¿Cuántas horas al día es saludable usar el teléfono? Expertos en ojos, piel y mente responden

hace 2 meses 33

El celular se ha convertido en una herramienta que se usa desde el momento en que suena la alarma hasta justo antes de dormir. Antes de salir de la cama, muchas personas ya están deslizando el dedo por la pantalla, revisando mensajes y explorando redes sociales sin notar que han transcurrido más de 20 minutos.

Durante el día, el teléfono está presente en la alimentación, el trabajo, el tiempo con amigos y hasta en los momentos de descanso. Esta conexión constante plantea interrogantes sobre sus efectos en la salud y el tiempo ideal de uso.

¿Existe un límite recomendado para el uso del celular?

El impacto del tiempo frente a la pantalla ha sido objeto de análisis en el ámbito de la salud. Según Juan José Soza, psicólogo y docente de Continental Florida University, más que una cantidad fija de horas, lo importante es evaluar cómo se emplea el dispositivo y su efecto en la rutina diaria. No obstante, entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomiendan que los niños menores de 2 años no usen pantallas y que aquellos entre 3 y 5 años las utilicen por un máximo de una hora diaria con supervisión y contenido educativo.

Para niños y adolescentes entre 6 y 18 años, el tiempo de entretenimiento con el celular no debería superar las 2 horas al día, garantizando que no reemplace actividades esenciales como el ejercicio, la interacción social y el descanso. En el caso de jóvenes de 18 a 25 años, el médico neurólogo y docente de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), Néstor Ríos Vigil, mencionó que pueden llegar hasta 4 horas, mientras que en adultos mayores de 25 años el límite saludable sería de 5 horas diarias.

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La luz azul del celular puede reducir la producción de melatonina y afectar el descanso.
Foto:iStock

¿Cómo influye el celular en la mente y las emociones?

El tiempo prolongado frente a la pantalla responde a diversas necesidades psicológicas, como la búsqueda de validación, la interacción social y la estimulación mental. Según Soza, reducir el uso del celular no es sencillo, ya que muchas plataformas están diseñadas para retener la atención del usuario. Además, se convierte en un recurso para afrontar el aburrimiento o el estrés, reforzando su uso frecuente.

“El celular deja de ser una herramienta funcional cuando comienza a interferir con la vida diaria, generando estrés o agotamiento mental. Esto sucede cuando sentimos la necesidad constante de revisarlo o cuando interrumpe nuestras interacciones cara a cara. Sin duda, uno de los principales factores que refuerzan esta dependencia es el sistema de recompensas del cerebro: cada notificación, “me gusta” o nuevo mensaje activa la liberación de dopamina, consolidando el hábito. Este refuerzo intermitente, similar al que ocurre en otras conductas adictivas como el juego compulsivo, puede derivar en un uso descontrolado del dispositivo, afectando la capacidad de concentración y aumentando la sensación de ansiedad cuando el teléfono no está disponible”, indica.

La conexión permanente también genera presión por responder mensajes de inmediato y mantenerse actualizado en redes sociales. Este fenómeno, llamado nomofobia, refleja la ansiedad que sienten algunas personas al estar lejos del celular. Aunque facilita la comunicación, su uso excesivo puede provocar aislamiento al reducir la interacción cara a cara.

Las relaciones personales también pueden verse afectadas. Un ejemplo de ello es el “phubbing”, que ocurre cuando alguien ignora a otra persona por estar pendiente del celular. “El uso prolongado del celular puede afectar la calidad de nuestras relaciones y nuestra conexión con los demás”, indicó el experto de Continental Florida University.

¿Qué sucede en el cerebro con el uso prolongado del celular?

La estimulación constante del cerebro a través del celular genera efectos en diversas funciones cognitivas. Según Oswaldo Cachay, neurólogo de la Clínica Internacional, el uso frecuente del dispositivo provoca descargas de dopamina que activan circuitos de adicción, manteniendo el cerebro en alerta sin descanso.

“La exposición prolongada a la luz azul puede interferir en la producción de melatonina, hormona clave para regular el sueño. La luz emitida por los dispositivos inhibe la actividad de la glándula pineal, alterando los ciclos de descanso incluso si la persona duerme las horas recomendadas. Como consecuencia, se acortan las fases de sueño REM y no REM, lo que repercute en el rendimiento diurno y aumenta la dependencia del celular”, señala.

El acceso rápido a la información también reduce el esfuerzo mental, afectando la capacidad de concentración y almacenamiento de datos. En niños, el neurólogo de la Universidad San Ignacio de Loyola advirtió que la exposición temprana a pantallas puede interferir con el desarrollo del pensamiento abstracto y aumentar la predisposición a enfermedades neurológicas de tipo degenerativo.

¿Cómo impacta el celular en la salud visual?

El uso prolongado del celular puede provocar fatiga visual, sequedad ocular y dificultad para enfocar. En niños y adolescentes, cuyo sistema visual aún está en desarrollo, el riesgo de miopía es mayor. María Zúñiga, oftalmóloga de la Clínica Ricardo Palma, mencionó que cuanto más joven es un niño, mayor es el riesgo de desarrollar este problema por el uso excesivo de pantallas.

La oftalmóloga Valentina Gracia, de la Clínica OftalmoMedic, explicó que quienes presentan molestias oculares pueden experimentar:

  • Ojos cansados.
  • Sensación de arenilla.
  • Picazón.
  • Dolor de cabeza.
  • Visión borrosa.
  • Problemas para enfocar entre distancias cercanas y lejanas.

Además, la reducción del parpadeo mientras se usa el celular provoca sequedad ocular. “Cuando estamos observando algo con mucha atención, reducimos la frecuencia del parpadeo, que naturalmente debería ocurrir cada 5 o 6 segundos. Esto provoca que la superficie ocular no se lubrique lo suficiente, generando sequedad, irritación y enrojecimiento”, explicó Zúñiga.

¿El celular puede afectar la piel?

El contacto frecuente con el teléfono puede generar problemas cutáneos. La dermatóloga Amy Kassouf, de Cleveland Clinic, mencionó que la acumulación de bacterias en la superficie del dispositivo puede obstruir los poros y causar acné. Además, el calor del celular puede estimular la producción de sebo, lo que incrementa la inflamación en la piel.

La luz azul también impacta en la salud cutánea. Según Guichell Revilla Robinson, dermatóloga del Círculo Dermatológico del Perú, su exposición prolongada contribuye al envejecimiento prematuro, ya que degrada el colágeno y la elastina.

“La piel joven se regenera con mayor rapidez y cuenta con una barrera cutánea más fuerte, lo que la hace más resistente al envejecimiento causado por la luz azul. Además, su producción de colágeno y elastina es más eficiente. Sin embargo, la exposición constante a esta luz puede tener un efecto acumulativo que acelere el envejecimiento cutáneo con el tiempo. En cambio, la piel madura, al producir menos colágeno y elastina de forma natural, es más vulnerable a estos efectos”, indica.

Adicción al celular

El exceso de pantalla afecta el sueño, la concentración y puede generar dependencia al celular. Foto:iStock

¿Cómo reducir el impacto del celular en la salud?

Los especialistas recomiendan aplicar estas estrategias:

Establecer momentos sin pantalla:

  • Definir horarios específicos para su uso.
  • Aplicar la regla del “detox digital”.
  • Priorizar el contacto cara a cara sobre la comunicación virtual.

Proteger la salud visual:

  • Aplicar la regla 20-20-20.
  • Mantener una distancia adecuada de la pantalla.
  • Usar filtros de luz azul y ajustar el brillo del dispositivo.

Fomentar actividades fuera de la pantalla:

  • Realizar ejercicio, lectura o actividades recreativas.
  • Pasar más tiempo al aire libre.

Higienizar el celular:

  • Limpiar la pantalla regularmente.
  • Usar manos libres para reducir el contacto con la piel.

Establecer límites y hábitos adecuados con el celular puede ayudar a minimizar su impacto en la salud y mejorar la calidad de vida.

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El Comercio (Perú) / GDA

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.

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