En una franquicia que suele estar dominada por personajes con poderes místicos y batallas épicas con sables de luz, Andor ofrece una perspectiva diferente. En esta serie no hay jedis, ni nostalgia ni pequeños seres verdes con ojos grandes. En su lugar, hay una historia lenta y profunda sobre cómo nacen las rebeliones, no por profecías, sino por personas comunes dispuestas a luchar por lo que creen.
Y al regresar para su segunda y última temporada, ya disponible en Disney+, Andor se atreve a romper moldes. Deja claro que no sigue las reglas establecidas. Aunque originalmente se planeó como una saga de cinco temporadas que cubriría la evolución de Cassian Andor –el espía rebelde que ayuda a robar los planes de la Estrella de la Muerte en Rogue One–, el equipo creativo, encabezado por el escritor y director Tony Gilroy, decidió condensar la historia en dos temporadas llenas de tensión y desarrollo.
La segunda temporada abarca varios años de rebelión a lo largo de 12 episodios divididos en cuatro arcos, cada uno funcionando como una minipelícula de tres episodios. En un enfoque que recuerda más al cine independiente que a una serie de franquicia, Disney+ estrena los episodios en bloques de tres, con saltos temporales de un año entre cada arco, no como un truco, sino como una elección narrativa intencional.
'Andor' ya se puede ver en Disney+. Foto:Lucasfilm Ltd™
Cassian Andor (interpretado por Diego Luna) ya no es el pícaro egoísta de la primera temporada. Ahora es un teniente de confianza de Luthen Rael (Stellan Skarsgård), pero sigue siendo un hombre cansado, atormentado y pragmático, haciendo lo que se debe hacer mientras lucha por sus valores.
Andor no se centra en arcos heroicos, sino en el costo de la resistencia. Muestra cómo destruye a las personas, las reconstruye y las obliga a tomar decisiones brutales y moralmente ambiguas en el camino.
El tono terrenal de Andor es una de sus mayores fortalezas, según Diego Luna, protagonista de la serie. “Estos personajes viven en áreas grises, en donde no hay personas buenas ni malas, solo personas sobreviviendo en tiempos muy oscuros”, declaró.
En esta temporada, el corazón emocional de la historia radica en la relación entre Cassian y Bix (Adria Arjona), una compañera cuya lealtad a la Rebelión comienza a resquebrajarse bajo el peso de lo que exige. Su conexión es cruda, real y madura, un reflejo de que Andor está enfocado en un ángulo diferente a los ya familiares en este universo.
La segunda temporada de 'Andor' cierra la historia. Foto:Lucasfilm Ltd™
En el centro está Tony Gilroy, un guionista que sabe cómo crear tensión sin sacrificar la inteligencia. Gilroy no busca hacer que Star Wars sea más grande, sino más inteligente, político, poético y, en ocasiones, cercano a nuestra realidad.
“Lo construimos prácticamente hace cuatro o cinco años, y la razón por la que acepté el proyecto fue porque me dijeron: ‘Ok, puedes tener este lienzo masivo para trabajar, con todos estos recursos, y con Diego y puedes hacer un estudio definitivo sobre revolución, insurrección y poder autoritario’. Y yo había estado estudiando eso toda mi vida sin tener un lugar donde usarlo”, dijo Tony.
Bajo su dirección, Andor se convierte en una especie de híbrido que se considera ciencia ficción, pero que cambia lo fantástico por lo terrenal, creando una narración de espías mezclado con un drama bélico, con algunas batallas espaciales como complemento.
“Me apasiona este proyecto porque logramos hacer realidad una idea que tuvimos hace seis años: contar una historia muy honesta, muy realista –tan realista como se puede en una galaxia muy lejana–, una historia realista sobre personas que quieren provocar un cambio, ¿sabes qué se necesita para encontrar la fuerza en una comunidad? ¿La fuerza para organizar un movimiento, una rebelión, una revolución? ¿Qué tiene que pasar para que estalle una revolución? Esa era la idea. Y creo que lo logramos”, comentó el actor mexicano, quien también es productor ejecutivo de la serie.
Para Luna, otro factor importante es en esencia, sus hijos. “A veces me cuesta creer que hago parte de esto. Porque lo que más disfruto es poder compartirlo con mis hijos, que ellos se emocionen como yo me emocionaba de niño. Y que ahora me vean ahí, en ese universo. Es algo que no tiene precio”. Por eso es que la conexión de Luna con su personaje es importante, ya que tiene una historia. “Nunca perdí la esperanza ni el amor por esta saga. Solo aprendí a verla desde diferentes ángulos, y ahora la vivo desde dentro. Lo que cambia todo. Pero el niño en mí, ese que se asustaba con Darth Vader y quería un sable de luz láser, todavía está aquí. Y está disfrutando cada segundo de esta aventura”.
Mario Amaya
Para EL TIEMPO
Hollywood, California