa en su vida, el joven pudo formarse con el apoyo cariñoso de su familia.
Por su parte, Knettell busca retomar el control de su vida y, ahora sí, disfrutar de su nueva definición jubilación. "Mientras me siento en la cúspide de nuevos sueños, pospuestos durante 13 años, sé que la trayectoria de la vida no está bajo nuestro control, a pesar de todo lo que anhelamos, tan impermanente como los carámbanos", reflexionó.