En el momento de su máximo poder político, cuando logró por fin su objetivo de tener una oficina al lado del despacho del presidente Gustavo Petro en la Casa de Nariño, Armando Benedetti se enfrenta, por primera vez, a la posibilidad real de una condena judicial después de años de enredos judiciales.
Es el escándalo de Fonade, el mismo por el que otros excongresistas como ‘Noño Elías’ y Musa Besaille ya recibieron condenas y por el que una de sus exasesoras en el Congreso, Elsy Mireya Pinzón, está procesada por la Fiscalía. Para el momento de los hechos (2016-2017), Benedetti, ‘el Noño’ y Musa eran poderosos en el partido de ‘la U’. De hecho, asegurar apoyos en el sector de ese partido que siempre ha coqueteado con el Gobierno, de cara al remate de cuatrienio, pero sobre todo con miras a las elecciones del 2026, se da por descontado como uno de los puntos prioritarios de su agenda.
Gustavo Petro y Armando Benedetti en el consejo de ministros televisado Foto:Presidencia
Benedetti, el ‘enfant terrible’ de la política colombiana, recibió la noticia de la Corte Suprema –donde tiene otros procesos también por cargos de corrupción, si se quiere, más graves que el de Fonade– apenas horas después de que su influencia en Palacio quedó demostrada y ratificada por el propio presidente Petro, quien se la jugó por su nuevo ‘jefe de Despacho’ a costa de la permanencia en el Gobierno de varios de sus más cercanos alfiles. Eso quedó más que claro no solo en el tortuoso e inédito consejo de ministros del martes –en el que en vivo y en directo lo comparó con Saulo de Tarso y luego, para indignación de sus excompañeros del M-19–, con Jaime Bateman, sino en el tono de su trino sobre la salida de Jorge Rojas, quien lo acompañó en todas sus luchas políticas en los últimos 30 años.
El que puse de director del Dapre o secretario General de la Presidencia comenzó a decir que el jefe de Despacho es el jefe de los ministros y levantó mucha indignidad (sic) y por poco acaba con el Gobierno, como quiere la extrema derecha
Gustavo petroPresidente de Colombia
“El que puse de director del Dapre o secretario General de la Presidencia comenzó a decir que el jefe de Despacho es el jefe de los ministros y levantó mucha indignidad (sic) y por poco acaba con el Gobierno, como quiere la extrema derecha”, fue el tono del mensaje de Petro sobre Rojas, a quien ni siquiera mencionó por su nombre.
¿Por qué Gustavo Petro, el primer presidente de izquierdas en la historia del país y que llegó a la Casa de Nariño con las banderas de un supuesto cambio en las costumbres políticas, amarra su suerte a la de un hombre que, como Benedetti, encarna los vicios más visibles y criticados de la clase política colombiana?
Armando Benedetti, exembajador de Colombia ante la FAO. Foto:Archivo particular
Hijo del exministro Armando Benedetti Jimeno, Armando Benedetti Villaneda supo aprovechar, desde mediados de los 90, todos los contactos y el prestigio político e intelectual de su papá. Las polémicas y los problemas de trago y droga que él mismo ha reconocido lo han rondado siempre. Explosivo, irrespetuoso, ganó fama merecida de no dejar de casar ninguna pelea. Y también, desde hace años, es reconocido como uno de los ‘operadores políticos’ –con todo lo que ese término implica– más efectivos en el país.
Sus saltos entre varias orillas políticas han sido otro de sus rasgos. Inicialmente cercano a Ernesto Samper, militó en el Partido Liberal, donde logró una curul en la Cámara de Representantes con 31.855 votos. Salió del liberalismo en 2003 para saltar al uribismo. Su filiación con el Ejecutivo y el amplio éxito de ‘la U’, que sacó 20 curules en el Senado, le garantizaron otros cuatro años en el Congreso. En dicho certamen (2006) sacó más de 50.000 votos.
Del uribismo pasó al santismo. En este caso, fue uno de los que apoyó a Juan Manuel Santos en su candidatura de 2010 e impulsó varios de sus proyectos como presidente del Senado en la primera legislatura del periodo 2010-2014.
En el Congreso, compartió foro por años con el hoy presidente Petro, quien esta semana no tuvo empacho además para defenderlo de los graves señalamientos por maltrato a mujeres. Petro habló de un supuesto “feminismo que ataca a los hombres” como la sombra que supuestamente persigue a Benedetti, quien en todo caso no es el primer señalado por violencia de género en su gobierno que, a pesar de las denuncias y de las protestas incluso desde el mismo Progresismo- se mantiene en las mieles del poder.
Armando Benedetti con el presidente Gustavo Petro Foto:Presidencia de la República
Cercanos en el trato político y, dicen, cercanos a los dos, incluso en la manera de ver la vida (Gustavo Bolívar dijo esta semana que Benedetti era una especie de “soporte” del Presidente), en el 2022 Armando Benedetti fue clave en construir la empresa política que llevó a Gustavo Petro a la presidencia. De cómo cumplió ese papel –que le valió su primera embajada, la de Venezuela, donde terminó aburriéndose para volver fugazmente al país y de ahí, de regreso a la vida diplomática, esta vez en Roma (sede de la FAO)– quedan muchas lagunas: desde las que él mismo creó cuando habló de la supuesta entrada de “15 mil barras” a la campaña, caso que hasta ahora no avanza en la Fiscalía, hasta lo que destapó esta semana Augusto Rodríguez, otro ex ‘eme’ del corazón de Petro, sobre una supuesta intentona de Benedetti por colar en la campaña plata del ‘zar del contrabando’, Diego Marín.
Para el analista Daniel Rivera, con Benedetti “hubo una clara toma de partido, pero sobre todo queda (el presidente Petro) con el peor de los escenarios: un ejecutivo fracturado, un rompimiento con las bases de la izquierda que hasta ahora eran absolutamente sólidas alrededor de su gobierno”, indicó. “Por más saltos argumentativos, el daño de Benedetti es demasiado alto”, sostuvo el analista Gabriel Cifuentes.
Las fracturas que develó el consejo de ministros Foto:
Con el 2026 enredado para los fines electorales del petrismo, el Presidente pone en primera línea a Benedetti, sin pararse en mientes frente a la indignación de los petristas purasangre. El éxito de esa carta se verá en los próximos meses, y sobre ella estará pendiente la posibilidad de que la justicia se atraviese en el camino de la que Petro llamó “segunda oportunidad” (en realidad, con las embajadas y el cargo de asesor al que volvió el año pasado, son muchas más) que tiene uno de los políticos más polémicos de los últimos años en Colombia.
REDACCIÓN POLÍTICA