El 6 de agosto de 2025 se cumplirán 80 años desde el lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hiroshima, en un contexto global lleno de tensiones nucleares. Este evento histórico sigue siendo un recordatorio sobre los horrores de la guerra nuclear y las amenazas que aún persisten.
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Recientemente, el premio Nobel de la Paz reconoció a Nihon Hidankyo, una organización de sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, por su incansable lucha para erradicar las armas nucleares.
"Por sus esfuerzos a favor de un mundo sin armas nucleares y por haber demostrado, mediante testimonios, que las armas nucleares no deben volver a utilizarse nunca más", declaró Jorgen Watne Frydnes, presidente del Comité Nobel noruego.
El Nobel de La Paz a los activistas contra las armas nucleares. El Comité Nobel de Noruega otorgó el galardón al movimiento Nihon Hidankyo, integrado por sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki cuya memoria y activismo comienza a desvanecerse. pic.twitter.com/Ic8W4T55Hi
— Javier Alatorre (@Javier_Alatorre) October 11, 2024Testimonio que marca una generación
Uno de esos testimonios proviene de Toshiko Tanaka, quien el 6 de agosto de 2008 decidió hablar públicamente por primera vez sobre su experiencia como sobreviviente, o "hibakusha", del ataque nuclear de Hiroshima. Tanaka tenía apenas 6 años cuando, a las 8:15 de la mañana de ese fatídico día en 1945, caminaba hacia su escuela en la ciudad.
Durante muchos años, bajo un acuerdo tácito entre los gobiernos de Estados Unidos y Japón, no se alentaba a los sobrevivientes a compartir sus experiencias. "La gente además trataba de mantenerse alejada de los hibakusha por temor a contaminarse", explicó Tanaka en una entrevista en 2022. A pesar de la discriminación, Tanaka sintió que al acercarse a sus 70 años tenía la obligación de relatar lo que vivió. "Una nueva guerra nuclear llevará al fin del mundo", afirmó.
Hoy en día, a sus 83 años, sigue abogando por la paz desde el Hiroshima Peace Media Center. Aunque necesita un bastón para caminar, su voz se alza contra las armas nucleares, un mensaje crucial en tiempos de incertidumbre mundial.
“Una luz enceguecedora”
En 1945, Hiroshima era una ciudad principalmente comercial e industrial con una población de 250,000 habitantes. Las casas de madera y las fábricas vulnerables hacían de la ciudad un blanco fácil.
La mañana del 6 de agosto, mientras Tanaka se dirigía a su escuela, un avión sobrevolaba la ciudad y poco después, una explosión cegadora se desató. La bomba estalló a 580 metros del suelo, y Tanaka, a 2.3 kilómetros del epicentro, sintió el impacto inmediato. “Cuando vi ese destello fue como miles de luces estroboscópicas... No podía entender lo que estaba sucediendo, pero sentía que se me estaba quemando el brazo derecho, la cabeza y el cuello”, recordó.
La devastación en la ciudad fue total. Tanaka regresó a su casa, solo para descubrir que su madre no la reconocía debido a las quemaduras y el estado de su ropa. "Estaba totalmente tiznada con mi ropa hecha harapos", relató. Las calles estaban llenas de destrucción y cuerpos de personas gravemente heridas.
El sufrimiento perdura
El impacto de la bomba no terminó con la explosión. Tanaka cayó en coma durante una semana, con fiebre alta y sin acceso a atención médica, ya que la mayoría de los hospitales habían sido destruidos.
“Cuando desperté, la ciudad seguía cubierta por el humo y el olor horrible de los cadáveres que se incineraban en los patios de las escuelas”, dijo Tanaka. Días después, los sobrevivientes empezaron a experimentar extraños síntomas, como manchas moradas en la piel y caída del cabello, indicios de la radiación que les afectaba.
Una de las tragedias que más marcó a Tanaka fue la muerte de su amiga Sadako Sasaki, quien en su niñez parecía haber salido ilesa de la explosión, pero años después fue diagnosticada con leucemia. "Sadako empezó a plegar mil grullas de papel, esperando curarse", recordó Tanaka. Aunque cumplió su objetivo, falleció a los 12 años, dejando un legado de esperanza que se perpetúa en el Monumento a la paz de los niños en Hiroshima.
Un llamado a la paz
Tanaka, ahora una artista plástica, sigue luchando por un mundo sin armas nucleares. Con la guerra en Ucrania, expresó su preocupación por la posibilidad de que las amenazas nucleares de Rusia desaten otro conflicto. "No han aprendido nada de la historia", lamentó.
Su mensaje de paz se resume en una oración grabada en el monumento a Sadako: “Este es nuestro clamor, esta es nuestra oración: construir un mundo de paz”.
RUBÉN GUILLEMÍ
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.