El alimento que puede durar siglos apto para su consumo: desafía los efectos del tiempo y no caduca

hace 1 mes 22

En un mercado cada vez más saturado de productos perecederos, existe un alimento natural que desafía las leyes del tiempo: la miel. Esta sustancia dulce, producida por las abejas a partir del néctar de las flores, tiene la asombrosa capacidad de conservar su pureza, sabor y propiedades durante siglos, superando las condiciones ambientales que descomponen la mayoría de los alimentos.

Para comprender qué hace tan especial a la miel, es necesario entender cómo la descomposición de los alimentos está generalmente influenciada por diversos factores. La acción de microorganismos como bacterias, mohos y levaduras, sumada a los procesos químicos de oxidación y a la actividad de enzimas naturales, acelera la descomposición de los alimentos. Factores como la humedad, la temperatura y la exposición al oxígeno contribuyen a alterar el color, el sabor, la textura e incluso el olor de los productos, hasta convertirlos en no aptos para el consumo.

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La miel es un alimento natural capaz de conservar su pureza, sabor y propiedades durante siglos Foto:iStock

La velocidad con la que un alimento pierde su calidad depende, en gran parte, de su composición química y las condiciones de almacenamiento. Los alimentos ricos en agua, grasas o azúcares simples son los que suelen deteriorarse con mayor rapidez. Por el contrario, los productos secos, con alta concentración de sales o azúcares, o aquellos procesados para eliminar microorganismos y humedad, tienen una vida útil considerablemente más prolongada. Entre estos alimentos de longevidad excepcional, la miel destaca por sus propiedades únicas.

La miel es capaz de mantenerse en perfectas condiciones durante siglos debido a su composición natural. Contiene azúcares, antioxidantes, vitaminas, minerales y compuestos bioactivos que contribuyen a su estabilidad. Uno de los factores más relevantes de su conservación es su baja humedad, lo que dificulta el crecimiento de bacterias y levaduras. Además, su alta acidez genera un entorno hostil para los microorganismos. 

Estos elementos se complementan con la presencia de peróxido de hidrógeno, un compuesto antimicrobiano que las abejas incorporan durante la producción de la miel, lo que refuerza su capacidad para mantenerse intacta.

A su vez, la elevada concentración de azúcares en la miel deshidrata a las bacterias, lo que impide su proliferación. Gracias a estas características, la miel puede conservarse durante siglos sin la necesidad de aditivos artificiales.

¿Cómo almacenar la miel para que mantenga sus propiedades?

Para asegurar que la miel mantenga sus propiedades inalteradas, es fundamental almacenarla adecuadamente. Se recomienda guardarla en un recipiente hermético y conservarla en un lugar fresco y seco, alejado de la luz solar directa. Además, es esencial evitar la exposición a la humedad, ya que esto podría alterar su composición y favorecer la fermentación.

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Versátil en la cocina, mejora el bienestar físico y emocional con su consumo regular. Foto:iStock

Es importante aclarar que la cristalización o el cambio de color en la miel no implica que haya perdido calidad. La cristalización es un proceso natural que puede revertirse fácilmente mediante un suave calentamiento a baño maría, lo que devuelve su textura líquida original. 

En cuanto a la fecha de vencimiento de la miel, esta no debe confundirse con una señal de que el producto se vuelve inseguro después de ese período. La fecha de consumo preferente indicada en los envases responde a regulaciones alimentarias, y su función es señalar que, con el paso del tiempo, pueden ocurrir alteraciones en la textura, el aroma o el color del producto. Sin embargo, si la miel se almacena correctamente, sigue siendo completamente segura para el consumo.

En cuanto a la seguridad alimentaria, es importante señalar que la miel no es apta para niños menores de un año debido al riesgo de esporas de Clostridium botulinum, un microorganismo que el sistema digestivo de los bebés no puede combatir. Sin embargo, en adultos y niños mayores, la miel es un alimento seguro y beneficioso para la salud.

Más allá de su extraordinaria capacidad de conservación, la miel ofrece una amplia gama de beneficios para la salud. Su alto contenido de azúcares naturales la convierte en una fuente rápida de energía, ideal para revitalizar el cuerpo. Además, su riqueza en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios ayuda a proteger las células contra el daño oxidativo y a reducir la inflamación, fortaleciendo así las defensas naturales del organismo.

La miel también es conocida por sus propiedades terapéuticas tradicionales. Se utiliza eficazmente para aliviar la tos y el dolor de garganta, gracias a su capacidad para suavizar las mucosas irritadas. Además, cuando se aplica de forma tópica, favorece la cicatrización de heridas menores debido a sus propiedades antimicrobianas. A su vez, su contenido de prebióticos naturales contribuye al crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino, promoviendo una digestión saludable y un equilibrio adecuado de la microbiota intestinal.

En conclusión, la miel es mucho más que un alimento delicioso. Su resistencia al paso del tiempo y su impresionante lista de beneficios para la salud la convierten en un producto único, capaz de perdurar y mantener su eficacia a lo largo de los siglos. Con el adecuado almacenamiento, este tesoro natural sigue siendo un aliado para la salud y el bienestar humano.

La Nación (Argentina) / GDA

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA) y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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