Momentos de angustia y desespero vive Migleidis Felicia Rangel Osorio, una madre colombo venezolana que busca por todos los medios acompañar a su hijo en sus últimos días de vida en Estados Unidos.
Hace un año, el joven Maikel José Atencio Rangel dejó Barranquilla con destino a Dallas (Texas) en busca de un mejor futuro para él y para su familia, pero desde entonces ha sufrido desde un secuestro hasta un cáncer terminal.
Ahora se encuentra en mal estado de salud, a tal punto que los galenos del Medical City Dallas Hospital ya lo desahuciaron. A su lado, cuenta con su hermana, de 23 años, quien tiene un bebé recién nacido y se ve obligada a dejarlo solo en ciertas ocasiones, para asistir a su trabajo, a hora y media del centro médico.
Maikel Atencio Rangel. Foto:Suministrada
Por lo anterior, desde Barrio Abajo, en la localidad Norte – Centro Histórico de Barranquilla, la ciudadana Migleidis Rangel está al borde del colapso, en medio del llanto y del desespero, por asistir al segundo de sus tres hijos en los días que le quedan de vida.
“Mi hijo partió hace un año a Estados Unidos para un futuro mejor. Cuando estaba en su travesía hacia Estados Unidos, me lo secuestraron dos meses. Mi hija, que es la que se encuentra en Texas, hizo de todo hasta que consiguió la plata para liberarlo”, cuenta la mujer.
Una millonaria suma para liberar a Maikel
En total, debió pagar 2 mil dólares por la liberación de Maikel. Según el relato de Migleidis, el joven llegó a México con la intención de cruzar la frontera. Pero cayó en manos de un grupo ilegal, presuntamente.
“En México tomó un tren que le dicen el ‘Tren de la Muerte’. Cuando llegó, había unos mexicanos que esperaron que todos se bajaran. Todos corrieron, pero a él lo atraparon. Por redes sociales, notificaron a mi hija que tenía que pagar por su liberación”, asegura.
Maikel Atencio, antes de viajar a Estados Unidos. Foto:Suministrada
Antes de enviar la suma exigida, la hermana de Maikel pidió pruebas de supervivencia y, tras corroborar que se encontraba en buenas condiciones, accedió a las peticiones. El joven fue liberado horas después en inmediaciones de Migración, donde permaneció dos meses.
Fue en ese lapso donde le diagnosticaron leucemia aguda por segunda ocasión. En esta recaída, el colombo venezolano le contaba vía telefónica a su madre los momentos más complicados que vivía.
“Le daban todos los días para hacer llamadas. Me decía que se sentía muy mal, que no lo querían atender, que solamente le daban puras pastillas, pero que se sentía muy mal. Estaba demasiado hinchado”, recuerda Migleidis.
El estado de salud de Maikel se agravó
El estado de salud se agravó para Maikel. Tanto, que tuvieron que trasladarlo de urgencias desde donde estaba retenido, en una sede de Migración, hasta un centro clínico.
En esa institución lo cobijaron con un seguro con condiciones limitadas. Al no cubrir el ciento por ciento del tratamiento, el joven, de 21 años, debió ser trasladado a otro instituto médico, donde se encuentra actualmente, según indica su madre.
“En esa clínica, le han hecho todas las quimios y el cuerpo las rechazó. No han podido lograr más nada con él, el médico ahora me lo desahució. La clínica me envió un documento como soporte para justificar una visa humanitaria. Fui a Migración, me dijeron que no podían hacer nada por mí; fui a la Embajada y me dijeron que no me podían atender, porque es por citas”, expresa la ciudadana.
Migleidis Rangel se declara desesperada
Pese a la urgencia del caso, Migleidis empezó a realizar los trámites correspondientes, pero dos meses después no hay novedades, el tiempo pasa y la salud de Maikel, postrado en una camilla, empeora.
Maikel Atencio fue diagnosticado con leucemia aguda por segunda ocasión. Foto:Suministrada
“Estoy desesperada, porque mi hijo me necesita. No se puede levantar de la cama, se ha puesto muy delgado y me lo tienen dopado por los dolores que le están dando. El médico dijo que ya no le puede dar más medicamentos, porque podría fallecer de una vez...”, dice la ciudadana, quien no puede continuar su relato al ser interrumpida por un nudo en la garganta que la hace llorar.
Tras retomar el control, agrega: “Entonces pido en la medida de lo posible que me ayudaran para poder llegar a los Estados Unidos, con un permiso o con una ayuda humanitaria. He intentado y no he podido. La desesperación me mata”.
Migleidis indica que, incluso, se manejó la posibilidad de trasladar a Maikel a Colombia, pero debido a su deterioro de salud fue imposible y prefirieron mantenerlo bajo constante observación en Texas.
En medio de la angustia, Migleidis no pierde la esperanza de poder obtener la ayuda humanitaria que requiere para ingresar a Estados Unidos y acompañar a su hijo en los últimos días que le quedan con vida.
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Deivis López Ortega
Corresponsal de EL TIEMPO
Barranquilla