La familia y las etapas importantes de la vida son factores que pueden resultar cruciales para que las personas tomen decisiones. Ese fue el caso de un italiano que era gerente de una empresa de mobiliarios y decoración, pero que no contaba con espacios para estar con su hija.
Vincenzo Pezzarossa es un abogado de 51 años, que después de sentirse frustrado por no poder disfrutar de momentos con sus seres queridos, tomó la decisión hace siete años de renunciar a un puesto que le daba estatus y estabilidad laboral.
Este hombre viajaba por el mundo, fue profesor, empresario y un alto ejecutivo; sin embargo, creía que necesitaba “desacelerar y recuperar el tiempo perdido con su esposa y su hija”, según compartió el medio ‘Milano’.
Para lograrlo, empezó a conducir un taxi y a transportar personas por las calles de Milán, ya que este trabajo le ofrece lo que más quería: disponibilidad de tiempo. Pezzarossa, resalta que el salario que percibe ahora es un tercio que el anterior, pero que eso no le importa si la ganancia es estar con los suyos.
Este es el trabajo que ejerce todos los días. Foto:iStock
Además de ser conductor, dice que sacó un espacio para llevar a cabo su gran pasión: “escribir”. De hecho, a través de este arte, logró contar su historia en un libro que tituló ‘Che Dio tassista’, en español ‘Que Dios sea taxista’.
“En cierto modo, nosotros los conductores tenemos algo de sacerdotal, con nosotros los pasajeros se dejan llevar a contar pecados y virtudes. Quizás porque por la noche, con la oscuridad, como sucede con el sacerdote en el confesionario, hablan sin vernos a los ojos”, dijo sobre lo que lo hizo nombrar su historia de esa forma.
De su nuevo estilo de vida dice que ha aprendido mucho. Ahora ve la humanidad de otra forma, pues entiende no solo quienes son de forma superficial, sino también quiénes son, qué piensan y con quién hablan.
Los usuarios suelen hablar de temas privados de sus vidas con Vincenzo. Foto:iStock
Gracias a sus aportes en la empresa como creación de aplicaciones y actualizaciones de la página de motores, obtuvo un traslado a Suecia en el que lideró proyectos internacionales. El más importante debía durar dos años, pero se extendió a cinco años, de acuerdo con lo publicado por el medio antes mencionado.
¿Cuál fue la motivación de escoger la labor de taxista?
Un día, después de una crisis nerviosa por problemas familiares, pudo comprender que quería estar en Milán y trabajar para vivir, más no estar vivo para dedicarse a lo laboral.
Sin saber por dónde empezar, un día en Linate tomó un taxi y se inspiró en quien lo conducía: “Subí al coche con un taxista licenciado en Economía que había dejado todo para construir una segunda vida. Y pensé, uhm, bueno…”
Y así fue, ahora comienza a trabajar como taxista a las cuatro de la tarde y termina alrededor de las dos de la madrugada. Dice que una ventaja de este oficio es que puede parar si le apetece para ver a su familia o tomarse un café, cosas que antes eran impensables por las largas jornadas y la distancia de Suecia a Milán.
MARIANA SIERRA ESCOBAR
EQUIPO ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO