Darío Gómez, el 'rey del despecho', tiene su serie. La pagó y emite Prime. En enero la veremos en RCN.
Conforme a los criterios de
Gabriel Linares es un amigo que se las sabe todas sobre el universo cafetero del despecho y esto me dijo de la serie:
“La historia es muy adictiva, emocionante, colorida, con buena fotografía y diálogos bien armados, bien compuestos. Atrapa porque no es solo Darío, sino que habla de brujería (lástima que la bruja sea la mala), amantes, misterios y tragedias.
Parece un musical criollo paisa porque la historia está bien sazonada con música de guitarras. Me tiene enganchado porque me gusta la música.
Las actuaciones aunque muy exageradas, tienen mucho condimento. Creo que se les fue la sal en el hablado, pero a unos nos gusta salado. Siempre que termino de ver se me sube el acento paisa. Bacano que ubiquen con los textos los lugares donde pasa la historia.
Está muy chévere que en cada capítulo hay refranes como estos que me gustaron: Agua pasada no mueve molino, El que quiere dar no pregunta, La vida está mal barajada, Hasta pa´ remedio.
Eso sí sobran los efectos especiales y transiciones porque poco o nada aportan al relato. Y mala maña esa del departamento de arte de “arreglar” las locaciones que no necesitan que les hagan nada como el cafetín El Mercantil”.
Y esto digo yo: La vida de Darío Gómez es muy colombiche. Saliendo de lo rural y contra toda adversidad construye una vida de éxitos y con el amorcito al lado. Una historia bucólica en los modos de ser amorosos pero torpes de lo rural. El relato arranca con todo: el protagonista mata “accidentalmente” a su padre. Ay Dios mío. Y a su vez conoce al amor de su vida. ¡Qué bonito!
Atrae esa filosofía que inmortalizó con eso de que “Nadie es eterno en el mundo, ni teniendo un corazón que tanto siente y suspira por la vida y el amor. Todo lo acaban los años. Dime ¿qué te llevas tú? si con el tiempo no queda ni la tumba, ni la cruz”. Todo un manifiesto de la sobrevivencia en que vivimos y de la futilidad de estas vidas que nos tocó en destino.
Darío se expresa en su éxito sobreviviré que fue una adaptación de I will survive de Gloria Gaynor pero en modo “despecho” que dice así “Y viviré, porque otro amor llegó con fuerza para amar. Y en mi anhelo de vivir, tengo mucho que entregar, lo has de saber que no haces falta, sin ti, sobreviviré”.
Eso del despecho nos marca el corazón macho nacional, ya que somos ese sentimiento que se expresa musicalmente donde los hombres sufrimos, lloramos, rogamos y terminamos siendo unos arrogantes que le cantan a las ellas que no nos pondrá superar. Y en eso Darío Gómez es su rey.
La historia no tiene pierde. Está bien contada y realizada. Lástima el exagere del acento y de las sobre actuaciones. Pero como Darío Gómez, sobrevivirá.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión
orincon61@hotmail.com