La diabetes es una enfermedad que se manifiesta cuando los niveles de glucosa en la sangre están demasiado elevados y se llegan a conocer hasta cuatro tipos diferentes: la prediabetes, la tipo 1, la tipo 2 y la gestacional. La más común es la tercera mencionada, ya que se relaciona con los hábitos de vida de las personas.
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Como cualquier otra enfermedad, la manera más segura de ser diagnosticada es a través de una analítica que sea realizada por un especialista. Sin embargo, existen otro tipo de indicios que pueden demostrar que padece de dicha afección.
Este padecimiento llega con una serie de síntomas como la pérdida excesiva de peso, una sensación de sed incontrolable, la visión algo borrosa por momentos y últimamente se le ha añadido un nuevo signo, el color de la lengua.
Según expertos de la Universidad de Harvard, si este órgano se encuentra de una tonalidad rosa claro demuestra que está sano. Otro tipo de pigmento podría llegar a indicar que una persona sufre de alguna enfermedad como la diabetes.
La organización señala que si la lengua tiene un aspecto blanco, con placas o algunas llagas, podría señalar candidiasis bucal, la cual se encuentra estrechamente relacionada con afecciones más fuertes como la diabetes.
Esto se presenta debido a que los niveles demasiado altos de azúcar también se aumentan en la saliva, por lo que expone a los que padecen esta enfermedad al crecimiento del candida albicans, un tipo de hongo que habita en cantidades pequeñas en el cuerpo humano, sobre todo en lugares como la boca, el tracto gastrointestinal o la vagina.
Esta reacción también se puede presentar en la lengua de un tono más amarillento y suele estar demasiado relacionado con un aumento significativo en la glucosa en el organismo, por lo que si usted nota un cambio importante en la tonalidad del órgano muscular, debe contactar con un profesional.
Es importante tener en cuenta que solo una persona especializada es capaz de diagnosticar cualquier tipo de padecimiento en las personas de manera segura y efectiva. Autodiagnosticarse podría llevarlo a tener consecuencias no deseadas en su organismo al realizarse tratamientos a usted mismo sin ninguna aprobación.
ERIKA LUCIA IBAÑEZ GARCIA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO