Un migrante procedente de México, que residía en el estado de California y había conseguido graduarse de la prestigiosa Universidad de Harvard, se autodeportó junto con su pareja a su país de origen debido a que tenía "miedo de ser detenido y encarcelado".
A sus 34 años, Francisco Hernández Corona tomó una decisión drástica junto con su esposo, Irving Hernández Corona. El migrante nunca pensó que abandonaría Estados Unidos, el país al que llegó lleno de sueños décadas atrás y en el que consiguió graduarse en la carrera de psicología clínica de Harvard en 2013.
"Empezamos a ver a ICE por todas partes y a gente que enviaban a El Salvador. Llamaban a la puerta y Francisco se asustaba y se aterrorizaba. Nunca fue nuestra intención irnos en estas circunstancias. Nos fuimos, básicamente huyendo", expresó Irving en diálogo con el medio Telemundo.
Impulsados por el latente temor a ser perseguidos y deportados por las autoridades, los dos migrantes finalmente huyeron hacia la costa occidental de México en un vuelo a Puerto Vallarta hace tres semanas.
A pesar de que en su país de origen recibieron una cálida bienvenida y sintieron nuevamente la sensación de estar en casa, la tristeza los invade en ocasiones debido a la vida que dejaron atrás en el territorio estadounidense. "A veces nos sentamos aquí en silencio, nos abrazamos y lloramos por lo que dejamos. Nos sentimos excluidos", expresó Irving al respecto.
La travesía desde México a Estados Unidos
A la corta edad de 10 años, Francisco llegó a Estados Unidos tras atravesar el desierto con un coyote (un traficante de personas), un período que según sus palabras consistió en "los tres peores días" de su vida.
Instalada su familia en Lennox, una comunidad pequeña cerca de Los Ángeles, el joven fue aceptado por Harvard en 2009 y, pese a que su madre falleció en aquella época tras luchar incansablemente contra una enfermedad, juntó fuerzas, apoyado por sus profesores, y consiguió graduarse.
Luego del vencimiento de su documento de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés), Francisco solicitó un visado por violencia contra las mujeres (VAWA, en inglés), ya que tanto él como su madre habían sido víctimas de violencia por parte de su padre, pero recibió un contundente rechazo.
"Debido a la decisión que tomó mi padre cuando yo era niño, la ley estadounidense dice que no importa. No importa que tuvieras 10 años, no importa si sangrabas en el desierto o llorabas solo en el desierto; ya no puedes quedarte en el lugar que llamas hogar", expresó angustiado.
El migrante se graduó en la carrera de psicología clínica en Harvard en 2009. Foto:NBC News
La autodeportación a México desde Estados Unidos
El año pasado, tras casarse con Irving, el migrante soñaba con una luna de miel en Puerto Rico, pero sus abogados le aconsejaron que no lleve a cabo el viaje por temor a que fuera detenido en alguna instancia. Aquella situación lo llevó a tomar la definitiva decisión de abandonar por cuenta propia el país en el que edificó sus sueños desde que era un niño.
Ahora, Franciso e Irving están instalados en México tras dejar atrás una vida en California, pero sueñan con regresar algún día en el futuro, cuando las políticas no persigan a los migrantes que trabajan y buscan progresar en el país.