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Fue construido en 1965 y, pese a su antigüedad, sigue en operación gracias a múltiples actualizaciones tecnológicas.
El gigantesco camión de la Nasa para transportar cohetes: Foto: Nasa

PERIODISTA22.05.2025 13:51 Actualizado: 22.05.2025 14:22
En una era dominada por avances tecnológicos y una renovada ambición por conquistar el espacio, un gigante mecánico construido hace casi 60 años sigue siendo el eje silencioso sobre el cual giran muchas de las operaciones espaciales más complejas de la Nasa. Se trata del Crawler Transporter 2 (CT-2), uno de los vehículos más grandes y pesados jamás fabricados, cuya tarea principal es transportar cohetes desde el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB, por sus siglas en inglés) hasta las plataformas de lanzamiento en el Centro Espacial Kennedy, en Florida.
Este monstruo de acero, que pesa unas 3.000 toneladas, no solo ha sido testigo de la historia espacial de Estados Unidos, sino que ha sido parte activa de ella. Desde el transporte del mítico Saturno V para las misiones Apolo, hasta el traslado del moderno Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) en el marco del programa Artemis, el CT-2 continúa desempeñando un papel clave en el camino de la humanidad hacia la Luna y Marte.
El Crawler Transporter 2 (CT-2) Foto:Nasa
Una estructura colosal al servicio del espacio
El Crawler Transporter impresiona tanto por su tamaño como por su capacidad técnica. Mide 40 metros de largo, 34,7 metros de ancho y su altura puede variar entre 6 y 8 metros, lo que le permite adaptarse a diferentes configuraciones de carga. En lugar de ruedas convencionales, se desplaza mediante ocho orugas, cada una conformada por 57 eslabones de acero que pesan 953 kg cada uno.
Su velocidad máxima con carga es de apenas 1,6 km/h, pero esta lentitud es una decisión estratégica: el traslado de cohetes de varias toneladas requiere estabilidad extrema, ya que una inclinación o vibración imprevista podría causar daños catastróficos a los delicados sistemas que componen los vehículos espaciales.
Uno de sus componentes más innovadores es el sistema de nivelación automática, que mantiene el cohete perfectamente vertical durante todo el trayecto. Este mecanismo compensa las irregularidades del terreno y es esencial para preservar la integridad estructural del lanzador. Además, el vehículo cuenta con capacidades de microajuste de dirección y altura mientras está en movimiento, lo que le permite sortear con precisión cada metro del recorrido.
Más de medio siglo en servicio con tecnología de vanguardia
A pesar de haber sido construido en 1965, el CT-2 se mantiene en operación gracias a constantes actualizaciones implementadas por la Nasa en las últimas décadas. En el marco del programa Artemis, que busca restablecer la presencia humana en la Luna y preparar el salto hacia Marte, el vehículo fue objeto de una modernización profunda que incluyó:
- Instalación de motores diésel-eléctricos más potentes y eficientes.
- Renovación completa de los sistemas hidráulicos, fundamentales para el sistema de tracción y nivelación.
- Cabina de control rediseñada, ahora equipada con computadoras de última generación y sistemas de navegación avanzados.
- Refuerzos estructurales para soportar el peso del SLS, que supera al Saturno V, el cohete más grande utilizado hasta ahora por la NASA.
El vehículo mide 40 metros de largo por 34,7 metros de ancho, Foto:Nasa
Estas mejoras no solo extendieron la vida útil del vehículo, sino que le permitieron asumir nuevos desafíos operacionales. Como señaló Charlie Blackwell-Thompson, directora de lanzamiento de Artemis, tras una prueba de traslado: “Es una máquina que nunca deja de sorprendernos; ha mostrado un excelente desempeño”.
Un traslado milimétrico hacia la plataforma de lanzamiento
El proceso de transporte de cohetes por parte del Crawler Transporter es una operación de precisión milimétrica. Todo comienza en el VAB, donde los cohetes son ensamblados verticalmente. Una vez listos, se colocan sobre una plataforma móvil que descansa sobre el CT-2.
El trayecto hacia la plataforma de lanzamiento LC-39B, situada a 6,4 kilómetros, puede tomar entre 8 y 12 horas. Aunque la distancia parece corta, la complejidad de la maniobra exige una marcha lenta y constante. Durante todo el recorrido, un equipo de técnicos monitorea parámetros como vibración, temperatura, inclinación y alineación. Se programan paradas estratégicas para realizar ajustes y verificaciones. Vehículos de apoyo y personal técnico acompañan el desplazamiento en todo momento.
Una vez que el cohete alcanza la plataforma, permanece allí durante varias semanas mientras se completan los ensayos finales, el abastecimiento de combustible y la verificación integral de los sistemas antes del lanzamiento.
Un récord de kilómetros cortos, pero cruciales
Desde que entró en funcionamiento, el Crawler Transporter 2 ha recorrido más de 3.800 kilómetros. Esta cifra equivale a cientos de viajes entre el VAB y las plataformas LC-39A y LC-39B, una ruta de 12,8 km (ida y vuelta) que se repite una y otra vez para garantizar el éxito de cada misión.
Aunque las distancias no parecen significativas, el esfuerzo mecánico requerido y la precisión que demanda cada traslado convierten estos kilómetros en un testimonio de la fiabilidad y resistencia del vehículo.
Un devorador de diésel con una misión crítica
El costo operativo del Crawler Transporter es tan impresionante como su tamaño. Mover este gigante consume unos 165 galones de diésel (aproximadamente 625 litros) por cada kilómetro recorrido. Esta cifra obedece a las enormes exigencias energéticas del sistema de propulsión, así como al constante uso de los mecanismos hidráulicos encargados de nivelar y dirigir el vehículo.
Cada litro de combustible se justifica en función de la seguridad y precisión que requiere el transporte de cohetes de gran envergadura.
Pilar logístico del programa Artemis
Hoy, el Crawler Transporter 2 se mantiene como el único vehículo autorizado para trasladar el SLS hasta la plataforma LC-39B, lo que lo convierte en un recurso estratégico para la Nasa. Su desempeño fue clave en el éxito de la misión Artemis I, en 2022, donde transportó al SLS y la cápsula Orion durante los ensayos de simulación y pruebas de carga de combustible.
A medida que avanzan las siguientes fases del programa Artemis —que prevé llevar astronautas a la superficie lunar y establecer una base permanente—, el CT-2 continuará desempeñando un rol fundamental en la preparación y ejecución de cada misión.
*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de conocimiento público divulgado a medios de comunicación. Además, contó con la revisión de la periodista y una editora.
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