MARSELLA, Francia — A los 17 años, Amine Kessaci se halló sentado cerca del Presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien había ido a Marsella para lanzar su segunda campaña presidencial en el 2021.
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Conocido por su verticalidad en formulación de políticas, Macron describió su plan para inyectar grandes cantidades de dinero estatal en Marsella, la segunda ciudad más poblada de Francia, para estimular su economía y poner fin a su violencia.
Kessaci, hijo de inmigrantes argelinos, no perdió la oportunidad de tener una audiencia improvisada. Con una voz a la vez tranquila y combativa, instó a Macron a ser más inclusivo en su toma de decisiones. “No tiene sentido venir de París con un plan redactado en un avión”, le dijo a Macron. “Tiene que armarlo con nosotros”.
Menos de tres años después, Kessaci se postuló para un escaño en la Asamblea Nacional como candidato del Partido Verde, parte de la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular. Perdió por estrecho margen, por 835 votos, en las elecciones legislativas anticipadas de julio frente a Gisèle Lelouis, de 72 años, miembro del partido de extrema derecha Agrupación Nacional. Las elecciones resultaron en un punto muerto que aún no se ha superado para formar un Gobierno.
La ambición de Kessaci habla de una Francia cambiante. Él representa a ciudadanos de origen inmigrante que aspiran a los corredores de poder dominados durante mucho tiempo por las élites.
Aunque ha suavizado parte de su lenguaje, la Agrupación Nacional ha adoptado una línea dura en materia de inmigración. Sostiene que la inmigración está vinculada con la delincuencia y las amenazas a la identidad francesa, aunque Francia no mantiene estadísticas con base en el origen étnico.
El mensaje de campaña de Kessaci fue simple: estaba comprometido a impulsar el cambio, especialmente para quienes viven en los barrios de clase trabajadora del norte de Marsella, donde creció.
“Somos los que vivimos entre verdadera inseguridad y, sin embargo, somos los que menos nos quejamos”, dijo Kessaci respecto a las preocupaciones sobre el crimen que han alimentado a la extrema derecha.
Rachid Zerrouki, un profesor de Marsella, dijo que le gustaba ver a alguien como Kessaci involucrarse en la política. “La representación es importante”, dijo.
Las desesperadas situaciones económicas y sociales que enfrentan estos adolescentes, añadió Zerrouki, hacen que muchos de ellos sean desviados de la educación y atraídos hacia el tráfico de drogas.
Kessaci tiene un vínculo personal con estos problemas. En diciembre del 2020, Brahim Kessaci, un hermano mayor, fue asesinado y encajuelado.
Kessaci dijo que ahora se estaba concentrando en aumentar el empadronamiento mientras estudiaba Derecho en la Universidad Aix-Marseille, en Marsella.
“Apenas tengo 20 años y la próxima vez será la indicada”.