BUENOS AIRES, Argentina — Durante tres años, Silvia Alanís visitó preparatorias en un pequeño pueblo del norte de Argentina, impartiendo educación sexual y proporcionando métodos anticonceptivos a adolescentes como parte de un esfuerzo financiado con fondos federales para reducir las altas tasas de embarazo adolescente.
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Pero ahora el programa ha sido desmantelado en gran medida por el Gobierno del Presidente Javier Milei, quien ha calificado al feminismo como una lucha “ridícula” que amenaza los valores occidentales y descrito el aborto como “asesinato agravado”.
Como parte de un plan más amplio para abordar la prolongada crisis económica de Argentina, Milei está recortando programas dirigidos a las mujeres y rechazando políticas que promueven la equidad y la diversidad de género.
Aproximadamente 600 empleadas del programa de embarazo adolescente fueron despedidas este año —eliminando la mayor parte de su personal. Los expertos dicen que el programa había ayudado a reducir significativamente la tasa de bebés nacidos de mujeres jóvenes.
Alanís, una de las despedidas, recibió hace poco un mensaje de voz de una integrante del personal de una de las preparatorias donde había trabajado. Dos niñas estaban embarazadas. Una tenía 15 años y la otra 14. “Realmente te extrañamos”, le dijo.
Argentina se ha ganado la reputación de ser uno de los países socialmente más progresistas de Latinoamérica. En el 2020, se convirtió en la nación latinoamericana más grande en legalizar el aborto.
Pero este año, el presupuesto de la oficina de salud sexual y reproductiva de Argentina, utilizado principalmente para comprar suministros como anticonceptivos y píldoras abortivas para distribuir en todo el País, ha sido recortado en casi dos tercios. El programa de embarazo adolescente se implementó en el 2018 en 12 de las 23 provincias de Argentina que tenían algunas de las tasas más altas de embarazo adolescente.
Alanís, que trabajaba en un pueblo de la provincia de Salta, era buscada en privado por niñas con preguntas sobre anticoncepción.
Del 2018 al 2021, la tasa de bebés nacidos de adolescentes de 15 a 19 años cayó precipitadamente en toda Argentina, que los expertos atribuyen a varios factores, incluyendo la legalización del aborto y un clima social cambiante.
Durante ese periodo, la tasa cayó más rápidamente en las 12 provincias con el programa de embarazo adolescente, disminuyendo casi 46 por ciento, de 53 nacimientos a 29 nacimientos, por cada mil adolescentes. En el resto del País, la tasa cayó 42 por ciento, de 40 a 23 nacimientos.
Los funcionarios encontraron la disminución tan prometedora que en el 2023, la Administración anterior había planeado expandir el programa a todas las provincias. Pero en abril, el Gobierno de Milei anunció un “rediseño” y dijo que despediría a las trabajadoras del plan para ahorrar alrededor de 1 millón de dólares.
Los expertos dijeron que abordar el embarazo adolescente era una estrategia económica inteligente porque las mujeres jóvenes que quedan embarazadas a menudo abandonan la escuela y ganan menos.
Hay un esfuerzo en el Congreso para salvar el programa mediante legislación.
“Es un desmantelamiento total de la política pública”, dijo Valeria Isla, quien dirigió la oficina de salud sexual y reproductiva del Ministerio de Salud durante el Gobierno anterior. “Me cuesta mucho entender las razones porque el resultado es devastador”.