Mucho antes de que las redes sociales transformaran la manera de documentar recuerdos, Eli Tukamoto, un hombre de 55 años originario de Paraná, Brasil, ya aplicaba una lógica sorprendentemente similar a la de Instagram.
Durante la década de los 90, Tukamoto creó un extenso archivo fotográfico de su hija, Bruna Tukamoto, con detalles que incluían pies de foto, ubicaciones y nombres de las personas involucradas, todo en un formato completamente analógico.
Un archivo único y detallado
Con el objetivo de preservar los momentos de la infancia de su hija, Eli tomó fotos casi a diario. Revelaba los rollos de película y organizaba las imágenes en álbumes cuidadosamente elaborados. Cada fotografía iba acompañada de textos descriptivos, que especificaban el lugar donde fue tomada y quienes aparecían en ella, utilizando etiquetas hechas a mano con tiras de papel impreso.
En su hogar en Londrina, se almacenan 71 álbumes repletos de recuerdos que siguen este patrón minucioso. Este proyecto personal adquirió notoriedad cuando Bruna, ahora de 28 años, compartió un video de la colección en redes sociales. La publicación acumuló más de un millón de visualizaciones, y muchos usuarios bromearon diciendo que Eli Tukamoto fue la inspiración detrás del diseño del Instagram, lanzado oficialmente en 2010.
“Trataba de ser lo más detallado posible para que, cuando crecieran, pudieran leer y decir: ‘Mira, yo era así, me gustaba esto, comía aquello’”, relató Tukamoto.
Bruna revive su infancia gracias al archivo único creado por su padre. Foto:Vía O Globo
Historias de una infancia documentada
Cada fotografía analógica de los álbumes incluye una descripción precisa. Algunas fueron mecanografiadas, otras impresas desde la computadora y pegadas junto a las imágenes. En ocasiones, las explicaciones ocupan páginas completas por su nivel de detalle. Gracias a esta dedicación, Bruna sabe, por ejemplo, que durante su primer año de vida disfrutaba aplaudir, vaciar cajones y tenía ocho dientes frontales junto con uno aislado en la parte trasera.
“Es como si realmente hubiera revivido estos momentos de mi vida, de mi infancia, pero realmente no lo recordaba. Alguien lo grabó. Está en tercera persona”, comentó Bruna. Cuando tenía dos años, su padre anotó que hablaba tanto que parecía “una vitrola”.
Incluso detalles como los alimentos disponibles durante las fotografías fueron documentados: la cantidad de dulces, el peso de la carne y los tipos de cortes que se sirvieron. Este nivel de dedicación refleja la importancia que Eli otorgaba a cada momento cotidiano.
Creó 71 álbumes con fotos, pies de foto, ubicaciones y detalles únicos. Foto:Vía O Globo
Una tradición que continúa
La motivación de Eli para comenzar este proyecto surgió de su propia experiencia. Al buscar fotos de su infancia, apenas encontró cuatro registros. “Mi madre dice que cuando yo era un bebé, mi cabello era rizado y después del primer corte se volvió liso. Pero no había ninguna foto para que pudiera ver cómo era. Al menos mis hijos sabrán cómo eran cuando éramos pequeños”, explicó.
Durante eventos escolares de Bruna, Eli siempre estaba con su cámara, capturando momentos y organizando las tomas con precisión. Ahora, su hija ha heredado esta tradición, pero adaptada al mundo digital, garantizando que los recuerdos sigan siendo preservados en una nueva era tecnológica.
Para Bruna, contar con este legado de su padre es un privilegio. “Es como si me estuviera viendo a través de los ojos de alguien similar a mí (mi padre)”, expresó.
O Globo (Brasil) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.