Salir a un restaurante a desayunar, almorzar o comer suele ser uno de los planes favoritos de muchas personas, pues no solo supone reunirse con sus seres queridos para compartir alimentos y bebidas de su gusto, sino charlar en un espacio diferente, conocer lugares y hasta arreglarse de una forma determinada.
Sin embargo, un momento tedioso puede ser el pago de la cuenta, porque aunque muchos optan por dividir la cuenta, otros piensan en qué fue lo que realmente consumieron y se sienten insatisfechos por los montos que les toca asumir. Sobre este caso particular, un matemático español se pronunció y reveló qué es lo más recomendable a la hora de salir con otros, revisando cómo son los gastos y beneficios de cada uno.
Salir a comer es un buen plan, pero al pagar la cuenta, las emociones se pueden transformar. Foto:iStock
Teniendo en cuenta la explicación de Eduardo Saénz de Cabezón en el podcast ‘The Wild Project’, al dividir una cuenta por igual “el daño se reparte y el beneficio no se reparte”. Con esto, quiere decir que la ventaja para una sola persona es toda, pero para otra nada o poco.
Al decir “daño" se refiere al precio, que es lo que se reparte entre todo el grupo. Por eso, para él, hay unos que tienden a tomar más riesgos, pedir lo más costoso o lo grande, y el resultado es que salen mejor que otros.
“Lo más barato siempre es hacerse cargo de lo propio”, dice Saénz de Cabezón. Según él, ha llegado a esta conclusión al tomar como referencia un estudio que se realizó en Estados Unidos.
De acuerdo con su relato, este experimento buscaba comprender cómo funcionan las distintas formas de pago, pero más allá de eso, identificar cuál era la más viable o económica para todos los comensales. Al revisar los hallazgos, encontró que había diferencias de hasta un 31 por ciento.
Al dividir la cuenta en partes iguales, puede que el beneficio no se reparta equitativamente. Foto:iStock
Para el matemático, la mente de los consumidores se desentiende o dispara cuando sabe que tendrá que compartir gastos con otro. Lo explica con costos de proteínas y hace divisiones entre un gran número de personas.
“Tengo entrecot y chuletón, el entrecot vale 10 euros y el chuletón vale 20 euros, pero estamos ocho. Si yo me pido el chuletón, al final es un euro y pico más cada uno, por un euro y pico más me pido el chuletón. Vale, pues con cuatro o cinco que hagan eso, ya pagamos todos seis euros”, pone como ejemplo.
¿Cómo fue el estudio que analizó las formas de pago?
El resultado de la prueba se publicó en 2001. Se incluyeron varios grupos de personas, pero se sometieron a tres escenarios distintos para ver cómo actuaban, según el que les correspondiera.
Los economistas Uri Gneezy y Ernan Haruvy reunieron a personas para que salieran a cenar. A partir de los encuentros, los expertos analizaban qué tanto consumían si les tocaba dividir el gasto final entre todos, pagaban cada uno o les costeaba un tercero.
Cuando llegó el momento de revisar los comportamientos, vieron que si la cuenta se dividía en partes iguales, los participantes pedían más entradas, platos fuertes, postres y vino incluido que cuando sabían que pagarían por separado. La cantidad de elementos en la orden se disparaba aún más cuando sabían que un tercero pagaría todo.
Cuando una persona pagará su consumo, la otra tiende a ser más flexible. Foto:iStock
Por lo anterior, es que el español recomienda que cada quien se haga cargo de lo suyo si no se quieren efectos indeseados.
MARIANA SIERRA ESCOBAR
EQUIPO ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO