El 27 de abril de 2022, Jennifer Maedge denunció la desaparición de su esposo, Richard, tras un preocupante mensaje de texto que le dejó en la mañana, expresando que “no se sentía bien” y que regresaría temprano a su hogar.
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Sin embargo, la angustia de Maedge inició tras llegar a su casa y no encontrar rastro alguno de su marido.
Según relató la mujer de 50 años a la revista ‘People’, al volver al lugar de su residencia en Illinois, notó que el carro de su esposo se encontraba parqueado en el garaje. Sin embargo, al revisar la casa, no encontró señales de que el hombre hubiese estado ahí.
Preocupada, decidió denunciar su desaparición ante las autoridades locales, con la esperanza de encontrarlo. No obstante, a pesar de que la policía, con ayuda de perros adiestrados, buscó a Richard en el lugar y en sus alrededores, no lograron dar con su paradero.
Aunque retomó su cotidianidad y siguió con su vida, Jennifer jamás dejó de buscar a su pareja. Revisó los diarios de su esposo, los cuadernos y sus apuntes, tratando de hallar alguna señal que pudiera revelar la verdad de lo que habia sucedido.
El cuerpo momificado de Richard Maedge
Ocho meses después de la desaparición de Richard Maedge, Jennifer encontró el cadáver momificado de su esposo en el único lugar de la casa que ni ella ni los policías habían buscado: un pequeño armario de ropa oculto debajo de las escaleras.
El hallazgo se dio el 11 de diciembre de 2022, después de que la mujer, preparándose para las fiestas decembrinas, fue a buscar los adornos navideños en el 'closet', encontrando el cadáver de su marido.
"Decidí poner el árbol de Navidad y estaba buscando una bolsa con adornos navideños, y fue entonces cuando lo descubrí: se había suicidado", relató la mujer al medio citado.
El informe forense del condado de Madison confirmó que la muerte de Richard fue producto de un suicidio, ya que en la autopsia no encontraron rastros de violencia que sugiriera un accidente o un asesinato.
El fuerte olor que contaminaba la casa
Los agentes de la policía registraron el hogar de los Maedge en más de una ocasión, percibiendo un fuerte olor, similar al de una cloaca, que invadía la morada. Sin embargo, nunca lograron hallar el origen de la pestilencia.
Al persistir el aroma, Jennifer atribuyó el hedor a un problema con las tuberías, pasando por alto el suceso. Incluso, la mujer relató que llamó a un plomero, quien tampoco supo dar con el lugar exacto de donde provenía el mal olor.
Para explicar lo sucedido, el reporte forense aclaró que la razón por la que los agentes, los perros, Jennifer y el plomero no encontraron el cadáver de Richard días posteriores a su desaparición, fue por el mal estado de la propiedad y el desorden de la estancia.
"Teníamos cuatro perros y un gato en casa, lo que hacía que percibiera muchos olores diferentes y mis problemas nasales en ese momento hicieron que fuera aún más difícil darme cuenta de lo que estaba pasando", añadió la viuda.
Sumado a esto, la habitación en la que se hallaba el cadáver solo se podía acceder por medio de una puerta oculta, dentro de un armario más grande.
"Era una habitación oculta, por lo que, lo más probable, es que eso absorbiera la mayor parte del olor", señaló Jennifer.
"Sé que él no querría que me hundiera en su pérdida o en su fallecimiento o en nada de eso, así que simplemente tengo que intentar encontrar la manera de seguir adelante", concluyó la mujer.
JOHAN STEVEN GUERRERO.
EQUIPO ALCANCE DIGITAL.
EL TIEMPO.