El arte de utilizar el tiempo como musa: 'El rejoj', la película de 24 horas de duración

hace 2 meses 18

El artista Christian Marclay vio recientemente una obra de teatro en Nueva York después de un largo vuelo desde Europa ese mismo día, y se encontró luchando contra la poderosa necesidad de dormirse.

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“Es terrible”, dijo en una entrevista anterior en Nueva York. “Pero en ‘El Reloj’ sería aceptable. Eso es lo que se supone que debes hacer —dejarte llevar, absorberlo y sentirte parte de esto”.

Tal es la singular naturaleza de la obra maestra del artista suizo-estadounidense, estrenada en Londres en el 2010: el espectador no puede evitar verse implicado en ella y, en cierto sentido, vivirla.

“El Reloj” es una película de 24 horas compuesta por miles de clips de películas y programas de televisión, cada uno de los cuales representa la hora exacta del día en que lo estás viendo. Muchas de las fuentes son famosas, entre ellas 'El Padrino' y 'Los Simpson'. A menudo, la hora se transmite explícitamente, vía, digamos, un reloj en cuadro o un diálogo en el que a un personaje se le hace la más típica de las preguntas, mira su reloj de pulsera y responde; ocasionalmente la hora es implícita, con la pantalla mostrando a una mujer dando vueltas durante una noche sin dormir.

Además de ser en sí mismo un reloj, 'Reloj' es un compendio cultural de nuestros días y costumbres, que retrata cómo la humanidad ha gastado —o imaginado haber gastado— cada hora durante los aproximadamente 100 años de cine que precedieron a su composición.

“Entre las 16:00 y 17:00 horas el transporte es considerable: trenes, autos y aviones”, escribió la novelista Zadie Smith en una reseña del 2011. “Si suena el teléfono después de la 1:00 horas, no esperes buenas noticias. Los relojes cucú, independientemente de cuándo suenen, casi siempre son de mal agüero”.

La proyección de 'El Reloj' en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (que finaliza el 17 de febrero) marca el regreso de la obra a Estados Unidos por primera vez desde el 2016 y por primera vez a Nueva York en casi una docena de años.

La última vez que se proyectó 'El Reloj' en Nueva York, Stuart Comer, curador del MoMA, dijo que las pandemias eran un temor lejano y poco conocido.

Marclay, que cumplirá 70 años en enero, ha experimentado 'El Reloj', y el reloj, de manera diferente según la etapa de su vida. Aunque nació en California, pasó su infancia en Ginebra, la capital internacional de la relojería. Recordó haber habitado veranos “que parecían interminables”.

'El Reloj' es una cápsula del tiempo no sólo de décadas de cine, sino del momento específico de su realización. “En ‘El Reloj’ hay algunos teléfonos plegables, pero eso es todo”, dijo Marclay. “Fue realmente antes de la locura del iPhone. Pero cuando empezamos a proyectarla, la gente lo comparaba con su teléfono, introduciendo ese elemento de tiempo real en el cine”.

En el 2010, YouTube y las redes sociales no habían asumido la saturación que han alcanzado desde entonces. Marclay no está en las redes sociales, pero entiende que quienes sí lo están —es decir, la mayoría de la gente— pueden ver la cinta de manera diferente.

“Los niños que tenían quizás 10 años cuando vieron ‘El Reloj’ con sus padres ahora tienen 20 y han estado usando las redes sociales durante una década”, dijo. “¿Cómo van a identificarse con eso? Es difícil para mí responder, pero esa fragmentación es algo con lo que la gente ahora está bastante familiarizada”.

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