Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la escasez de alimentos en Leningrado no se hizo esperar, por lo que algunas personas decidieron consumir animales domésticos para mantenerse con vida; sin embargo, un gato, conocido por el nombre de Vaska, se convirtió en el símbolo de resistencia para sus cuidadores.
En medio de los momentos de tragedia, el felino se encargó de proveer de comida a su familia utilizando sus habilidades como cazador y utilizó también su instinto para detectar amenazas cercanas con el objetivo de alertar a sus dueños de los ataques.
El gato cazaba roedores o pájaros. Foto:iStock
Décadas más tarde, la historia de esta mascota sigue impactando a las personas que visitan los museos de Rusia, donde varios descendientes de los cuidadores han prestado sus voces para contar cómo el gato arriesgó su propia vida para evitar que sus seres queridos murieran de hambre.
A pesar de su reducido tamaño, el animal demostró que no se necesita tener una apariencia peligrosa para poder infiltrarse en las ruinas de los edificios y buscar restos de alimentos, roedores o pájaros como estrategia contra la hambruna.
Parte de la dieta de la familia estaba basada en la preparación de estofados improvisados con la carne de las ratas que Vaska atrapaba, ya que eran muy pocas las ocasiones en las que el felino lograba emboscar a las aves.
El gato fue sepultado en el mismo lugar que sus familiares. Foto:iStock
El otro talento del gato
De acuerdo con los relatos que se exponen en los museos rusos, el felino tenía una sensibilidad infalible para anticipar las bombas que lanzaban los alemanes en Leningrado, mucho antes de que las alarmas sonaran en el territorio para avisarle a los habitantes.
Cuando el animal doméstico empezaba a maullar con preocupación y se desplazaba por toda la casa corriendo, sus cuidadores entendían que era momento de ocultarse en el refugio, por lo que guardaban agua y comida antes de protegerse para no pasar ninguna necesidad.
Finalmente, cuando la guerra terminó, los sobrevivientes de Leningrado tuvieron acceso a los alimentos, lo que les permitió retomar parte de su vida con el paso de los años. Además, en agradecimiento a la labor que realizó Vaska durante el asedio, los descendientes de sus familiares levantaron monumentos para honrar su memoria.
En algunos museos de San Petersburgo se dice que el gato falleció cinco años después y fue sepultado con honores por sus cuidadores, quienes con el tiempo también descansaron en el mismo lugar, simbolizando la unión que los caracterizó durante la tragedia.
La historia del felino ha llegado a conocerse en diferentes partes del mundo gracias a las personas que siguen hablando de su legado, como Varya Malina, quien descubrió la hazaña de esta mascota y la compartió en el programa ‘Todo en 90 días’.
STEPHANY GUZMÁN AYALA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL