Con la llegada de la Semana Santa, Santa Marta se convierte en uno de los destinos más concurridos del país, y el Parque Nacional Natural Tayrona, ubicado entre la Sierra Nevada y el mar Caribe, vuelve a ser el centro de atención de miles de turistas. Sin embargo, este año, las reglas del juego han cambiado.
Para evitar una saturación del parque y proteger su delicado ecosistema, la capacidad de ingreso ha sido limitada a 3.000 personas diarias. Así lo determinó la administración del parque, como parte de una estrategia de conservación y para mejorar los controles frente al alto flujo de visitantes.
“No se puede saturar el parque diariamente; es esencial mantener el equilibrio entre la afluencia turística y la conservación del área protegida”, explicó Rosa del Carmen Díaz, guía del sector Cañaveral, quien durante años ha sido testigo de los efectos que deja el turismo irresponsable.
Una joya frágil y biodiversa
El Tayrona no es solo playa. Este parque, que abarca cerca de 150 kilómetros cuadrados de tierra y 30 de mar, es hogar de cientos de especies de flora y fauna, algunas en peligro de extinción. Además, es territorio ancestral de comunidades indígenas que ven en sus senderos y montañas un espacio sagrado.
La Playa del Muerto o Cristal es una de las más hermosas del Parque Tayrona. Foto:Juan Uribe. EL TIEMPO
Por ello, reducir el número de visitantes no es una opción caprichosa, sino una necesidad urgente. Durante esta Semana Santa, se estima la llegada de más de 25.000 turistas, y la administración decidió dividir este número de forma diaria para evitar cualquier “situación de alarma”.
“Es un reto logístico, pero también un compromiso ético”, indicó Alberto Gómez, otro guía turístico. “No se trata solo de brindar una experiencia inolvidable, sino de garantizar que esa experiencia no destruya lo que vinieron a admirar”, añadió.
Controles, horarios y restricciones
El ingreso al parque ahora se realiza bajo estrictos controles. Las entradas habilitadas (Zaino, Palangana y Calabazo) abren desde las 6:00 de la mañana, por lo que muchos turistas deben madrugar para poder asegurar su cupo y disfrutar de las 26 playas habilitadas.
Se recomienda hacer la compra anticipada de boletos a través del sitio web oficial de Parques Nacionales. Las taquillas han sido reforzadas para agilizar el ingreso y evitar aglomeraciones.
Por otro lado se han dispuesto operativos de seguridad que incluyen la presencia de ocho salvavidas, tres ambulancias y personal de la Policía de Carabineros que recorre las playas, haciendo recomendaciones a los bañistas.
Además, está prohibido ingresar con plásticos, icopor, mascotas y bebidas alcohólicas. A cada visitante se le entrega una bolsa biodegradable para depositar sus residuos, y se insiste en la necesidad de llevar de vuelta todo aquello que se traiga.
La voz de los visitantes
Pese a las restricciones, los turistas comprenden —y muchos incluso aplauden— las medidas adoptadas. “Visitar el Tayrona es algo que uno sueña, pero es justo que lo cuidemos. No podemos venir a destruir lo que vinimos a disfrutar”, dijo María Fernanda López, turista bogotana que madrugó el martes junto a su familia para llegar al sector de Arrecifes.
Parque nacional natural Tayrona Foto:Laura Quintero / EL TIEMPO
Por su parte, los guías turísticos han reforzado sus mensajes de educación ambiental. “La mayoría de los visitantes extranjeros muestran gran respeto por la naturaleza. Muchos nos preguntan qué pueden hacer para ayudar”, explicó Carlos Méndez, guía del sector Cabo San Juan.
Una apuesta por el futuro
La reducción en la capacidad de ingreso no es una medida temporal. Es una prueba de que es posible hacer turismo de manera responsable, poniendo en primer lugar el bienestar del ecosistema.
“Preferimos recibir menos gente y preservar este lugar, que abrir las puertas sin control y ver cómo se degrada año tras año”, concluyó la guía Rosa del Carmen, mientras acompañaba a un grupo de visitantes a la entrada del Tayrona.
Así transcurre la Semana Santa en el Parque Tayrona: entre el esplendor de la naturaleza y el firme compromiso de conservarla.
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Roger Urieles para EL TIEMPO Santa Marta. En X: @rogeruv