A tres semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la contienda entre Donald Trump y Kamala Harris sigue luciendo muy apretada.
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En las encuestas nacionales, la actual vicepresidenta sigue apareciendo adelante por entre 1,5 y 3 puntos porcentuales (en promedio) mientras que en los siete estados que definirán la elección las cosas continúan dentro del margen de error (3 en favor de Trump, tres para Harris y uno empatado).
Sin embargo, a lo largo de los últimos días es el expresidente republicano el que parece estar ganando terreno, lo cual tiene a los demócratas en estado de pánico.
Particularmente, por el avance de Trump en dos grupos de la población que son vitales para sus aspiraciones: afros y latinos, de los cuales han dependido los triunfos pasados, tanto de Joe Biden en 2020 como de Barack Obama en 2008 y 2012.
Si bien Harris -y los demócratas- sigue siendo inmensamente favorita entre ambos, los márgenes de ventaja que están mostrando las encuestas se han venido erosionando a tal punto que podrían ser estos los que definan la elección en favor del republicano.
Del 68 por ciento de apoyo que alcanzó Clinton en 2016 y el 62 por ciento de Biden en 2020, la vicepresidenta solo está acumulando actualmente el respaldo del 56 por ciento de los hispanos. Puesto en otros términos, mientras que el margen del 2016 fue del 39 por ciento favorable a los demócratas y 26 por ciento en 2020 ahora está en solo en un 19 por ciento a favor.
Una posibilidad que, además, los tiene perplejos dado la historia de comentarios de posiciones racistas y antiinmigrantes el del expresidente republicano.
De acuerdo con una muestra reciente del New York Times y Sienna College dirigida a medir los favoritismos en estos dos grupos, un 78 por ciento de la población afro votaría por Harris en los próximos comicios. Aunque el número se ve robusto, representa una aguda caída frente al apoyo en pasadas elecciones.
En 2016, Hillary Clinton se llevó el 92 por ciento del voto afro mientras que Biden fue el preferido por el 90 por ciento en 2020. Y Trump ha pasado de obtener solo el 7 por ciento hace 8 años y el 9 por ciento hace cuatro a el 15 por ciento en esta ocasión.
Y el número es aún más grande si solo se tiene en cuenta a los hombres, donde el apoyo por Trump oscila en el 30 por ciento.
Un margen como ese en estados como Georgia, Míchigan y Pensilvania – de los más importantes en este ciclo y donde la población afro es significativa- sería mortal para las aspiraciones de Harris.
La frustración entre los demócratas es grande pues le resulta incomprensible que muchos le quieran dar la oportunidad a una persona que los denigra -como cuando habló de ¨trabajos para negros¨ o que los haitianos, una comunidad afro, se comen a los perros y gatos-. Más aún cuando Harris misma es afroamericana.
Si Trump sostiene esos números cuando se cuenten los votos este 5 de noviembre alcanzaría la mayor votación de afros para un candidato republicano desde los años 60.
Los latinos, el grupo poblacional que vira hacia Trump
En el caso de los latinos, la erosión parece ser aún más aguda. Del 68 por ciento de apoyo que alcanzó Clinton en 2016 y el 62 por ciento de Biden en 2020, la vicepresidenta solo está acumulando actualmente el respaldo del 56 por ciento de los hispanos. Puesto en otros términos, mientras que el margen del 2016 fue del 39 por ciento favorable a los demócratas y 26 por ciento en 2020 ahora está en solo en un 19 por ciento a favor.
De hecho, el respaldo que está recibiendo Trump en este momento de los latinos es el más alto que se registra en la historia moderna. Solo un candidato demócrata -John Kerry en 2004- ha estado recibido un respaldo inferior al 60 por ciento entre los hispanos en los últimos 50 años.
Entre el partido hay igual de sorpresa que con el voto afro dada la retórica del expresidente. Pero la misma encuesta revela que una gran mayoría de ellos -hasta el 70 por ciento- no siente que los comentarios despectivos del expresidente contra los inmigrantes sea contra ellos, así casi todos tengan un origen migratorio reciente y Trump haya dicho en repetidas ocasiones que los recién llegados están “envenenando la sangre” de los estadounidenses.
¿Qué razones dan los expertos sobre el fenómeno?
Las explicaciones que dan los expertos para este desplome del apoyo afro y latino son de varios tintes y varían entre los dos grupos. Pero hay algunos puntos en común.
En primer lugar, entre los hombres particularmente, está el machismo pues muchos no se sienten bien representados por una mujer y tienden a identificarse más con el lenguaje y los modos de Trump.
Pero el que más pesa, especialmente en el contexto actual, es el económico. A pesar de que los indicadores han venido mejorando en los últimos meses, este sector ha sido uno de los más golpeados por la inflación de los últimos tres años.
Un 40 por ciento de los afros e hispanos, por ejemplo, afirma que no se han beneficiado con las políticas del actual gobierno y-o estaban mejor hace 4 años cuando Trump era presidente.
Por décadas han sido el partido preferido entre afros y latinos. Y si bien sus políticas tienden a favorecerlos pues se inclinan por más programas sociales y de asistencia, continúan viviendo en la pobreza y muchos se sienten desilusionados tras años de promesas incumplidas.
Si bien la inflación y aumento del costo de vida fue el resultado directo de la crisis económica que causó la pandemia del Covid-19 y nada indica que con Trump su situación mejoraría -los economistas afirman que pasará todo lo contrario si implementa su plan de elevar tarifas a las importaciones- Biden y Harris, como encargados actuales del gobierno, si pagan por los platos rotos.
“Yo lo único que sé es que hace cuatro años me alcanzaba la plata y ahora me cuesta hasta llenar el tanque de gasolina”, decía Letisha Arnold, una votando de color en Michigan que está pensando votar por Trump.
Así mismo, decía un análisis del Times al respecto, los demócratas enfrentan una percepción negativa que es más estructural. Por décadas han sido el partido preferido entre afros y latinos. Y si bien sus políticas tienden a favorecerlos pues se inclinan por más programas sociales y de asistencia, continúan viviendo en la pobreza y muchos se sienten desilusionados tras años de promesas incumplidas.
Pero también hay otras cosas pesando, entre ellas la desinformación. Muchos de los afros más jóvenes creen que Trump ha prometido entregarle grandes sumas de dinero gratis -como los cheques para el estímulo económico que firmó durante los años de la pandemia-, lo cual no es cierto.
Así mismo, los republicanos han pintado a Harris como una exfiscal que se dedicaba a encarcelar afros de manera indiscriminada cuando ocupó ese cargo en California y que permitió que los inmigrantes les quitarán sus trabajos. De lo cual tampoco hay evidencia pero que ha resonado entre muchos.
En el caso de los latinos, lo económico es aún más persistente. De acuerdo con Lydia Pérez, una votante en Nevada -otro de esos estados indecisos donde la población hispana es alta- un alto porcentaje de la comunidad recuerda una vida mejor bajo Trump.
“No se tomarían una cerveza con él, no comparten muchas de sus ideas y hasta desprecian su actitud. Pero están desesperados porque no les alcanza para vivir. Y esa es una necesidad que supera a todas y borra el estigma que antes existía de votar por él”, sostiene Pérez.
Aunque de la erosión entre latinos y afros ya se venía hablando, las encuestas le pusieron forma al problema. Desde entonces, los demócratas han lanzado un esfuerzo mediático de control de daño y desplegado a sus principales figuras, entre ellos Obama para intentar revertir la tendencia. Sin embargo, a solo tres semanas de las elecciones, algunos creen que no sería suficiente. Amanecerá y veremos.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington