Una especie de oruga completamente desconocida hasta ahora fue identificada en las montañas de la isla de Ohalu, en Hawái.
Su comportamiento sorprendió a la comunidad científica por tratarse de un insecto carroñero, carnívoro y con hábitos particularmente macabros.
Bautizada como la “oruga recolectora de huesos”, esta criatura ha sido observada en apenas 62 ocasiones por los investigadores durante más de dos décadas de trabajo de campo en esa región montañosa de la isla más habitada del archipiélago.
El descubrimiento fue presentado este jueves en un artículo publicado por la revista 'Science', en la que los autores detallan el comportamiento único de esta oruga, cuya vida se desarrolla en las redes de arañas ocultas entre árboles y grietas de roca.
Una estrategia basada en la carroña y el camuflaje
a forma en que esta oruga interactúa con su entorno la distingue de otras especies de lepidópteros. Se instala en telarañas cerradas, donde espera pacientemente para alimentarse de insectos muertos, moribundos o incluso de los que hayan sido capturados por las propias arañas.
Además, no descartan el canibalismo como parte de su comportamiento habitual. “Son carroñeras, depredadoras y oportunistas. Viven en telas de araña cerradas, donde consumen insectos debilitados o muertos, incluidas presas de araña escondidas. A veces también se canibalizan entre ellas", indicó Daniel Rubinoff, biólogo de la Universidad de Hawái en Manoa y uno de los autores del estudio.
La apariencia de la oruga también generó fascinación. Su cuerpo está recubierto por fragmentos de presas que ha recolectado meticulosamente. Esta forma de vestimenta parece tener un propósito más allá de lo estético. "Van ataviadas con los restos de sus presas", afirman los investigadores.
Su rareza y aislamiento la hacen vulnerable a la pérdida de hábitat y a especies invasoras. Foto:AP.
Decora su refugio con restos de insectos
Otra de las características llamativas de esta especie es la forma en que construye y personaliza su refugio. Utiliza una caja de seda portátil que no solo le sirve de protección, sino también de camuflaje.
En ella adhiere piezas corporales de otros insectos, no para alimentarse de ellas, sino para decorar. Los expertos explican que este comportamiento incluye la selección, medición y ajuste minucioso de los restos para integrarlos a su estructura de seda. Se cree que este camuflaje les permite evitar ser detectadas por las arañas que comparten su entorno.
Un linaje antiguo en peligro
La “oruga recolectora de huesos” pertenece al género Hyposmocoma, un grupo de polillas exclusivo de Hawái, conocido por su diversidad y su evolución independiente.
Los investigadores destacan que esta especie probablemente lleva existiendo unos cinco millones de años más que la isla hawaiana más antigua, aunque actualmente sólo habita un área reducida de 15 kilómetros cuadrados en la isla de Ohalu.
Este tipo de adaptaciones tan inusuales se explican por el aislamiento geográfico del archipiélago, que ha dado origen a una biodiversidad única en el mundo.
Entre estas especies se encuentran otros lepidópteros carnívoros como el gusano pulgar hawaiano (Eupithecia spp). Aun así, el fenómeno es sumamente raro: las orugas depredadoras constituyen apenas el 0,1 % de las cerca de 200.000 especies de mariposas y polillas identificadas a nivel mundial.
Una supervivencia que depende de la conservación
Los científicos advierten que esta especie, como otras polillas endémicas, enfrenta riesgos serios por la pérdida de hábitat y la introducción de especies invasoras. Su capacidad para adaptarse incluso a arañas no autóctonas no es suficiente para garantizar su continuidad. Según Rubinoff, las orugas de este género "se han adaptado al uso de arañas hospedadoras no autóctonas".
Frente a estas amenazas, los expertos son enfáticos: "Sin esfuerzos de conservación específicos, las orugas recolectoras de huesos, últimas representantes vivas de un antiguo linaje de orugas carnívoras recolectoras, podrían desaparecer silenciosamente".
EFE.
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Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de EFE, y contó con la revisión de la periodista y un editor.