El soldado que, en medio de combates en Nariño, hace manualidades y le lleva regalos a los niños de pueblos remotos: ‘Sueño con una fundación’

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Por medio de redes sociales, se conocen historias que pueden llegar al corazón de los internautas. La labor social que realiza el soldado Pachón y sus compañeros en las zonas más remotas de Nariño es aplaudida en las plataformas digitales.

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EL TIEMPO habló con el uniformado y conoció su historia, qué lo motivó a realizar esta labor social y llevar felicidad a algunos de los pueblos más remotos de Colombia y cuáles son sus sueños.

El militar le contó a este medio que su sueño nació cuándo estaba en la escuela, pues nació y se crió en un barrio de Bogotá, aseguró que desde pequeño, sus profesoras lo motivaron a luchar por sus sueños y a no rendirse. Indicó que reciclando, tocando puertas a grandes empresas y a las fuerzas militares, él y sus compañeros pudieron conocer el mar, fue ahí cuando se dio cuenta de que no hay nada imposible.

El soldado Pachón aseguró que lleva 14 años en el ejército de Colombia, pero fue hasta el 2020, durante la pandemia, que decidió junto a un grupo de compañeros empezar a llevar felicidad a los niños de los lugares que patrullaban.

Pachón le contó a EL TIEMPO que lleva varios años patrullando por pueblos remotos de Colombia, por lo que se ha encontrado con niños que no saben qué es un carro o un televisor, otros que jamás han tenido una torta de cumpleaños. 

El soldado agradece a sus compañeros, quienes lo impulsaron a alegrar a niños con pequeños detalles y quienes constantemente le ayudan cargando kits escolares, ropa, juguetes o reciclaje para hacer manualidades, recalcando que generalmente su equipaje pesa cinco arrobas y cuando se trata de llevar felicidad no existen límites.

Además, le contó a este medio que la primera donación de juguetes que recibió provino de una amiga a la que él y sus compañeros habían ayudado tiempo atrás, indicó que desde España les envió 100 juguetes.

“Me llegaron como unos 100 juguetes, esos los pude repartir acá en esa zona y pude hacer superfeliz a los niños. Eso me motivó, pues a seguir, ya que o sea, vi muchas sonrisas”, dijo el uniformado. 

Además, aseguró que su labor la ha realizado en varios municipios a los cuales es muy difícil llegar, pues solo se puede acceder en helicóptero, que es un viaje de aproximadamente dos horas desde Tumaco, o en barco, que son aproximadamente 13 horas de navegación desde esta ciudad nariñense.

“Mi sueño siempre ha sido comprarle una casa a mi mamá y además tener mi propia fundación, un comedor comunitario y tener diferentes salones para ayudar a los niños a aprender manualidades con materiales reciclables, porque además, así se ayuda al medio ambiente”, le dijo el militar a este medio.

Además, aseguró que su esposa, quien vive en Pasto, su madre y hermana que viven en Bogotá lo ayudan a llevar felicidad, pues no acepta dinero en efectivo o por transferencias bancarias, prefiere recibir, ropa, juguetes y útiles escolares en las casas de sus familiares, con el fin de evitar malentendidos. 

ALEJANDRA HERNÁNDEZ TORRES

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL

EL TIEMPO

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