"Presidente -le dijo el ministro de Ambiente, Gustavo Manrique al mandatario de Ecuador, Guillermo Lasso- ¿quiere ahorrar más de mil millones de dólares de deuda?"
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Era el 2022, y Manrique se refería a una posibilidad para conseguir ese alivio en las finanzas públicas de su país, aprovechando el valor de la diversidad de la vida en su territorio.
Y para convencer a Lasso, comenta ahora, pudo haber recurrido a explicaciones sobre la importancia de ciertas especies en la cadena trófica, o hablar de la captura de CO2. Sin embargo, recurrió a un lenguaje de comprensión más universal... "¿quiere ahorrar más de mil millones de dólares de deuda?"
Y la conversación y la respuesta positiva del Presidente, dice Manrique, tomaron tres minutos, y al año siguiente, el 9 de mayo del 2023 se anunciaba el mayor pacto de canje de deuda por naturaleza en el mundo.
El esquema acordado ha recibido siete reconocimientos internacionales, dos de ellos de los Environmental Finance's Annual Impact Awards, en Londres.
Mientras arranca la COP-16, en Cali, el también excanciller Manrique explica la operación financiera en San José de Costa Rica, aprovechando su paso por esta ciudad para el acto en el que recibió la distinción de embajador de buena voluntad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Los canjes de deuda por naturaleza son un mecanismo en el que vienen insistiendo países que por sus características tienen más presión relacionada con la conservación o son más vulnerables ante el cambio climático pese a generar menores emisiones de gases de efecto invernadero.
Es así como en reuniones previas a la COP-26 sobre cambio climático en Glasgow, los presidentes de Colombia, Argentina y Costa Rica reclamaron el uso de esos instrumentos. “Es necesario -dijo el presidente de Colombia de entonces, Iván Duque- que tengamos herramientas novedosas desde los organismos multilaterales de crédito y, a mi juicio, eso implica que establezcamos sistemas de condonación o de neutralización de deuda contra objetivos logrados en materia de acción climática. Que en la medida en que se vayan cumpliendo muchas de estas metas, pueda existir conmutación o condonación efectiva de créditos”.
La relevancia política de la sostenibilidad
Para explicar el caso de su país, el excanciller Manrique se va hasta marzo del 2021. En ese momento, un mes antes de la segunda vuelta para la elección presidencial, el candidato Lasso, que había pasado en segundo lugar, llamó a Manrique, a quien no conocía, para ofrecerle participar en lo que quedaba de campaña y en un eventual gobierno.
Con base en los resultados de la primera vuelta, Lasso había hecho algunas cuentas y creía que la desventaja que lo había relegado al segundo lugar se relacionaba con la presencia del tema ambiental en las propuestas de los aspirantes.
Había revisado las intervenciones, candidato por candidato, para contar la presencia de la palabra 'sostenibilidad' en el lenguaje de cada uno, y había encontrado que, en su propio caso, era cero. La presencia de Manrique -que hasta ese momento se había destacado en emprendimientos socioambientales- era una manera de hacer visible el compromiso con el tema.
En su primer encuentro con el candidato, Manrique le puso un ejemplo para expresar la dimensión del tema de la sostenibilidad. “Le digo: usted sabe cuánto más o menos vale una libra de marlin (pez vela), en Costa Rica y cuánto en Ecuador? En Costa Rica vale 750 dólares y en Ecuador, 3 dólares. ¿¡Tan caro es Costa Rica!? No. Lo que pasa es que inventariaron los marlins, crearon una política pública de ‘péscalo y suéltalo’, calcularon cuántas veces lo puedes pescar durante su vida útil, y los 750 dólares están basados en días de alquiler de bote, cuartos de hoteles, almuerzos que consumen, marineros, capitanes, impuestos… Entonces, tiene todo el sentido del mundo dejar vivo al marlin”.
Finalmente, Lasso obtuvo la Presidencia y Manrique fue su ministro de Ambiente. A los diez días de gobierno, Lasso firma un decreto que agrega al nombre del ministerio la expresión ‘transición ecológica’, lo que lo hace transversal. “Yo ya podía ir al Ministerio de Educación y decirle, ‘cuál es su transición ecológica’ o al de Construcción (Vivienda)...”. De acuerdo con Manrique, lo anterior permitió desplegar acciones que se reflejan en hechos como el incremento de 400 por ciento en las áreas protegidas hídricas.
Una de esas decisiones del gobierno Lasso fue crear, el 14 de enero del 2022, la Reserva Marina Hermandad, cuyo efecto práctico fue ampliar la Reserva Marina Galápagos, para sacar menos peces “en teoría”, acota Manrique. “Digo ‘en teoría’ porque hay un concepto de cuando tú proteges más se reproducen más y a los lados hay más”.
Juntamos a 20 científicos y yo estaba negociando con los mayores detractores que eran los pesqueros.
Y una clave para poder tomar una decisión que se percibía como muy dura por un sector de la producción es la Academia, subraya Manrique: “juntamos a 20 científicos y yo estaba negociando con los mayores detractores que eran los pesqueros. La Academia me dio todos esos datos. Detectamos que los tiburones endémicos de Galápagos en la etapa juvenil se van a los manglares de Panamá, se refugian ahí y regresan. Entonces, como segundo efecto creamos el corredor transfronterizo más grande del mundo. Ecuador, de la mano de Costa Rica, y Costa Rica con Panamá y Colombia. Hoy ya tenemos especies ‘tagueadas’, y es una carretera”.
Con base en ese conocimiento se consiguió la participación del sector pesquero, en un país que tiene la flota pesquera más grande del Pacífico Este Tropical.
Ante la decisión de la reserva, hubo una reacción del gobierno de Estados Unidos frente a un país percibido desde allá como lleno de necesidades básicas insatisfechas. “Mientras estamos hablando -dice Manrique- nos están cortando la luz; no tenemos suficientes hospitales, carreteras, escuelas”. Y, aún así, el país en ese momento prohibió actividades productivas como la pesca en una zona.
La reacción de Estados Unidos se dio a través de su Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC) que emitió un Seguro de Riesgo Político para el propósito de comprar deuda actual del Ecuador que generara un ahorro a la deuda soberana y promoviera otros ingresos.
El canje de deuda quedó protocolizado y se anunció el 9 de mayo del año pasado. Con el respaldo de la DFC, se hizo una emisión de bonos azules por 800 millones de dólares con los bancos Credit Suisse y UBS. “Es un bono -dice Manrique- que lo viras y atrás tiene el sello del gobierno de Estados Unidos que dice ‘si Ecuador no te paga yo te pago’”.
El monto de los bonos de deuda que los acreedores aceptaron cambiar
La situación de la deuda regular de Ecuador para el momento apuntaba a que, en palabras del exministro, “con 40 centavos de dólar tú compras un dólar porque estábamos en medio de un juicio político, porque nos convertimos en un país de mucho tránsito de drogas”, entre otros problemas.
“Finalmente -sigue Manrique- se acercaron 1.600 millones de dólares en tenedores y dijeron: ‘prefiero el documento de bonos azules con el sello de Estados Unidos que el de Ecuador, con esos riesgos”.
En este punto, lo normal era que quien tuviera el nuevo papel mirara al Ecuador y le dijera que “ahora me debe a mí, porque ellos con 600 millones compraron 1.600”. Sin embargo el excanciller resalta que esa gente, “queriendo soportar toda la estrategia de conservación del Ecuador rompen (estoy poniéndolo metafóricamente) los bonos de 1.600 millones de dólares y nos dicen, ‘ahora solo me debe 600 millones’, y lo que se vencía en el 2030, me lo paga en 2042; lo que dice 2035 me lo pasa hasta el 2042, y lo que decía 2040, también pasa al 2042”. Igualmente, señala Manrique, así como mejoraron flujo y monto, también la tasa de interés, que ahora es 6,92 por ciento.
“Hasta ahí parecería ya inverosímil”, dice Manrique pero agrega otros detalles: los 656 millones se tienen que pagar a 18 años y medio, pero en la medida en que sa va pagando -pagos entre 35 y 55 millones de dólares- se irán devolviendo a Ecuador 18 millones de dólares anuales por 18 años. De esa cantidad, 13 se invierten anualmente en sostenibilidad exclusiva para Galápagos y cinco van a un fondo a perpetuidad para que cuando se dejen de recibir los 13 millones anuales, haya un fondo de 280 millones de dólares que generará como rendimientos los millones que ya no se reciben.
Entre tanto, a dos años y medio de declararse la Reserva Marina Hermandad, se ha podido observar el desplazamiento de tiburones martillo, libres de peligro, a Costa Rica y su regreso a Galápagos, y cómo la ruta corresponde a los límites de la reserva. Según Manrique, “el buceo de observación de tiburones martillo genera importantes ingresos a la economía de Galápagos y el Ecuador, además de su papel fundamental en el ecosistema marino”, y agrega: “la nueva moneda que el mundo necesita, y que Ecuador tiene, es la biodiversidad”.
Esa es, en síntesis, la visión del canje de deuda por dejar una columna de agua viva. “Los canjes de deuda existen a diario -dice Manrique-. Pero este tiene una particularidad que es la arquitectura financiera. El monto sí es, de lejos, el más grande del mundo”.
El mecanismo sigue mostrando nuevos resultados, como el anunciado el pasado jueves 17 de octubre por el gobierno de El Salvador y el Banco Latinoamericano de Desarrollo (CAF). También con el respaldo de la DFC se acordó la recompra de bonos de ese país por 1.031 millones de dólares en una operación que hará JP Morgan. Los ahorros se destinarán a la conservación, la seguridad hídrica y la restauración de ecosistemas en la cuenca del río Lempa.