A menos de una semana de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, no está claro quién ganará entre la candidata demócrata Kamala Harris y el expresidente republicano Donald Trump. Pero si quien se alza con la victoria es el exmandatario, hay suficientes indicios de lo que puede ocurrir en las relaciones entre la primera potencia mundial y el resto del planeta.
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Como explicaba el domingo Inés Capdevila, analista del diario La Nación de Buenos Aires, todos los países “tienen un mayor o menor grado de relación y necesidad con Estados Unidos”. Agrega que, “ansiosos, la mayoría de los gobiernos del mundo preparan escenarios de contingencia”, sobre todo si el triunfador es Trump.
“Las elecciones presidenciales de Estados Unidos pueden ser decididas por los votantes estadounidenses, pero tienen consecuencias globales”, comentaba hace pocos días Ivo Daalder, exembajador de Washington en la Otán, en el portal estadounidense Politico. Para Daalder, la votación del martes entrante “será quizás la elección más importante desde 1860, con implicaciones de gran alcance para la democracia en general”, y no solo en la tierra del Tío Sam.
En Europa, a lo largo de octubre, la inquietud ha venido creciendo al mismo ritmo que las opciones de Trump aumentan en las encuestas. A sus amenazas de alejarse o incluso salirse de la Otán, y de reducir a mínimos la ayuda de Washington a la defensa de Ucrania contra la invasión rusa, se suma la evidente cercanía del republicano con Vladimir Putin y su autoritario régimen, enemigos declarados del Viejo Continente.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos pueden ser decididas por los votantes estadounidenses, pero tienen consecuencias globales
Como en muchos frentes, en cuanto a Ucrania, Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán), Trump ha jugado con cierta ambigüedad. El analista de BBC News Fernando Duarte explicaba hace algunas semanas que “Trump, quien ha elogiado públicamente a Putin, se comprometió a acabar la guerra “en 24 horas” si es elegido”. Trump, quien ha hablado por teléfono con Putin varias veces en tiempos recientes, no ha dicho cómo lo haría. Pero “ese comentario –agrega Duarte– ha hecho temer que vaya a presionar a Ucrania para que ceda territorios a Rusia”.
A fines de 2023 e inicios de 2024, explica Duarte, los republicanos trumpistas frenaron en el Congreso un paquete de ayuda a Ucrania por US$ 60.000 millones, aunque Trump no se declaró públicamente en contra cuando el proyecto fue por fin aprobado en abril. Pero su gran aliado en la Unión Europea, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien lo visitó en marzo en su casa de Mar-a-Lago, Florida, aseguró que, si el republicano gana, no dará “un centavo” para apoyar a Ucrania.
Interrogado sobre ello por la revista Time, Trump matizó: “No daré nada a menos que Europa comience a igualarnos en sus aportes”. Hasta el 30 de abril, Washington había contribuido con US$ 54.000 millones, mientras los europeos rondaban los US$ 40.000 millones, con Alemania en primer lugar con US$ 10.000 millones.
En esa misma línea, Trump lleva años alegando que sus socios europeos en la Otán no invierten lo suficiente en defensa y gasto militar. Es un viejo alegato de Washington que también han esgrimido mandatarios demócratas como Barack Obama. La exigencia estadounidense es que los 30 socios europeos de la Otán eleven ese rubro a 2 por ciento de su PIB, algo que apenas cumple una docena. Si eso no ocurre –ha dejado entrever Trump–, Washington podría llegar a abandonar la alianza militar atlántica.
Guerra comercial
Pero las preocupaciones del mundo frente a un eventual triunfo de Trump van mucho más allá de Ucrania y la Otán, y apuntan en buena medida a la economía. “La elección del próximo presidente no solo determinará el rumbo económico de EE. UU., sino que también influirá en las relaciones y la estabilidad financiera mundial”, dice Natixis Investment Managers, reconocida firma de gestión de activos, basada en París, en un informe de la semana pasada.
De acuerdo con Natixis, “la política tributaria de Trump podría incrementar la deuda pública en US$ 7,5 billones (hoy son unos US$ 35 billones) durante la próxima década, (pues) Trump planea una drástica reducción al 15 por ciento” del impuesto corporativo. Una deuda estadounidense tan alta golpearía la economía mundial, pero además, “esta reducción se financiaría –dice la gestora de activos– mediante un aumento de aranceles, una decisión que afectaría a todos los socios comerciales de Estados Unidos”. Y aranceles más altos, explica Natixis, “podrían desencadenar represalias comerciales de esos socios”.
el Trump ultraproteccionista de 2025 promete imponer tarifas de hasta 60 por ciento a las importaciones chinas, pero también de mínimo 10 ciento a productos de otros países para (...) alentar el empleo norteamericano
Sería una guerra arancelaria global y el fin de la era del libre comercio iniciada en los años 90. Y, aunque el principal objetivo de esa alza de aranceles son las importaciones de China, la política de Trump golpearía a casi todo el planeta, incluida América Latina. Según la argentina Inés Capdevila, “el Trump ultraproteccionista de 2025 promete imponer tarifas de hasta 60 por ciento a las importaciones chinas, pero también de mínimo 10 ciento a productos de otros países para (...) alentar el empleo norteamericano”.
Los hogares estadounidenses sufrirán con el encarecimiento de los productos importados, con un costo extra de 2.900 dólares al año, según el Instituto Peterson para la Economía Internacional, con sede en Washington. Agrega Capdevila que “el costo para las naciones que comercian con Estados Unidos –prácticamente todos los países del mundo– y para la economía latinoamericana sería inestimable”.
Además, países como Colombia, Argentina, Chile y Brasil, que comercian bastante con China, podrían sufrir daños colaterales. “Trump ya habló de medidas punitivas, incluyendo aranceles o sanciones, contra los países que siguen la agenda de desdolarización de China”, contó Brian Winter, de Americas Quarterly, a La Nación de Buenos Aires. Agregó que eso implica “presión sobre las naciones latinoamericanas para alinearse más con Washington”. Y en ese frente, Colombia se encuentra en una posición de debilidad: el país importó de China mercancías por más de US$ 7.300 millones el año pasado, y el presidente Gustavo Petro ha hablado a favor de la desdolarización mundial.
La confrontación con China no se limita a los asuntos comerciales. Es muy probable que una eventual administración Trump mantenga el foco puesto en la región Asia-Pacífico, como lo hizo el presidente Joe Biden cuando, consecuente con ello, ordenó el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021. Pero además, Trump intensificaría las presiones en contra de Pekín e incluso podría a llegar a ofrecer un mayor apoyo militar a la isla de Taiwán –que China reivindica como propia–, lo que elevaría las tensiones en esa región.
Durante los cuatro años que gobernó, Trump siempre se posicionó del lado de Israel, reconoció a Jerusalén como su capital –a lo que siempre se han opuesto los palestinos– y trasladó hacia allá la embajada estadounidense. Además, apoyó los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania, en contra de los deseos de los palestinos y de las recomendaciones de Naciones Unidas.
Pero ahora quizás las cosas hayan cambiado. Según el analista Duarte, de la BBC, algunos creen que Trump “ha alimentado un rencor hacia Benjamin Netanyahu, a partir de las elecciones presidenciales de 2020, cuando el primer ministro israelí llamó a Biden a felicitarlo, en momentos en que Trump impugnaba el resultado”.
Tras el feroz ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, Trump cuestionó la falta de preparación de la administración Netanyahu. Días después calificó como “inteligente” a Hezbolá, el grupo islamista que desde Líbano lanza cohetes contra Israel.
Explica Duarte, de la BBC, que Trump “mantiene su apoyo histórico a Israel, pero sostiene que debe “terminar lo que comenzó” contra Hamás en Gaza, pero “hacerlo rápidamente” pues “está perdiendo la guerra de las relaciones públicas” en el mundo. En cuanto a una eventual guerra de Israel contra Irán, anota Duarte, “ha dicho que protegerá a Israel, pero no ha dado detalles de cómo”.
Similares ambigüedades asoman cuando los analistas intentan predecir lo que puede pasar con el régimen de Nicolás Maduro, en Venezuela, o con la dictadura cubana, en caso de una victoria de Trump el martes entrante. El apoyo que cubanos y venezolanos exiliados en Florida brindan a Trump en campaña hace pensar que para Maduro y sus compinches, al igual que para el régimen de La Habana, una victoria del republicano sería una pésima noticia.
Trump ya habló de medidas punitivas, incluyendo aranceles o sanciones, contra los países que siguen la agenda de desdolarización de China
En su gobierno, Trump endureció las sanciones contra Cuba y también aplicó un arsenal de castigos contra Caracas. Pero hay interrogantes. Primero, por la cercanía de Trump con Putin, pues, aunque el mandatario ruso no parece estar mirando más allá de Ucrania y Europa, es aliado tanto de los castristas cubanos como de los chavistas venezolanos. Y, segundo, Olivia Troye, exasesora de Trump, declaró hace pocos días que lo escuchó decir que Maduro “es un hombre fuerte”. Y sabido es que a él le gustan ese tipo de líderes.
En casi todos esos frentes hay debate e incertidumbre. Pero donde hay pleno consenso de lo que Trump hará es en la batalla contra el cambio climático. En junio de 2017, cuando ocupaba la Oficina Oval, anunció el retiro de su país de los Acuerdos de París, pieza clave para comprometer a la comunidad internacional en esa lucha.
Trump y los suyos son declarados negacionistas del cambio climático, y rechazan la carga probatoria científica que lo confirma y que advierte sobre sus graves consecuencias para el planeta y la humanidad. Para Trump, las afirmaciones de esos científicos no deben ser tenidas en cuenta. Durante una entrevista en el pódcast del productor televisivo Shawn Ryan, dijo de esos científicos: “Son unos tontos”. Suficiente para imaginar lo que puede pasar en este frente si Trump gana el martes próximo.
MAURICIO VARGAS
ANALISTA
EL TIEMPO
mvargaslina@hotmail.com / IG: @mvargaslinares